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Acuerdo UE-Ecuador: libre comercio y sus bemoles

Mirra Banchón
20 de diciembre de 2016

Con la aprobación parlamentaria en Quito, nada se opone ya a la adhesión de Ecuador al acuerdo que existe entre la UE, Colombia y Perú. Sobre este acuerdo de libre comercio, desde Bruselas, DW recogió opiniones.

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Imagen: picture-alliance/dpa/O. Hoslet

Con la ratificación por parte de la Asamblea Nacional de la adhesión de Ecuador al Acuerdo Comercial Multipartes entre la Unión Europea (UE) y Colombia/Perú este martes (20.12.2016) se cierra un largo y singular proceso de negociaciones. El acuerdo que, después de últimos trámites de registro, entrará en vigor el 1 de enero de 2017 y permitirá, entre otras cosas, que los productos del país andino sigan accediendo sin aranceles al mercado europeo, a donde destina actualmente el 23 por ciento de sus exportaciones no petroleras.

Habiendo logrado en último minuto una salvaguarda para proteger el banano europeo (de las regiones ultra periféricas y de las Islas Canarias), para la UE este acuerdo, su segundo regional en América Latina, representa sólo cosas buenas: mayor seguridad para sus inversiones (el 26 por ciento de la inversión directa de Ecuador) y, como en el caso de Colombia y Perú, un incremento sensible de sus exportaciones.

Efectos buenos

Según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el efecto del acuerdo será un incremento del 1,6 por ciento de su producto interno bruto para el período 2016-2020, un incremento de la inversión en un 2 por ciento y de un 3 por ciento en el consumo.

Symbolbild EU Kolumbien Ecuador Peru

"Este primer acuerdo de libre comercio entre Ecuador y economías más desarrolladas, le permitirá integrarse a la cadena internacional", decía durante la aprobación del mismo en Estrasburgo (15.12.2016) Cecilia Malström, Comisaria europea de Comercio.

Por su parte, Ramón Jáuregui, copresidente de la Asamblea Parlamentaria Europea-Latinoamericana, subrayaba lo mucho que este acuerdo aporta para intensificar las relaciones con América Latina y que "con este acuerdo hacemos un gran favor a Ecuador". 

El  favor

El fuerte impacto del sismo de abril y el saber que el país seguirá estando amenazado por su actividad sísmica (como lo prueba el terremoto del 19.12.) se suman a la fragilidad de la economía del país por la baja de los precios de las materias primas y su sistema dolarizado.

"El dólar representa un desafío que Ecuador no puede gerenciar", recordaba en la Eurocámara el eurodiputado alemán Helmut Scholz, encargado de llevar por la instancias parlamentarias europeas tanto la aprobación del acuerdo como, antes, la prolongación temporal del acceso preferencial de los productos de Ecuador al mercado único.

Si en 2009 tanto Ecuador como Bolivia abandonaron las negociaciones para un acuerdo entre bloques -por motivos tanto ideológicos como prácticos-, la inminente pérdida del acceso preferencial a partir del 1 de enero de 2015 (por contar desde el 2014 como país de renta media) llevó a Quito a tocar otra vez a la puerta del acuerdo de libre comercio con la UE. Para no golpear su economía, excepcional y urgentemente se prolongó el acceso preferencial a sus productos (flores, camarones, bananos) hasta el 31 de diciembre de 2016.

Efectos malos

Así las cosas, después del tira y afloja, Ecuador acabó firmando, con mínimas diferencias, el mismo acuerdo que entró en vigor en agosto de 2013 para Colombia y en marzo de 2013 para Perú. El hecho de que a tres años se puedan ya sacar balances de los efectos de estos acuerdos nutre en parte las dudas y los temores de ciertos sectores de la población, que ponen desde ya sus barbas en remojo.

Según diversos especialistas, atendiendo al impacto que el TLC ha tenido en Colombia y Perú, el acuerdo podría suponer fuertes impactos para los pequeños ganaderos y agricultores, flexibilización de normas ambientales para facilitar la extracción minera, reducción de estándares laborales para incrementar la agroexportación y también el fenómeno del acaparamiento de tierras.

¿Barbas en remojo?

Según el informe de la Comisión Europea, desde 2013 1.133 nuevas empresas peruanas exportaron a la UE, un 38 por ciento provienen del sector agrícola, y el 98 por ciento de ellas son pequeñas y medianas empresas. Uno de los productos estrella de Perú es el espárrago.

"Su producción requiere mucha agua en la desértica costa peruana y deja sin agua a las poblaciones. El régimen laboral especial que se aprobó 'temporalmente' para facilitar la agroexportación se ha ido prolongando. En ese régimen -donde laboran especialmente mujeres- no hay planillas, ni vacaciones, ni derechos maternales", ejemplifica para DW Ana Romero, coordinadora de RedGe, una plataforma de organizaciones de la sociedad civil. Ésta estuvo presente en el encuentro que, cada año, tiene que ser organizado para hacer balance de los impactos ambientales, laborales y de desarrollo del Acuerdo Comercial Multipartes.

Para el caso de Colombia, según el informe de septiembre de 2016 del Transnational Institute, la importación de calzado europeo ha aumentado en un 52 por ciento y la de productos derivados del café en un 404 por ciento, mientras sus exportaciones disminuyeron en un 48 por ciento y 2 por ciento respectivamente.

Handelsabkommen EU Ecuador
Imagen: picture-alliance/dpa

En el sector agropecuario, "las exportaciones de otros productos agropecuarios" se incrementaron en un 22 por ciento mientras que las importaciones lo hicieron en un 102 por ciento", algo que, según consta en el informe, llevó a las protestas de organizaciones campesinas en mayo de 2016.

El trabajo apenas comienza

Por ello, consciente de los desafíos que plantea este acuerdo, el propio Scholz advierte que será necesario mejorarlo, teniendo en cuenta la frágil situación de los campesinos y el impacto ecológico. Por su parte, el eurodiputado alemán Bernd Lange, presidente de la Comisión de Comercio, recuerda la "Hoja de Ruta" para mejorar los derechos humanos en Colombia y Perú y anuncia que hay un plan para mejorar el derecho ambiental y laboral en Ecuador.

Por su parte, Christian Ghymers, profesor de economía del ICHEC Brussels Management School y ex asesor económico de la Comisión Europea, explica a DW: "El acuerdo, a priori, es positivo para Ecuador, dado que permitirá una integración mayor a nivel regional y mundial. El proteccionismo ya no funciona porque en materia de comercio internacional, el libre comercio depende de la coherencia de las políticas internas".