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¿Éxito contra la pandemia? “En Italia aprendimos la lección”

1 de octubre de 2020

Italia es uno de los países en Europa con más muertes por la pandemia. Pero ahora que los números están aumentando de nuevo en el resto de Europa, el país parece estar manejando bastante bien el riesgo. DW visitó Milán.

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La italiana Fatima Negrini superó el coronavirus con 108 años de edad, asintomática.
La italiana Fatima Negrini superó el coronavirus con 108 años de edad, asintomática.Imagen: Bernd Riegert/DW

Fatima Negrini nació en 1912, dos años antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial. "En realidad siempre fui una mujer saludable y fuerte", dice hoy, tres meses después de cumplir 108 años de edad, en la residencia para personas de la tercera edad de San Faustino, en Milán. En abril, la anciana dio positivo de COVID-19. En mayo una segunda prueba de coronavirus dio negativa. Fátima Negrini sobrevivió a la enfermedad que ha matado a 38.000 de sus compatriotas, hasta ahora. "Mi familia también está bien", se alegra la bisabuela. Sus tres hijos ya tienen 89, 88 y 79 años.

Lecciones que dejó la cuarentena

Italia pasó por un duro cierre. "Fue horrible", recuerda Fátima, porque no se le permitió a su familia visitarla. Hoy, las medidas se relajaron. La gente puede moverse libremente. Las mascarillas sólo son obligatorias dentro de edificios. Afuera, sólo deben usarse entre las 6 p.m. y 6 a.m. en las plazas más concurridas. En el restaurante, la fiebre se mide antes de entrar. Sin embargo, los nombres y números de teléfono de los huéspedes no se registran, como en Alemania u Holanda, por ejemplo.

La tasa de infección en Italia es relativamente baja, a diferencia de la de Francia o España, y no aumenta tan rápidamente como en otros países europeos. Este 30 de septiembre, el número de nuevas infecciones por día fue de 1851. Los hospitales no están sobrecargados. Sólo unos pocos pacientes están en cuidados intensivos. La tasa de mortalidad por COVID-19 es baja.

¿Por qué? La muerte nos dejó la lección

Según Maria Rita Gismondo, directora del laboratorio COVID del hospital universitario Sacco de Milán, los altos índices de mortalidad al principio de la pandemia en marzo y abril fueron una lección para los italianos. "Nos tomó un mes entender lo que estaba pasando y cómo se estaba propagando el virus", dice a DW. "El impacto psicológico es muy importante. En la primera fase había pánico a la infección. Los contactos personales fueron totalmente cortados. Hoy, la gente se siente mejor y más segura, porque ahora sabemos que la situación puede ser controlada".

Mientras tanto, según la viróloga Gismondi, se han desarrollado mejores métodos de tratamiento y se hacen muchas más pruebas rutinarias. Mientras en abril 120 pacientes seguían en cuidados intensivos en el Hospital Universitario, ahora allí sólo hay cinco.

La virologa Maria Rita Gismondo, directora del laboratorio COVID del hospital universitario Sacco de Milán
La virologa Maria Rita Gismondo, directora del laboratorio COVID del hospital universitario Sacco de MilánImagen: Bernd Riegert/DW

"Como un tsunami"

Usamos mascarilla, nos lavamos las manos, mantenemos la distancia. "Los italianos se toman las precauciones en serio. Por eso estamos relativamente bien en este momento". De hecho, mucha gente en Milán usa mascarilla, aunque no es obligatorio. Hay pocas fiestas nocturnas de jóvenes y estudiantes. La famosa plaza frente a la Basílica de San Lorenzo está controlada por la policía. También en la gran plaza frente a la catedral de Milán sólo se reúnen pequeños grupos por la noche. También aquí, la Policía está presente.

"Sabemos que podemos lograrlo si nos atenemos a las reglas", dice a DW la paramédica Vanda Gatti cuando se le pregunta por qué el número de infecciones crece tan lentamente, al menos en el norte de Italia. "Tuvimos una experiencia traumática. La mayoría de los italianos aprendieron la lección y ahora prestan más atención a los demás", subraya. Vanda Gatti espera que Italia se salve de una segunda ola de la pandemia. Pero también tiene sus dudas, porque en el sur se vive de manera mucho más despreocupada que en Lombardía, donde se registró la mitad de las muertes por COVID-19 en toda Italia.

El principal cementerio de la ciudad, no muy lejos del hospital universitario, es un recordatorio constante de esos fallecimientos. Allí, en el "Campo 87", en marzo y abril, se enterraba apresuradamente a las personas cuyos parientes no se identificaban, o no podían organizar un funeral debido a su propia infección o a las restricciones de cuarentena. 125 tumbas yacen aquí en largas filas, con lápidas blancas y uniformes. La ley italiana sobre epidemias estipula que los restos humanos solo pueden ser cambiados de tumba dentro de dos años. La ciudad de Milán está considerando erigir monumento a las víctimas de la pandemia.

Hacemos todo para evitar un segundo cierre

Las autoridades italianas están dispuestas a evitar un segundo cierre con drásticas restricciones personales y una economía cerrada. Las escuelas también deben permanecer abiertas.

Ahora, a los establecimientos educacionales se los equipará con pruebas rápidas, cuyos resultados están disponibles en sólo 15 minutos. Esto es para evitar tener que poner en cuarentena a grupos enteros, profesores y sus familias. "Un nuevo encierro significaría tener que hacer deberes todo el día", dice a DW Matteo di Mauro Morandi, de diez años. Su hermana, Vittoria, se alegra de poder hacer otras cosas: "Hemos redescubierto la bici y el juego al aire libre”.

(jov/cp)