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Sociedad

ZonaDocu - La paz sangrienta en Colombia

26 de mayo de 2018

La guerra civil en Colombia duró más de 50 años. En 2016, el ejército revolucionario de las FARC depuso las armas, poniendo así formalmente fin a la guerra. Mientras las FARC actúan hoy en día como un partido político, la violencia en el país persiste: Se da caza a los excomandantes de las FARC, se ha incrementado el cultivo de drogas y las atrocidades de la guerra están lejos de ser superadas.

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En septiembre de 2017, el ex ejército guerrillero de las FARC celebró su debut como partido político de izquierda: Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc). Para unos las FARC encarnan la lucha por una causa justa, otros las relacionan con el sufrimiento y la muerte. La guerra dejó unos 220.000 muertos. Miles de colombianos secuestrados por las FARC quedaron traumatizados. Como venganza por los crímenes cometidos por las FARC, más de 20 de sus ex comandantes de guerrilla han sido asesinados en los últimos años. "La guerra ya se ha cobrado sus víctimas, por lo que es necesario volver a la paz", dice el exguerrillero de las FARC Omar Jiménez. Los activistas de derechos humanos y los alcaldes de poblados remotos experimentan diariamente que la paz aún no les ofrece una seguridad real. Erlendy Cuero habla de su hermano Bernardo Cuero, quien luchó por los derechos de la minoría afrocolombiana a pesar de ser amenazado por ello constantemente. Unos días antes de ser asesinado, su hermano había pedido protección a las autoridades. Pero no sirvió de nada. "Nosotros, los activistas de derechos humanos, estamos convencidos que el número de asesinatos de activistas y alcaldes ha aumentado desde el acuerdo de paz", dice Erlendy Cuero. Ariel Ávila de la Fundación Paz y Reconciliación confirma estas observaciones. En Colombia, en promedio, cada cuatro días muere asesinado un activista de derechos humanos o un alcalde. Los crímenes siguen el mismo patrón: las víctimas son activistas que luchan contra la explotación de los recursos naturales de sus comunidades o contra el robo de tierras por parte de grupos paramilitares. También el cultivo y el comercio de la coca aumentaron desde el acuerdo de paz y, por consiguiente, el poder de los cárteles de droga. Antes, en las áreas controladas por las FARC, una parte de la tierra se destinaba al cultivo de alimentos para los miembros de la guerrilla. Hoy en día los campesinos ya no siguen este principio ya que el cultivo de coca es mucho más rentable. Colombia no llega a calmarse, la paz es frágil.