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Un oscuro capítulo de la historia alemana

29 de septiembre de 2016

Hace 75 años, tuvo lugar en el barranco de Babi Yar, en Ucrania, la mayor ejecución en masa de la Segunda Guerra Mundial. Deutsche Welle habló con Vasili Mijailovski, uno de los supervivientes de la masacre.

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Ukraine Gedenken an Massaker von Babi Jar
Imagen: picture-alliance/AP Photo/S. Chuzavkov

 Vasili Mijailovski aún recuerda con claridad aquel día de finales de septiembre de 1941. Tenía cuatro años cuando, en el Kiev ocupado por los alemanes, aparecieron comunicados exigiendo a todos los judíos concentrarse en un determinado lugar en las afueras de la ciudad. Era un día soleado de un otoño dorado. Mijailovski recuerda que "muchas personas emprendieron el camino portando en carros todas sus pertenencias".

De camino hacia el barranco

Vasili se dirigió hacia allí con su niñera, Nadja. Su madre murió poco después de nacer él. A su padre lo detuvieron los alemanes por ser soldado del Ejército Rojo, aunque después huyó. Cuando volvía hacia Kiev, murió tras ser baleado. El administrador de la casa le pidió a Nadja que "llevara al niño judío a Babi Yar”. Al día siguiente, ambos partieron hacia el barranco, situado a unos siete kilómetros, junto con muchos otros miles de personas.

"Yo estaba muy contento, porque pensaba que se trataba de una manifestación como la del festivo primero de mayo o la del día de la revolución”, relata Mijailovski a Deutsche Welle. "Le dije a Nadja: ‘Cómprame un globo o un banderín'. Pero aquello no era un día festivo”.

"Nos empujaban como si fuésemos ganado"

Muy al contrario, lo que allí tuvo lugar fue la mayor ejecución en masa de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. En solo dos días, casi 34.000 judíos fueron asesinados en Babi Yar. Cuando Nadja, Vasili y el resto de la multitud se iban aproximando hacia el barranco, los soldados los obligaban a dirigirse hacia la zona de la muerte. "Los golpeaban y los empujaban con las culatas de sus rifles, los obligaban a moverse como si fueran ganado”, relata Mijailovski. "En algún momento, llegamos a una especie de barrera”, prosigue el superviviente, que aún recuerda cómo Nadja mostró su pasaporte a los policías y les dijo: "Soy ucraniana, soy ucraniana”. Uno de los vigilantes le mostró un pequeño pasillo y le dijo: "Vete allí con el niño”. Mientras esperaban allí, podían escuchar lo que pasaba con las otras personas: "Los oíamos gritar y llorar, pero el ruido de los aviones que sobrevolaban la zona tapaba aquellos sonidos”, dice Mijailovski y añade: "En algún lugar también se tocaba música”.

Ukraine Überlebender von Babyn Jar Vasily Mikhailovsky
Vasili Mijailovski cuando contaba con cuatro años de edad. Su niñera lo acompañó hasta Babi Yar. Imagen: privat

Monumentos polémicos

Durante décadas, lo que ocurrió en el barranco de Babi Yar no se reflejó en la historia oficial de Ucrania. Al principio, las autoridades soviéticas se negaron a reconocer la masacre. Cuando finalmente erigieron un monumento, que consistía en una imponente escultura de bronce con las figuras retorcidas por el dolor, las víctimas fueron descritas sencillamente como "ciudadanos soviéticos”. 

Tras el colapso de la Unión Soviética, grupos judíos erigieron un sencillo monumento algo más alejado del barranco. Tras la independencia del país, el Gobierno de Kiev comenzó a conmemorar el suceso con ceremonias oficiales. Con motivo del 75 aniversario de la masacre, las autoridades ucranianas y la comunidad internacional recuerdan a las víctimas con un programa que incluye conferencias, proyección de películas, conciertos y exposiciones. El presidente alemán, Joachim Gauck, tomará parte en la ceremonia final. Organizaciones judías quieren construir cerca del lugar un gran museo del Holocausto.

Organización de Nacionalistas Ucranianos

El recuerdo de aquella oscura historia también tiene su potencial conflictivo, puesto que los judíos no fueron los únicos que fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial en Babi Yar. Entre las víctimas que hubo a lo largo de toda la guerra, también se encuentran gitanos, prisioneros de guerra soviéticos, así como enfermos físicos y psíquicos. Sin embargo, la inmensa mayoría tenía origen judío. Algunos observadores temen que, si se enfatiza el carácter multiétnico de la masacre, pueda quedar minimizado el papel de Babi Yar como uno de los principales hitos del Holocausto.

Otra dificultad reside en el hecho de que algunos grupos nacionalistas de Ucrania quieren conmemorar a víctimas que tuvieron un rol polémico durante el "Tercer Reich”. Los nazis también asesinaron en Babi Yar a miembros de la "Organización de Nacionalistas Ucranianos”.  Hay importantes historiadores occidentales que culpan a este movimiento de haber contribuido a que se produjera el Holocausto. "Hay que utilizar este momento de recuerdo para propiciar un amplio debate sobre el Holocausto, el odio racial y sus peligros”, dice Adrian Karatnicki, codirector del Lugar de Encuentro de los Judíos Ucranianos. "Se trata de honrar a los muertos, pero también de enseñar a los vivos”, continúa. 

Vivir con el pasado

Vasili Mijailovski es uno de los tres supervivientes de Babi Yar que aún hoy están con vida. Cuando escapó del horror, Nadja lo encontró en un orfanato que había logrado esconder a varios niños judíos. Vasili fue adoptado por una familia. Su padre adoptivo salvó durante la guerra la vida de dos mujeres judías: su mujer actual y su suegra. Mijailovski vive en el apartamento de su familia, a cien metros de la calle donde Nadja, él y muchos otros emprendieron camino hacia Babi Yar.

Pero ya no piensa en aquello. Le preocupa mucho más el destino de las personas en el este de Ucrania, sobre todo el de los niños que, como él hace 75 años, se ven afectados por la guerra. "¿Qué sucede con estos pequeños? Sobre todo, con aquellos que han perdido a sus padres”, se pregunta. "Es tremendo ser huérfano, nadie puede imaginarse lo horrible que es”.