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Fondos para la selva

1 de octubre de 2013

En el norte de Costa Rica, Leo Pröstler opera plantaciones de árboles tropicales, produciendo madera para muebles. Su sorprendente lema: Esto no es sólo ecológico sino que también mejora los suelos, el agua y aire.

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Imagen: Bauminvest

Global Ideas: Sr. Pröstler, Ud. tiene un extenso currículum, es un ingeniero que inicialmente se dedicó a la venta de plantas de acero, luego trabajó como director del Öko-Institut en Friburgo. En 1987, fundó la compañía Waschbär Umweltversand que vende una amplia gama de productos ecológicos por catálogo. Finalmente, fundó BaumInvest. ¿Qué lo impulsó a hacer todo esto?

Leo Pröstler: La primera idea la tuve en 1994. La compañía Waschbär Umweltversand GmbH tenía un consumo muy alto de papel sobre todo por los catálogos que llenaban muchos camiones de papel al año. Entonces, tuve la idea de compensar este consumo mediante la creación de un proyecto ecológico. No quería hacerlo a través de donaciones. De ahí que decidí crear un sistema de crédito para invertir en proyectos ecológicos en Costa Rica. Los intereses se pagaban en plántulas. Ese fue el comienzo. Más tarde el 2007 fundé la compañía Querdenker GmbH y con ella aparecieron los primeros fondos de inversión para el proyecto de los árboles de BaumInvest.

¿Cómo funciona el proyecto con estos fondos?

Empresas privadas e individuos particulares invierten dinero por un período de 24 años. Con estos fondos, primero compramos en el norte de Costa Rica terrenos que antes sirvieron de pastizales y también plantaciones de coco y de ahí empezamos a reforestarlos. Estamos plantando teca, caoba, roble coral, ceibo, almendro y otros árboles nativos. Una vez que los árboles crezcan se venderá la madera y los inversionistas recuperarán su dinero con una ganancia adicional.

Pero se trata de maderas tropicales y son además plantaciones. ¿Cómo puede vender esto como una inversión ecológica?

Siempre he entendido que “sostenibilidad” quiere decir mantener las cosas como son. Sin embargo, nosotros incluso mejoramos el estado de los terrenos que compramos. Los suelos en la región están desgastados por la mala gestión de los sembradíos; los riachuelos han sido contaminados debido a la utilización fertilizantes y pesticidas. Lo que hacemos mediante nuestro proyecto no tiene nada que ver con las prácticas tradicionales de gestión de plantaciones de árboles. Nosotros estamos creando una selva con vegetación mixta y por ende, estamos en realidad mejorando los suelos y las aguas subterráneas. He acuñado el término "plustainability" (“plusostenibilidad”) para este principio, que significa que nuestro proyecto es aún mejor que la sostenibilidad.

No obstante, usted al final vende maderas tropicales. Para mí, eso hace sonar todas las alarmas ecológicas.

Es cierto, los consumidores siempre queremos ver todo en blanco y negro. Pero a menudo no es tan simple. Yo podría invertir en plantaciones de piñas en haciendas en Centro América pero éstas desgastan el terreno. O también puedo invertir en un proyecto donde se plantan árboles. Nada puede absorber el dióxido de carbono del aire tan bien como un árbol. Y en ninguna parte ocurre mejor que en los trópicos donde las plantas crecen muy rápido. Si la madera que yo vendo no se utiliza como combustible, el CO2 se mantiene capturado en ella de manera permanente. Eso es mucho mejor que el sistema de captura y almacenamiento de carbono – CCS, por sus siglas en inglés –. Este es un método energéticamente muy costoso de absorber el CO2 de la atmósfera. Por lo tanto, al operarlo se generan emisiones de CO2 mientras que los árboles lo absorben de manera natural.

Pero, insisto, ¿cómo convence a sus potenciales clientes que estos muebles de maderas tropicales son ecológicos?

Si, ya hemos tenido algunos problemas. Por ejemplo, en la ciudad de Friburgo – donde está la sede de nuestra empresa Querdenker GmbH – queríamos donar madera de teca para la renovación de una pasarela cuya madera ya estaba deteriorada. Y esto no fue posible porque la ciudad tiene una antigua regulación que no permite la utilización de maderas tropicales. ¡Pero ya es hora de que cambiemos de mentalidad! La reforestación es esencial para el clima, y eso es algo en que todos estamos de acuerdo. Sin embargo, esto tiene un costo y alguien lo tiene que pagar. La inversión en fondos para la reforestación es una opción. Hemos elaborado criterios orientadores que aseguran que el trabajo se realice de manera ecológica, económica y social.

Y, por supuesto, como consumidores tenemos que estar dispuestos a pagar un precio justo por el producto. Sabemos que se pueden encontrar sillas de teca por solo 40 euros, pero estas jamás podrían provenir de una fuente sustentable.

Y ¿qué pasa con los inversionistas – invierten en el proyecto porque les atrae el buen rédito 6,3 por ciento anual, o porque creen en la causa? ¿O no será que es un maquillaje para enmascarar el “blanqueo ecológico”?

Ellos invierten porque tienen confianza en nosotros. Casi todos quieren buenas condiciones ecológicas y sociales para sus inversiones. Muchos de ellos quieren mostrar a sus hijos que el dinero puede hacer una diferencia, pero que para hacer las cosas bien se requiere de paciencia. El plan es que el proyecto se ejecute por varias generaciones. Mi hijo Stefan coordina la reforestación en Costa Rica y la ha definido como su perspectiva para los próximos 30 años. Y ahora él tiene un hijo que está creciendo allí y ve el proyecto de cerca.

Usted ofrece a sus inversionistas la oportunidad de ir a ver el proyecto y formarse su propia opinión.

Así es, nosotros organizamos viajes para nuestros inversionistas, quienes tienen la oportunidad de ver las plantaciones con sus propios ojos. Esto da lugar a extensos debates muy emocionantes y críticos en torno a nuestro trabajo y de ellos surgen muchas propuestas. Es algo difícil, pero es parte de la naturaleza del proyecto. Por ejemplo, recuerdo una anécdota de la primera excursión que hicimos con inversionistas. Nos estábamos dirigiendo a las plantaciones en plena tormenta con rayos y truenos y uno de los inversionistas reclamó que por qué le exigíamos viajar en tales condiciones. Mi hijo Stefan le respondió: “Bueno, eso es lo que ustedes les exigen hacer a nuestros trabajadores desde hace cinco años. Ustedes tienen la expectativa de que ellos cumplan con su trabajo”. Eso dio lugar a un interesante debate sobre el aspecto social del proyecto.

Pero retomando el tema de los réditos. Actualmente, un depósito de ahorro en el banco no me rendiría ni siquiera el dos por ciento de interés anual. En el caso de su proyecto, que ofrece más del 6 por ciento anual, despertaría mi escepticismo.

Pues hay muchas otras inversiones forestales que ofrecen del 6 al 12 por ciento de rédito anual. Pero esos cálculos no son realistas porque se basan en un supuesto aumento del precio de la madera a futuro. En cambio, nosotros hemos tenido que presentar a la agencia federal BaFin nuestras proyecciones reales para los próximos 24 años. Mientras otros hicieron un cálculo del incremento del precio de la madera en un 6 por ciento, nosotros hemos preferido ser más cautos y calculamos un incremento de solo un dos por ciento. Quién sabe, quizás nuestro cálculo tampoco se haga realidad. En ese caso, nos vamos a ver obligados a transportar nuestra madera hasta Vietnam para su procesamiento con un margen de ganancia mucho menor, aunque yo preferiría evitarlo. O también la situación podría cambiar y tal vez de pronto se promulgue una ley prohibiendo la tala de los árboles de teca que crecen en estado silvestre. Entonces nosotros estaríamos en una posición única con nuestras plantaciones. Tales incertidumbres son, por supuesto, el riesgo que corren nuestros inversionistas y son conscientes de ello.

Pero, en general, podemos decir que desde nuestros inicios con los monocultivos, BaumInvest ha llegado muy lejos. Yo no soy un técnico forestal y tal vez por eso me resultó más fácil lanzarme a hacer experimentos con nuestras plantaciones que otros consideraban imposibles. Esto también vale para los agricultores de la región, quienes en un principio nos creían locos y no nos tomaban en serio. Hoy en día, sostienen que llueve más que antes y eso gracias a nuestras plantaciones.

Autora: Laura Hennemann / CS
Editora: Emilia Rojas

Leo und Stefan Pröstler
Leo Pröstler y su hijo Stefan: BaumInvest es un proyecto a largo plazo que se ejecutará por generaciones.Imagen: Bauminvest
Waldfeldbau, Marlene Pavon
Los trabajadores aprovechan el terreno en el espacio entre los árboles para el cultivo de alimentos, en este caso, maíz.Imagen: Bauminvest
Leo Proestler
“Siempre he entendido que ‘sostenibilidad’ quiere decir mantener las cosas como como son”.Imagen: Bauminvest