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También en Alemania se forja la paz de Colombia

José Ospina-Valencia
5 de mayo de 2017

Un simposio sobre el postconflicto, organizado por la Universidad de Fráncfort, en cooperación con la Fundación socialdemócrata FES, evidenció que el camino a la paz es aún largo y tortuoso, pero que se está forjando.

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"Ahora es el diálogo, la palabra y la discusión lo que reemplaza a las armas”, dice a DW Eric Arellana, documentalista colombiano, hijo de Nidia Erika Bautista, exguerrillera del M19 desaparecida por el Ejército. Arellana plaude "las propuestas críticas a los obstáculos que está sufriendo el cumplimiento del Acuerdo de Paz para lograr que la guerra se acabe, de una vez por todas”.

Erik Arellana Bautista.
Erik Arellana Bautista.Imagen: DW/J. Ospina-Valencia

Este simposio, respaldado por el Ministerio alemán de Relaciones Exteriores, hizo posible un conmovedor encuentro de víctimas de diversos bandos que mostró que la tragedia de 45 millones de habitantes es solo una, la de toda Colombia. Eric Arellana, compartió en la Universidad Goethe, de Fráncfort del Meno,  el panel con otra víctima: Helena Urán Bidegain, hija del magistrado Carlos Horacio Urán, "ejecutado extrajudicialmente”, también por el Ejército, tras la toma del Palacio de Justicia por la extinta guerrilla M19. Helena Urán es miembro del colectivo Creando Memoria, de Berlín.

La silenciosa tragedia de las desapariciones forzosas

Dos víctimas de diversos lados, a las que une la recuperación de la memoria, no solo de los crímenes de las guerrillas, sino también de los cometidos por policías y soldados, representantes del Estado, a menudo, "con la complicidad o aquiescencia de los organismos de seguridad, incluidos grupos paramilitares”, como concluye un estudio de la Fundación Nydia Erika Bautista para los Derechos Humanos, respaldado por la ONG alemana Brot für die Welt, que cifra en 44 mil los desaparecidos forzados en Colombia.

Gonzalo Sánchez.
Gonzalo Sánchez.Imagen: DW/J. Ospina-Valencia

De que el impacto social, cultural, político y económico de los crímenes sea puesto en contexto, para evitar que se repitan, se encarga el Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia.  Para su director, Gonzalo Sánchez, "los colombianos se acostumbraron tanto a la guerra, que olvidaron que una injusticia contra una sola persona es una injusticia contra la humanidad”.

"Colombia se acostumbró, en efecto, tanto a la guerra, que le da miedo la paz”, apuntó, por su parte, Alberto Rodríguez, economista y sociólogo, de la ONG CETEC, sintetizando su experiencia de 30 años con iniciativas campesinas que buscan competir con sus productos en el mercado. Rodríguez teme que los obstáculos a la paz sean tan grandes que de un postconflicto, pasemos a un "preconflicto".

 El poder destructivo de algunos medios comerciales

La guerra para la mayoría de colombianos se convirtió en reportes de números de guerrilleros, soldados y campesinos muertos lanzados entre telenovela y telenovela. Pero al día siguiente el tema de conversación no eran las tragedias tras las vidas perdidas, sino "las audacias y amoríos de los nuevos galanes de la televisión: los narcotraficantes", critica la artista y activista Patricia Ariza.

Patricia Ariza.
Patricia Ariza.Imagen: DW/José Ospina-Valencia

Ariza, directora de la Corporación Colombiana de Teatro, recorre el país promoviendo y recogiendo "innumerables iniciativas civiles y artísticas que buscan curar el dolor y reparar la quebrada dignidad de todos los colombianos"; por ejemplo, pueblos que dan sepultura a "muertos ajenos" que rebautizan con sus nombres, cadáveres flotantes que otros pueblos río arriba no dejaban acercarse a sus riberas, por temor a ser relacionados con uno u otro bando.

DW y las radios comunitarias

La fuerza de la paz está en la misma gente. En iniciativas civiles para asumir su propia vocería a través de radios comunitarias. Algunas de las 600 emisoras comunitarias en Colombia son apoyadas por Deutsche Welle, como es el caso de "Vokaribe". Esta es una exitosa radio de los habitantes de los barrios marginados de Barranquilla, en donde los pobres luchan contra las consecuencias de la corrupción, el desempleo, la drogadicción y la violencia.

Estas y otras iniciativas civiles le devuelven el ánimo a los participantes del simposio sobre el postconflicto colombiano, después de la certera advertencia del sociólogo Alberto Rodríguez, de que "si no hay más diálogo para darle solución a los problemas del cumplimiento del Acuerdo de Paz, este podría empezar uno nuevo. 

Este encuentro, bajo el auspicio del diputado alemán de Los Verdes, Tom Koenigs, comisionado del Gobierno alemán para la paz en Colombia, fue tan relevante para la paz en Colombia, pero también para investigadores, expertos y estudiantes alemanes y colombianos, que Patricia Ariza prefirió no llamarlo "evento”, sino "acontecimiento”. Así, en Alemania, uno de los países más comprometidos con el futuro pacífico de Colombia, también se está construyendo la paz de Colombia.