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Túnez: el flaco legado de la revolución

15 de enero de 2018

En Túnez, los ciudadanos se siguen tomando las calles en protesta contra las deprimentes condiciones sociales y económicas. Si nada cambia, los manifestantes también podrían plantear demandas políticas.

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Protestas en Túnez.
Protestas en Túnez. Imagen: Getty Images/AFP/A. Mili

Un ingreso mínimo para familias necesitadas, tratamiento médico gratuito para desempleados, préstamos más accesibles para vivienda: estas son algunas de las medidas con las que el gobierno de Túnez ha respondido a las protestas que se llevan a cabo en todo el país desde hace más de una semana. 

En muchas ciudades de Túnez los ciudadanos han salido a expresar su rechazo en contra de la nueva la ley financiera, que entró en vigor con el comienzo del año, y  que ha llevado a aumentos de precios e impuestos. Una sobrecarga económica que muchos tunecinos no pueden soportar.

Las protestas continuaron este domingo 14 de enero. Bajo estrictas medidas de seguridad, se reunieron unos mil manifestantes frente a la sede de la unión sindical tunecina UGTT entonando cánticos contra la "pobreza y el hambre".

Esta potente agrupación de sindicatos, así como el "Frente Popular", una alianza de varios grupos civiles, convocaron a una marcha hacia el centro de Túnez. Al llamado del partido islamista Ennahda, que forma parte del gobierno, acudieron además, cientos de personas.

Segunda edición de la "revolución del pan"

Desde que la "Revolución 2010/11” obligó a la renuncia del exjefe de Estado; Zine El Abidine Ben Ali, el 14 de enero, hace siete años, se convirtió en tradicional mes de protestas.

Pero en este año se conmemora otro acontecimiento: la llamada "Intifada de al-Khubez". Durante la llamada "revuelta del pan" los tunecinos salieron a las calles el 3 de enero 1984 para protestar contra el aumento de los precios del pan. En las protestas de este año, que también comenzaron el 3 de enero, se han vuelto a manifestar las preocupaciones del año 1984.

Como en el pasado, los males sociales están llevando a las calles a los tunecinos inconformes. La deuda fiscal del país asciende a alrededor del 70% del producto interno bruto (PIB). La inflación se ha elevado a más de seis por ciento y la tasa de desempleo, entre jóvenes y estudiados, ronda el 15%. En general, el 30 por ciento de los tunecinos no tiene un puesto de trabajo.

Debido a un préstamo de 2,4 mil millones de euros, el Estado se comprometió con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a hacer efectiva una estricta reducción de gastos, que no deja mucho margen de maniobra para impulsar la economía mediante la contratación de nuevo personal y un plan de estímulo a comerciantes.

"¿Qué estamos esperando?"

Este año, los más jóvenes salieron a las calles por primera vez y muchos se han unido a la alianza llamada "¿Qué estamos esperando?". "Queremos que el Gobierno detenga el aumento de los precios, que suspenda el veto a la contratación en el sector público, que garantice la seguridad y el servicio médico y que emprenda una campaña nacional contra la corrupción", dijo Warda Atig, una de los iniciadoras de la alianza, al canal de noticias qatarí Al-Jazeera.

Pero en las peticiones de "¿Qué estamos esperando?" y otras asociaciones de manifestantes, además de las demandas sociales, también se mezclan más o menos claras críticas a los gobernantes.

"No es deber del pueblo tunecino pagar el precio de un mal gobierno, ni por la corrupción ni la bancarrota política", dijo la periodista Henda Chennaoui a la revista Jeune Afrique, simpatizante de la plataforma "¿Qué estamos esperando?"

Kersten Knipp (jov/er)