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Suspense en el banco alemán

Mirra Banchón3 de abril de 2006

Una declaración de Rolf Breuer, presidente del consejo de vigilancia de Deutsche Bank, causó la ruina de KirchMedia hace cuatro años. El Tribunal Supremo le dio la razón en enero. Breuer dimitió en abril. ¿Por qué?

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Rolf Breuer abandonará Deutsche BankImagen: AP

Un hecho: el presidente del Consejo de Vigilancia de la institución financiera más poderosa de Alemania, ha dimitido. Otro hecho: aunque algunos expertos en finanzas lo aseveran con seguridad y otros lo niegan, ésa es la causa de que el índice Dax superara después de cinco años la marca de los 6000 puntos. El resto -a quién favorece esa dimisión o por qué ahora y no antes- es especulación o literatura. Y si no lo es, lo parece.

Kirch vs Breuer

El presidente del consejo de vigilancia y ex consejero delegado del Deutsche Bank, Rolf Breuer, dimitió ayer a causa del proceso que en su contra emprendió el antiguo magnate de la televisión Leo Kirch.

Die Leo Kirch Gruppe
Pro Sieben, Sat1: KirchMediaImagen: AP

La causa del juicio: hace cuatro años, Rolf Breuer, en entrevista a la televisión norteamericana, había puesto en duda la capacidad crediticia del multimillonario consorcio. Y efectivamente, poco después los bancos se negaron a concederle al poderoso KirchMedia más créditos.

"Esa entrevista fue mi sacrificio", recalcó en su momento Kirch durante una de las pocas entrevistas que concedió después de su sonadísima bancarrota. El 8 de abril de 2002, KirchMedia presentó su insolvencia. "El Señor lo concedió, el Señor lo quita", se lamentó en entrevista a Der Spiegel.

Kirch bekommt im Streit mit Deutscher Bank teilweise Recht
Leo Kirch; Rolf BreuerImagen: picture-alliance/ dpa/dpaweb

Sin embargo, convencido de que no fue el Señor sino las palabras de Breuer las que causaron su caída, presentó juicio, pues según el mismo Kirch "quien lo ajustició había sido el Rolf". En enero de este año, el Tribunal Supremo dictó sentencia a favor del ex magnate mediático, pues, en un claro caso de traición al cliente, las frases pronunciadas por el consejero delegado del Deutsche Bank fueron las que hundieron el imperio mediático bávaro.

Breuer, el ángel caído

El actual consejero delegado, Josef Ackermann, agradeció a Breuer su labor, destacó que su antecesor tomó la decisión "en el mejor interés del banco" y recalcó su agradecimiento por "los más de diez años de estrecha colaboración". Habiendo recibido hace no mucho tiempo otro duro golpe al tener que abandonar la presidente del consejo de vigilancia de la Bolsa alemana por disputas con accionistas rebeldes, Rolf Breuer probablemente había imaginado diferente su salida de Deutsche Bank. Por lo menos, una con la cabeza erguida. Lo contrario es el caso para este hombre de 68 años que aportó por cuarenta años a engrandecer el investment banking de su empresa. Su salida es una pérdida para la casa, dicen unos. Su salida representa un alivio para la casa, dicen otros.

Ackermann vs Breuer

Josef Ackermann Deutsche Bank
Josef Ackermann: rio revuelto, cosecha de pescadoresImagen: AP

Pero, ¿por qué ahora, y no en enero cuando se conoció el veredicto?, preguntan muchos. Por la presión ejercida desde fuera por las fuerzas de Kirch, por un lado; y por otro, por conflictos internos de la institución financiera: Breuer no había aportado nuevos impulsos en los últimos años, declaró un detractor anónimo.

Además, cuentan fuentes informadas, Josef Ackermann no se entendía demasiado bien con él, sobre todo desde que Breuer, en vista del juicio que a su vez pendía sobre Ackermann, tenía listo a su sustituto: Clemens Börsig. Sin embargo, Ackermann salió ileso de la primera ronda del juicio en su contra por indemnizaciones millonarias a gerentes. Antes de una segunda ronda, el perseguido se vuelve perseguidor. Y se deshace de su víctima. Y la reemplaza por quien iba a sustuirlo a él: Clemens Börsig.

Los analistas aún no tienen muy claro qué repercusiones tenga esto para el gigante financiero alemán, para el Dax y para la economía alemana. Además, eso es asunto de expertos, y esto es pura literatura. O por lo menos, lo parece.