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Siria: "Debería hablarse de traspaso de poder"

Matthias von Hein (RML/ CP)17 de mayo de 2016

En Viena, vuelve a hablarse de caminos para la paz siria. Hasta ahora, ninguna conferencia consiguió resultados perdurables. Asad juega a ganar tiempo, asegura Bente Scheller, estudiosa del Cercano Oriente.

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Imagen: picture-alliance/epa/M. Badra

Deutsche Welle: Hace casi tres meses, desde finales de febrero, rige un alto el fuego en Siria. ¿Qué balance puede hacerse de esa tregua?

Bente Scheller: En las primeras semanas, esa tregua dio muchas esperanzas a muchos sirios y sirias. Desde el principio hubo violaciones del cese el fuego, pero muchos creyeron que todo mejoraría. Era la primera vez que había un respiro significativo. Con el tiempo se ha vuelto cada vez más claro que los ataques y combates continúan. Si miramos las cifras de muertos de estas semanas, lamentablemente, tenemos que constatar que no ha habido en realidad muchos menos muertos.

El cese el fuego contemplaba que se siguiese combatiendo a una de las partes en conflicto: el autodenominado Estado Islámico (EI). ¿Cómo debemos interpretar los acontecimientos militares de los últimos tres meses?

Seguramente, todos hemos observado cómo el régimen recuperó Palmira. Fue, además, una elaborada puesta en escena. Pero seguimos teniendo el problema de que el régimen y la fuerza aérea rusa siguen muy activos; bombardean mucho, pero casi exclusivamente sobre territorios rebeldes, y apenas al llamado EI. Por eso apenas vemos pequeños avances en lo que respecta a la situación general del EI en Siria.

Especialmente confusa es la situación en y alrededor de la ciudad de Alepo. En la ciudad más grande de Siria se enfrentan, en un espacio muy reducido, tropas de Assad y milicias de diversos grupos opositores, tanto moderados como de orientación islamista…

Bente Scheller dirige la oficina en Beirut de la Fundación Heinrich Böll, cercana al partido alemán Los Verdes.
Bente Scheller dirige la oficina en Beirut de la Fundación Heinrich Böll, cercana al partido alemán Los Verdes.Imagen: Stephan Röhl

Alepo sigue siendo un territorio muy disputado, pues significa mucho para muchas de las partes en conflicto. Por un lado, Alepo tiene un alto valor simbólico, porque es la ciudad más grande de Siria. Así que lograr grandes avances en ella, es algo que puede venderse como una victoria. Por otra parte, en particular en el este de la ciudad, en manos de la oposición, la situación de la gente está dramáticamente amenazada.

Existe apenas un estrecho corredor a través del cual la ciudad puede recibir alimentos y otros bienes. Si las fuerzas del régimen cortan este corredor, varios cientos de miles de personas quedarán atrapadas y la situación sería muy difícil. En consecuencia, Alepo ha sido fuertemente golpeada por ataques aéreos del régimen y Rusia en las últimas semanas. Ahora, la ciudad debe volver a incluirse en el cese el fuego. Sólo podemos esperar que esto traiga algún alivio a las personas.

Estados Unidos y Rusia discrepan en torno a la definición de grupos terroristas: Rusia aboga por incluir al Movimiento Islámico de los Hombres Libres del Levante (Harakat Ahrar ash-Sham Al-Islami) y aplicarle las sanciones previstas por la ONU. Pero EE. UU., Francia, Reino Unido y Ucrania acaban de evitarlo en el Consejo de Seguridad, aunque se trata de un grupo de estricta militancia salafista, que coopera estrechamente con el Frente Al Nusra. ¿Cómo se explica esto?

Para Rusia, es importante definir grupos como terroristas en Siria porque estos siempre estarán excluidos de una tregua y pueden servir como pretexto para seguir bombardeando determinadas zonas. Sin embargo, por anteriores ataques sabemos que raras veces afectan a terroristas o grupos militantes efectivamente activos, sino mayormente a civiles.

La discusión sobre los grupos islamistas en Alepo comenzó tras la afirmación, realmente insostenible, de que gran parte de los rebeldes del este serían islamistas, algo que claramente no son. El Frente Al Nusra tiene allí una muy débil presencia. No obstante, Rusia insistió en poner el tema en la agenda. Creo que la oposición de EE. UU., Francia y otros no se debe tanto a que discrepen realmente en la evaluación de estos grupos. Más bien se trató de una maniobra política de Rusia que debía ser evitada.

alepo, la mayor y más disputada ciudad siria.
alepo, la mayor y más disputada ciudad siria.Imagen: Reuters/A. Ismail

¿Cuán unida está la oposición siria, más allá del interés en que Asad deje de jugar un rol en el país?

Hay todo tipo de visiones diversas. La oposición radicada en Estambul, la Coalición Nacional, nunca ha logrado tener representación efectiva en Siria o viajar allí con frecuencia. Se han visto sistemáticamente impedidos, pues el régimen ha seguido bombardeando los territorios que no controla. Eso debilita, por supuesto, las estructuras de la oposición y hace imposible que una oposición radicada en el exilio logre ganar apoyos o hacer algo por la gente.

Por eso tenemos una oposición muy dividida: una oposición distorsionada desde diversos puntos en el exterior porque Alemania, Francia, los Estados del Golfo y muchos otros no se han puesto de acuerdo en lo que esperan de ella. Por eso no existe un programa político de unidad, sino una muy clara visión: ¡Asad tiene que irse! Lo que es comprensible, pues la mayoría de la gente que muere actualmente y desde hace varios años, muere a manos del Ejército y las milicias de Asad.

Los miembros del Grupo de Contacto para Siria quieren reunirse el martes próximo (24.05.2016) en Viena. ¿Hay posibilidades de iniciar o avanzar hacia un proceso de paz?

Ya hemos visto diversos intentos. No sólo tres conferencias en Ginebra, sino también otras diversas rondas, más pequeñas conferencias y procesos. Ninguno ha llegado lejos. Y eso se debe en gran medida a que el Gobierno sirio se ha percatado de que la mejor estrategia es esperar y ganar tiempo. Esa es también la estrategia rusa. Antes del comienzo de cada nueva ronda de negociaciones, se nota claramente que determinadas zonas son sometidas a mayor hambre, a mayor presión humanitaria.

Entonces, los temas humanitarios vuelven a tener prioridad en la mesa de negociaciones, cuando más bien debería hablarse del traspaso de poder acordado en Ginebra II. Pero justo ese aspecto político, que debería llevar a la pacificación de Siria, vuelve a quedar en la cola de la agenda. Por eso soy escéptica en cuanto a si debemos esperar avances.