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¡Silencio, por favor!

Pablo Kummetz16 de abril de 2008

Hoy es el día internacional contra el ruido. Los efectos del ruido son graves: alta presión, infartos, cansancio, falta de concentración. La UE ha dicho basta al estrépito.

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Imagen: BilderBox

Unos 15 millones de alemanes que viven cerca de rutas y calles muy transitadas, aeropuertos y vías de ferrocarril sufren de alta presión. La consecuencia: un mayor riesgo de infarto cardiaco. Y también cansancio por mal dormir, irascibilidad y un malestar general.

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Mapa de ruido nocturno en Berlín (22 a 6 horas): ruido general.Imagen: berlin.de

Las cosas están claras. En un estudio científico se ha probado la interrelación entre ruido y riesgo de infarto en los hombres. El riesgo aumenta en nada menos que un 30 % cuando los hombres viven en áreas con una contaminación acústica de más de 65 decibeles.

Las personas que viven cerca de aeropuertos con vuelos nocturnos, sufren más de alta presión que los habitantes de barrios tranquilos. En Berlín, 220.000 personas están expuestas durante el día a niveles de ruido perjudiciales para la salud. De noche son incluso 340.000.

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Mapa de ruido nocturno en Berlín (22 a 6 horas): trenes y metro.Imagen: berlin.de

Hoy, el día internacional contra el ruido (16.4.), es también el día de las directivas de la Unión Europea para la reducción del estrépito. Todos los países de la UE deben disminuir el ruido en aglomeraciones urbanas con más de 250.000 habitantes. Posibles medidas son muros antirruido, límites de velocidad y la construcción de rutas alternativas.

Una de cada cuatro jóvenes oye mal

La UE ha dispuesto que hasta julio de este año, todas las ciudades europeas deban presentar planes de acción contra la contaminación acústica. En ellos deben constar las medidas que se tomarán para reducir el ruido. El Club del Transporte de Alemania exige que se creen más zonas con 30 kilómetros como velocidad máxima, una prohibición de circulación para camiones durante la noche y nuevas tarifas de ferrocarril, de acuerdo con el ruido que producen.

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Ruido diurno en Berlín producido por el tráfico aéreo (Lden).Imagen: berlin.de

Acciones contra el estrépito en la vida cotidiana se llevan a cabo también en discotecas. Los disc jockeys deben prestar atención a que el volumen de la música no afecte los oídos. De acuerdo con datos de las cajas alemanas de salud, uno de cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años de edad tiene ya daños en el sistema auditivo. La principal razón es la música a alto volumen a través de audífonos o en las discotecas.

La Unión Europea, en el marco de la lucha contra las molestias sonoras, desarrolla un enfoque común destinado a evitar, prevenir o por lo menos reducir los efectos perjudiciales de la exposición al ruido ambiental. El enfoque prevé primero una determinación cartográfica de la exposición al ruido. Se trata de mapas en los que las zonas de mayor contaminación acústica están marcadas con rojo y sus gradaciones, según las molestias que cause.

La directiva correspondiente tiene por objeto combatir el ruido en zonas urbanizadas, parques públicos y sobre todo cerca de escuelas hospitales y otros edificios sensibles al ruido. No se aplica, naturalmente, al ruido producido por la propia persona expuesta (lo cual sería el colmo), las actividades domésticas, los vecinos, el lugar de trabajo, los medios de transporte ni en zonas militares.

Indicadores del estrépito

Para medir el ruido, la UE ha desarrollado indicadores. Los dos más importantes son el “Lden” (Level Day, Evening and Night), un indicador del nivel de ruido global durante el día, la tarde y la noche, y el “Lnight” (Level Night), un indicador de los disturbios del sueño debido al ruido. Sobre esa base se desarrollan los mapas de ruido.

A más tardar en julio de este año, los países deberán haber elaborado planes de acción para los grandes ejes viarios cuyo tráfico supere los seis millones de vehículos al año, los ejes ferrocarrileros con una circulación de más de 60.000 trenes por año, los grandes aeropuertos y las aglomeraciones con más de 250.000 habitantes. Esos planes y sus efectos serán revisados luego cada cinco años.

Los mapas estratégicos de ruido y los planes de acción deben ser hecho públicos, en consonancia con la libertad de acceso a la información en materia de medio ambiente. Ningún municipio podrá entonces hacerse el sordo. La UE le ha declarado la guerra al ruido. Sin bombos ni platillos, pero no por ello menos efectivamente.