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Secuestro extorsivo en Alemania

27 de mayo de 2010

Tras el secuestro de la esposa de un banquero de Heidesheim, la prensa germana rememora casos "espectaculares" y las empresas privadas de seguridad hacen sonar la alarma. ¿Peligra la seguridad pública de los alemanes?

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Todavía no hay rastro de Maria Bögerl ni de su secuestrador.Imagen: picture alliance/dpa

Maria Bögerl fue secuestrada hace dos semanas en su casa de Heidesheim, una localidad del Estado federado de Renania Palatinado. Su esposo, director de la sucursal local de la caja bancaria Sparkasse recibió inmediatamente una llamada anónima que le exigía 300.000 euros por su rescate. La familia colocó el dinero en la autopista, como indicó el extorsionista al teléfono: en un saco de basura marcado con una bandera alemana. Pero nadie llegó a recogerlo y la familia llamó a la policía.

Tras dos semanas de búsqueda policial, cobertura mediática y el ofrecimiento de una recompensa de 100.000 euros por pistas que conduzcan a su liberación, no hay rastro de Maria Bögerl o su secuestrador. Nueve horas estuvo secuestrada la esposa de otro directivo bancario de la ciudad de Wiesbaden a fines de marzo de 2009. El extorsionista recibió 1,8 millones de euros.

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El secuestrador de Reemtsma, Bernard Dieter Kramer (c), buscado por la Interpol desde 1996, fue arrestado en Río de Janeiro en 2006.Imagen: picture-alliance/dpa

Entretanto los diarios publican las listas de los secuestros más espectaculares de las últimas décadas. En la mayoría de los casos los secuestradores han sido procesados y el importe del rescate recuperado al menos parcialmente. En algunos, los hechos concluyeron de forma trágica para la víctima.

Entre los afectados se hallan importantes empresarios de la cadena de supermercados Aldi o la de droguerías Schlecker, herederos o familiares cercanos del grupo empresarial Dr. Oetker, la editorial Springer, la empresa de tabaco Reemtsma o el banco privado B. Metzler seel. Sohn & Co. Esto demuestra – asegura la página web de la consultora privada de servicios de seguridad Corporate Trust – “que también en Alemania existe el riesgo de secuestro”.

“No se trata de ninguna epidemia”

Además de la ruina financiera, las empresas familiares no temen a otra cosa que a los secuestros, asegura esta semana el Handelsblatt, principal diario económico de Alemania. “Si el apellido familiar coincide con el nombre de la firma, el temor es aún mayor”. El secuestro extorsivo de personajes adinerados no es un tema extraño para Alemania, removida en los años setenta por los secuestros con motivaciones políticas de la radical Fracción del Ejército Rojo (RAF) – apenas disuelta en 1998. Pero en los casos recientes se trata de secuestros puramente criminales, donde la extorsión por dinero juega el rol fundamental.

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Hanns-Martin Schleyer, empresario secuestrado y asesinado por la RAF en 1977.Imagen: AP

Sin embargo, “de ningún modo, puede verse en estos casos una señal de alto riesgo o epidemia. Se trata de casos aislados de los que no puede deducirse que Alemania se halle en una situación especialmente precaria de seguridad pública en relación con este tipo de delitos”, aseguró a DW-WORLD Fritz Sack, reconocido sociólogo criminalista y director del Instituto de Investigaciones de Seguridad y Prevención de Hamburgo.

La seguridad pública es un tema de prioridad en la agenda política de todo el mundo y estos casos de secuestro se convierten también en “sucesos mediáticos sobre los que cada programa de noticias reporta abundantemente, pero la posibilidad de ser secuestrado (en Alemania) sigue siendo aún menor que la de ser alcanzado por un rayo”, insistió Sack.

¿Abundan realmente secuestros en Alemania?

La estadística criminal del Ministerio de Interiores muestra una ligera disminución del 0,8 por ciento – 42 casos – de los delitos de “privación ilegal de libertad” entre 2007 y 2008 (los datos del pasado año 2009 no han sido publicados aún). En comparación con 2005, la cifra se incrementó discretamente en un 1,38 por ciento (casi 70 casos).

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Dieter Degowski (i) toma de rehén a Silke Bischoff (d) en asalto a Deutsche Bank en Colonia (1988).Imagen: AP

Entre estos se cuentan, además del delito de secuestro extorsivo, los casos de acecho, coerción, amenaza y toma de rehenes (vinculada, por ejemplo, a robos en institutos financieros). 95 casos de secuestros extorsivos representaban en 2005 el 2 por ciento del total de delitos de “privación ilegal de libertad” (casi 5.000 casos) y disminuyeron en 2008 a 71 casos (un 1,4 por ciento del total de 5037 casos).

En los listados de “secuestros espectaculares” que publica la prensa por estos días aparecen unos 15 casos registrados desde 1971 hasta la fecha. El rescate más alto pagado hasta el momento, 33 millones de marcos (alrededor de 17 millones de euros o 21 millones de dólares), fue exigido por el secuestrador de Jan Philip Reemtsma – filólogo, publicista y mecenas de Hamburgo – heredero millonario del dueño de Reemtsma Cigarettenfabriken Gmbh, la mayor empresa tabacalera europea.

Modus operandi: ¿Internet y las redes sociales?

Los secuestradores suelen planear su delito hasta el detalle. Los nombres de las víctimas los encuentran no sólo en la prensa o la televisión, sino sobre todo en Internet, asegura Christian Schaaf, director de Corporate Trust y antiguo miembro del Buró de Investigaciones Criminales del estado federado de Baviera. De modo que, además de aprovisionarse con equipos de alarma y emisores de llamadas de emergencia, Schaaf recomienda a sus clientes sensibilizar a los más jóvenes de la familia con la administración discreta de información e imágenes privadas en redes sociales como Facebook, Twitter y StudiVZ.

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Las redes sociales ofrecen infinidad de datos personales desprotegidos.Imagen: picture alliance/dpa

Con Internet ha aumentado increíblemente la posibilidad de acceder a todo tipo de datos sobre una persona: desde su dirección y números telefónicos privados hasta sus ingresos y hobbies. Con Google Earth, Google Maps y Google Street View los infractores pueden precisar incluso sus vías de fuga. “Cuando se acentuaron las obligaciones de publicar los balances anuales muchos empresarios medianos se preocuparon porque sus estados de cuentas estarían disponibles online para el acceso anónimo de cualquiera”, explicó al Handelsblatt el abogado empresarial Alexander Hirsch. “Muchos prefieren pagar constantemente multas que exponer su supuesta riqueza a los ojos de todos en Internet”, agregó Hirsch.

Pero “además de Internet, la internacionalmente conocida revista de negocios Forbes informa regularmente sobre quiénes son los hombres (y mujeres) más acaudalados del mundo, cuántos millonarios y multimillonarios existen”; así que quien realmente tiene interés en ese tipo de información también la encuentra sin la red de redes, contradijo Sack. En el caso de Maria Bögerl, la policía cree que se trata de un secuestrador cercano al entorno de la víctima o su esposo – que con ingresos de 250.000 euros anuales, no integra la lista de los más acaudalados de la nación.

Privatización de la seguridad y retos de justicia social

En su página de Internet, Fritz Sack cita al criminalista francés Alexandre Lacassagne (1843-1924): “Cada sociedad tiene la criminalidad que se merece”. Pero Lacassagne era de una época en que se creía en la posibilidad de la regulación social, agrega Sack y recuerda que: “de cara a la privatización o desestatalización de la política de seguridad, los servicios y empresas privadas cuentan hoy con más recursos humanos que el servicio público”.

“Esto muestra un desarrollo más bien preocupante, que apunta hacia la conversión de la seguridad pública – originalmente un ‘bien público’ – en un bien cada vez más privado. Esto significaría que la seguridad pública dependerá más bien de cuánto dinero uno disponga o esté dispuesto a invertir por su propia seguridad. Y no se trata de una tendencia alemana o europea, sino internacional”, insiste el sociólogo criminalista de Hamburgo.

El reto fundamental atañe al modelo político, económico y social diseñado por el conjunto de la sociedad, asegura Sack: “pues la seguridad pública no puede ser garantizada ni por empresas privadas, ni por el derecho penal o por el Estado. Las principales fuentes de inseguridad social provienen de la escasez de puestos de trabajo, de desigualdades sociales y económicas extremas que generan en muchos el sentimiento de vivir en una sociedad injusta. En un contexto así, las personas intentan enfrentarse a las injusticias sociales, o a su percepción sobre ellas, haciendo ‘justicia’ por su cuenta”.

Autor: Rosa Muñoz Lima

Editor: Evan Romero Castillo