René Birkner: último pintor de carteles de cine pintados a mano es latinoamericano

A finales de la primera década del siglo XXI, en pleno año 2009, Birkner todavía entrega semana tras semana los avisos de las nuevas películas a los teatros de Munich que aún lo emplean; movidos por la nostalgia sus clientes prefieren los carteles “imperfectos” y “humanos”, hechos a mano, a los que salen de las imprentas digitales que surten al resto de los cines en Alemania y el resto del mundo.

Pero esos teatros son muy pocos, 3 ó 4 a lo máximo, y por eso Birkner habla de una profesión sin futuro de la que él es el último representante. De todas formas, ya en el pasado el oficio tampoco tenía futuro; hace más de un cuarto de siglo, cuando se presentó al taller a la entrevista de trabajo para llenar la vacante que existía allí, ya escaseaba la demanda de carteles manuales y sus futuros jefes y colegas le advirtieron se lo pensara dos veces antes de aceptar el puesto.

Cuando la vida dura toda una vida

Birkner de todas formas aceptó; en su condición de estudiante de bellas artes no se podía dar el lujo de desperdiciar oportunidades. “Además - pensó - esto será algo pasajero, no para toda la vida”. Pero la vida, se encargó de hacerlo caer en su error de apreciación: el estudiante formó una familia, la familia necesitaba ser alimentada y cobijada por un techo, los gastos había que cubrirlos y las opciones eran dedicarse de lleno al arte (su verdadera profesión) en medio de la incertidumbre de tener o no el dinero suficiente para vivir, o continuar en un trabajo que le garantizaba un ingreso.

Así han pasado casi tres décadas dedicado a proyectar en una pared de su estudio la diapositiva de la campaña promocional de la película que se estrenará el jueves, que es cuando en Alemania cambian los títulos. En lienzos de 13x3 metros, 3,5x7 y 2x3 Birkner copia primero las siluetas de las imágenes, luego las completa y al final se dedica a darles colorido.

Este trabajo lo realiza Birkner en la noche, usualmente la de lunes a martes. Durante el día, mientras él duerme, su esposa se encarga de escribir los textos del cartel, revisarlo y dejar sus comentarios para los retoques antes de que se de por terminado. El jueves a las 2 de la tarde se lleva a cabo el gran acto de entrega al público: el artista, en persona, cuelga sus obras.

La pregunta es ¿por cuánto tiempo aún?

En los años 70, ya se hablaba de un oficio “en vía de extinción”, el mismo Birkner se percató de ello y por eso se independizó con un par de colegas para prevenir un despido, adquiriendo sus propios clientes. Pero fueron los clientes los que empezaron a desaparecer, ya en los 90 no había suficiente para una sociedad y el artista de origen venezolano tuvo que asumir el riesgo solo.

Las épocas en las que se recibían de otras ciudades encargos monumentales que tenían que ser enrollados y transportados bajo medidas especiales por ferrocarril quedaron en el pasado; quizás mejor así pues hoy la empresa de René Brikner ya no ofrece el servicio de encomiendas que hacía posible que un pintor en Munich pusiera al tanto de las novedades de Hollywood al público de Salzburgo y Colonia.

Curiosamente en aquellos tiempos, cuando se tenía más trabajo, el oficio era visto con desprecio “por encima del hombro” y a Birkner se le consideraba un “traidor” que había cambiado el arte por la artesanía. Hoy las cosas son diferentes, a tal punto que el Banco HypoVereins Bank, la administración de Fondos para el Cine y Televisión de Baviera (FilmFernsehFonds Bayern, FFF), y el Premio de Promoción al Cine Alemán (Förderpreis Deutscher Film) organizaron recientemente en su honor la exposición “Fascinación Cine” que mostró algunos de sus más importantes avisos publicitarios.

Esa exhibición fue una especie de homenaje fúnebre anticipado: en India y China el pintor de carteles de cine ejerce un oficio que aún florece, en Alemania en cambio agoniza sin esperanzas de recuperarse. En Hamburgo y Berlín existen aún un par de colegas que lo hacen a manera de hobby, René Birkner en Munich es el único que en Alemania vive de este trabajo, el único que aún alimenta a una familia (esposa y 4 hijos) de los ingresos obtenidos con una profesión del pasado.

Entrevista de DEUTSCHE WELLE con RENÉ BIRKNER:

DW-WELLE: Señor Birkner, ya son más de 25 años haciendo algo que ya no hace nadie…

René Birkner: “Se ha pasado el tiempo y nunca pensé que me fuera a quedar tanto tiempo en ello, pero tengo 4 hijos que tienen que comer, estudiar, vivir, y todo eso genera costos”.

Pero para usted como egresado de la facultad de Bellas Artes debe de haber sido difícil ver cómo terminaba dedicando su vida a un trabajo artesanal…

“No, yo sigo siendo artista, esto de los carteles es una cosa de trabajo pues nosotros tenemos que vivir de algo, ese es un dilema del 95 por ciento de todos los artistas, mirar de qué se vive”.

¿Qué sentimiento le genera a usted ver sus carteles colgados?

“La verdad es que yo mismo quedo sorprendido de lo bien que se ven y me alegro, no sólo por mi, también por la ciudad pues creo que le sientan bien”.

Usted mantiene viva la nostalgia, porque lo que usted hace ya hace parte de la historia

“Eso lo estoy oyendo desde cuando empecé y todavía sigo aquí haciéndolo. Yo no se cuando llegará de verdad el final”.

Entonces debería preocuparse por encontrar un sucesor, alguien que recoja sus pinceles y siga sus huellas.

René Birkner: “No, eso no. Hay jóvenes que me han preguntado por una plaza para aprender el oficio y yo he tenido que rechazarlos explicándoles que no deben invertir su tiempo en desarrollar habilidades para una profesión sin perspectivas. Mi hija va a hacer una práctica en mi taller, pero eso más bien porque ella quiere ir a la escuela de Bellas Artes”.

Usted como autor de los carteles debe tener una gran afinidad con el cine, imaginamos que se ha visto todas las películas para las cuales ha pintado los avisos.

“Pues no, la verdad es que no voy al cine, paradójico pero creo que en promedio veo una película por año, no tengo tiempo para ello, así como tampoco para irme de vacaciones, las últimas las tuve hace ya mucho tiempo y en esa oportunidad fui a visitar a mi hermano que es restaurador en Madrid”.

¿En serio no va al cine?

“No, y por ejemplo me hubiera gustado ver más películas de Almodóvar pues esos son los carteles que más me gusta pintar, el de “Volver” fue un placer y tuvo mucho éxito”.

¿Y cuántos carteles ha pintado en estas casi tres décadas?

“No llevo la cuenta, aunque sé que del 98 para acá han sido más de 1.500”.

Autor: Daniel Martínez

Editor: José Ospina Valencia