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Protección climática en África: "El bosque es nuestra vida"

Martina Schwikowski
10 de octubre de 2019

En los países africanos, los habitantes gestionan cada vez más sus bosques, pero sigue habiendo presión sobre el ecosistema, porque las empresas apuestan por plantaciones de árboles rentables y no por la diversidad.

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Ghana Atewa Forest | Kyebi Forest Reserve
Imagen: Getty Images/AFP/C. Aldehuela

Los países africanos están luchando contra el cambio climático. Están reforestando grandes áreas de bosques. En el este, Etiopía probablemente estableció un récord mundial en julio: plantaron allí hasta 350 millones de árboles en un día. En el centro del continente, Gabón es uno de los primeros países africanos a los que se les paga desde el extranjero para proteger sus árboles: casi el 90 por ciento del territorio del país está cubierto de bosques. Noruega se ha comprometido a pagar 150 millones de dólares a lo largo de diez años para que permanezca así en el futuro.

En Senegal, en el África occidental, la población local junto con la organización WWF ha reforestado los bosques de manglares y ha establecido normas para su uso sostenible. Los habitantes de la zona y las autoridades patrullan ahora juntos por los bosques para vigilar que se cumpla dicha normativa. En Zambia, en el sur, hay una serie de proyectos que involucran particularmente a las comunidades locales en la protección de sus bosques.

África necesita sus bosques para prevenir la erosión, el cambio climático y proteger a su flora y fauna. Pero el crecimiento de la población y la necesidad de nuevos terrenos de cultivo están causando la desaparición de cada vez más bosques. En Zambia, la tasa de deforestación es tan alta que el país es uno de los mayores productores de gases de efecto invernadero del mundo, porque el dióxido de carbono, almacenado en los árboles, se libera debido a la deforestación y aprovechamiento de la madera.

Donde antes había bosque, ahora crece el maíz

Cada año se talan alrededor de 300.000 hectáreas de bosque en Zambia, sobre todo para producir carbón y explotar nuevos terrenos agrícolas. En 2017, el Banco Mundial concedió apoyo económico al país a través de un fondo de inversión climática por valor de 200 millones de dólares. El Gobierno ya está trabajando con numerosas iniciativas, que luchan contra el cambio climático para reforestar el país. Una de ellas es la organización belga de conservación de la naturaleza WeForest, que opera en la provincia central de Copperbelt en Zambia.

Allí, en el distrito de Luanshya, las minas de cobre aseguraban, en el pasado, los ingresos a la población. Pero la explotación de esa materia prima se ha vuelto cada vez menos rentable y cerraron las minas. Los antiguos mineros intentan ahora ser agricultores de maíz. "Esta es una de las grandes razones que contribuye a la deforestación del bosque", dice Matthias De Beenhouwer, director de WeForest en Zambia. A esto se suma la producción de carbón, que se utiliza para encender placas de cocción: "Esta sigue siendo la mayor fuente de combustible en el África subsahariana".

Un elefante en un bosque.
Los bosques de África, conocidos por su diversa flora y fauna.Imagen: picture-alliance/M. Reichelt

Plantar árboles nativos

En Zambia, WeForest ha estado intentando, desde 2014,  reconectar a los habitantes con sus bosques: "No podemos decirles que deben cuidar sus bosques si no pueden recibir ningún ingreso", afirma De Beenhouwer. WeForest está capacitando actualmente a 1.500 personas en diversos ámbitos, como la apicultura, el cultivo de las setas y de frutas silvestres para que se ganen la vida. "Trabajamos estrechamente con empresarios locales para incentivar las ventas de los productos", dice el ecologista. También se están plantando cada vez más árboles autóctonos, ya que muchos desaparecieron para usarlos en minas o exportarlos a China.

WeForest se ha fijado una meta: hasta 2022, las comunidades tendrán que hacer su trabajo de forma independiente y cubrir los costos. Entonces podrán dejar de recibir financiación del extranjero. "En el pasado, había un plan que consistía en permitir a los bosques sólo a visitantes, pero eso estaba destinado al fracaso. La comunidad juega un papel clave en la conservación de los bosques", cree De Beenhouwer. Y entretanto han tomado también conciencia de las consecuencias del cambio climático.

Árboles talados de un bosque de Zambia.
El índice de deforestación de los bosques en Zambia es alta: 300.000 hectáreas al año.Imagen: picture-alliance/Balance/Photoshot

Monocultivos a favor del sector privado

Sin embargo, no todas las reforestaciones son sostenibles. Rita Uwaka, experta nigeriana de la organización ambientalista "Friends of the Earth", subraya que las selvas vírgenes del continente han sufrido mucho en los últimos años. "El bosque es nuestra vida", dice Uwaka. "Pero desde hace algún tiempo, las plantaciones industriales con una sola especie de árbol se consideran como si fueran un bosque", añade. De ninguna manera son sostenibles: los monocultivos dañaron a menudo la calidad del suelo y se utilizaron principalmente para generar ganancias a empresas privadas.

En Nigeria, el bosque ancestral de los Ekuri es una de las últimas selvas intactas. "La comunidad maneja 333.000 hectáreas con éxito por sí sola, y los líderes de la comunidad local han establecido pautas de uso. Aquellos que no las cumplan, serán castigados", explica Uwaka.

"Las compañías mineras han presionado a la comunidad para que les dé la tierra, pero se mantienen firmes". Y con razón, dice Uwaka: "Los bosques tienen diversos ecosistemas y apoyan las necesidades de las personas. Es la mejor solución contra la devastadora crisis climática que estamos experimentando", añade.

(rmr/er)

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