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Elecciones polacas

8 de octubre de 2011

Polonia acude a las urnas. Un millonario excéntrico liberal y el plan de reavivar sentimientos anti-germanos de Jaroslaw Kaczynski han puesto un poco de color a la campaña.

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Donal Tusk, actual primer ministro, va a la cabeza según las encuestas.
Donal Tusk, actual primer ministro, va a la cabeza según las encuestas.Imagen: dapd

“La campaña electoral ha resultado aburrida”, opina el politólogo y periodista Kazimierz Woycicki. Esto no concuerda con la interesante imagen que se tiene de la vida política en Polonia. Pero la situación económica en el país está bien y la controversia falta. “Una situación como ésta favorece a los movimientos marginales”, analiza Woycicki.

Janusz Palikot, millonario excéntrico, podría convertirse en la tercera fuerza en el Parlamento.
Janusz Palikot, millonario excéntrico, podría convertirse en la tercera fuerza en el Parlamento.Imagen: picture-alliance/dpa

Un representante de éstos últimos es Janusz Palikot, millonario y excéntrico. Su nuevo partido “Movimiento para apoyar a Janusz Palikot” no sólo tiene la posibilidad de superar el mínimo del cinco por ciento, sino, según las encuestas, de convertirse en la tercera fuerza política del Parlamento. Las apariciones públicas de Palikot han causado revuelo. Una vez lleva una camiseta con el lema “Soy homosexual”, como llamado a la tolerancia; otra vez, lleva en su mano un genital masculino de goma, como protesta por los abusos sexuales de la policía polaca.

Con estas acciones ha llegado a un electorado joven, liberal y crítico con la Iglesia. Gran parte de sus posibles electores proviene de la plataforma liberal conservadora, actualmente en el gobierno. Donald Tusk, el actual primer ministro, no ve con buenos ojos el camino que ha tomado Palikot, su antiguo compañero de partido.

Tusk a la cabeza

En la mayoría de las encuestas, la “Plataforma Cívica” (PO)  de Tusk va a la cabeza, con un 30 por ciento de la intención de voto. Lo sigue el partido nacionalista conservador “Derecho y Justicia” (PiS) de Jaroslaw Kaczynski, con un 20 por ciento.

La victoria, con todo, no está asegurada para el PO: ha perdido la gran ventaja que tenía a comienzos del año, cuando un 50 por ciento del electorado se declaraba conforme con su gestión. Es más, en los últimos días las encuestas registran un 25 por ciento de votos indecisos.

Resentimiento hacia los alemanes

Para movilizar a los rezagados, Kaczynski ha optado por despertar el resentimiento histórico hacia los alemanes. En su libro “La Polonia de mis sueños”, que apareció durante la campaña, acusa a la canciller alemana, Angela Merkel, de querer imponer la voluntad de su país por sobre la de Polonia. “Merkel pertenece a esa generación de políticos alemanes que querrían reimplantar el poder imperial de Alemania”, afirma.

Jaroslaw Kaczynski.
Jaroslaw Kaczynski.Imagen: AP

Kaczynski rehaza también las inversiones alemanas en el oeste del país: “podemos despertar un día en una Polonia más pequeña”. Es decir, Alemania, en su opinión, querría reconquistar la región oeste del país vecino. Llegado a ese punto, el ataque a Merkel es personal: que una ciudadana de la ex República Democrática Alemana haya llegado a canciller no es casualidad, dijo el ex primer ministro polaco.

Algunos piensan que la intención es avivar en el electorado el sentimiento de que existe un “complot de la Stasi”, la policía secreta de la ex RDA. “La Sra. Merkel sabe de lo que hablo”, responde cuando se le pide mayor explicación, a la vez que amenaza a medios alemanes y polacos con medidas legales por malinterpretar sus palabras.

Una ola de indignación

Los comentarios de Kaczynski han levantado olas de indignación en Polonia. De “error dañino” las ha calificado Bronislaw Komorowski, el presidente polaco de las filas del PO, que ve necesaria una disculpa. Incluso el diario Rzeczpospolita, cercano al PiS, cataloga el ataque a Merkel como un desatino. “El cálculo le ha salido mal. Hoy en día, los polacos ven con simpatía a los alemanes; Merkel es más popular que nunca”, analiza Vóycicki.

“Esta vez ha sido un autogol”, opina por su parte Adam Krzeminiski, analista de la revista “Polityka”, que ve en esto el mismo mecanismo paranoico que en las elecciones de 2005. En esas elecciones, un político cercano a Kaczynski difundió que el abuelo de Donald Tusk había sido un soldado nazi de la Wehrmacht. Y aunque no se puede decir con seguridad cuánto influyó este rumor en los resultados, es un hecho que Lech Kaczynski, el ahora difunto hermano de  Jaroslaw, le ganó a Tusk. El domingo se sabrá si esta vez vuelve a resultar bien el plan de Kacznski.

Autor: Bartosz Dudek/Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas