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Policías de extrema derecha: el enemigo en uniforme

Hans Pfeifer
17 de septiembre de 2020

Un escándalo de extrema derecha vuelve a sacudir a la Policía de Alemania. Pero las reacciones no indican que la clase política ni la Policía se tomen en serio la dimensión de la catástrofe, opina Hans Pfeifer.

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Miembros de la Policía alemana formaban parte de una red de extrema derecha.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Gentsch

Imaginemos el siguiente escenario en Alemania. El ministro del Interior del estado alemán más populoso habla ante la prensa para dar una noticia que causa espanto: se descubrió una gran red de extremistas dentro de la Policía. Se suspendió a 29 hombres y mujeres policías, y los 29 son seguidores de la organización terrorista autodenominada Estado Islámico (EI). En su grupo de chat, esos policías habrían compartido propaganda islamista misantrópica y glorificadora de la violencia. Y lo hacían desde hace ocho años sin haber sido descubiertos.

Imaginemos que, ya de antemano, la Policía alemana hubiera ocupado los titulares porque en diversas instituciones había simpatizantes del EI que habrían enviado amenazas de muerte a sus víctimas desde computadoras de la Policía. Un escenario terrorífico que, por suerte, no se ha dado. Pero si así fuera, ¡qué escándalo habría habido en Alemania! Dentro de la institución policial seguramente no habría quedado títere con cabeza. Y con razón.

No es un caso único

Pero el caso de extremismo en la Policía que nos ocupa no es de extremismo islamista, sino de extremismo de derecha. Los 29 policías suspendidos eran miembros de un grupo de chat que compartía fotografías de Hitler y propaganda racista de la peor, y eso ya desde 2012. Un escenario terrorífico, pero esta vez, lamentablemente muy real.

Hans Pfeifer, de DW.
Hans Pfeifer, de DW.Imagen: DW/B. Geilert

¿Y ahora? El ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, en cuyo cuerpo policial se descubrió al grupo de extrema derecha, no piensa en presentar su renuncia. La mayor autoridad de seguridad interna del país, el ministro alemán del Interior, no dice absolutamente nada. Solo envía el mensaje a través de su Ministerio de que esto es "una vergüenza”. El Sindicato de la Policía de Alemania (GdP) parece solo pensar en el fútbol en tiempos de coronavirus. Y el jefe del agresivo Sindicato Alemán de Policía critica las sendas para bicicletas en Berlín, a la juventud socialdemócrata y discute sobre si tiene sentido recibir refugiados procedentes de Grecia. ¿Dijeron acaso algo sobre el escándalo en la Policía?

A pesar de toda la consternación y de las declaraciones de que se deben llevar a cabo investigaciones exhaustivas y sin reserva, sabiendo que la lista de redes e individuos de extrema derecha en el Ejército y la Policía alemanes se vuelve cada vez más larga, la clase política se comporta con una sorprendente indiferencia.  Todas esas redes e individuos de extrema derecha tenían en su poder imágenes de Hitler y símbolos nazis, y se pudieron hallar amenazas de muerte y pruebas de agitación racista, e incluso armas y municiones.

Más que solo una protesta contra la canciller

Pero cabe aclarar que estos "servidores públicos” no se unen a la extrema derecha como protesta contra los refugiados ni contra la canciller alemana, Angela Merkel. No. Ellos son seguidores del fascismo nazi, de Hitler, con sus millones de asesinatos de judíos, gitanos sinti y romaníes, opositores políticos y personas discapacitadas. Son el enemigo del pueblo en uniforme.

Cada intento serio de explicar las estructuras y la magnitud del racismo y del extremismo de derecha en las filas de la Policía alemana ha fracasado hasta el momento. Recientemente, el ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, había rechazado llevar a cabo una investigación sobre el asunto dentro de la Policía.

Ni la Policía ni la sociedad ponen el grito en el cielo

Pero, a todo esto, la cuestión de la magnitud del extremismo de derecha en la Policía, si bien no es insignificante, sí es secundaria, ya que cada caso individual afecta la confianza de las ciudadanas y ciudadanos en las autoridades de seguridad del país. ¿A quién debe dirigirse una persona que es amenazada por neonazis? ¿Y puede hacerlo sintiéndose segura? De ninguna manera.

El hecho de que la clase política maneje de modo tan rutinario las noticias catastróficas sobre el funcionamiento del aparato de seguridad alemán solo puede tener un motivo: no existe ni verdadera empatía ni compasión con los que sufren debido a estos vínculos de la Policía de Alemania con la extrema derecha. Y estos son, sobre todo, los refugiados, los alemanes de origen migratorio, las personas negras y los que se oponen al extremismo de derecha. La solidaridad de la sociedad alemana con ese gran sector que forma parte de ella es apenas visible. Y lo que más atemoriza es que la Policía tampoco puso el grito en el cielo ante semejantes abusos en las propias filas.

(cp/ers)