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Palma para un pertinaz defensor de los oprimidos

Mirra Banchón29 de mayo de 2006

Con buenos ojos ven los críticos en Alemania que Ken Loach haya ganado la Palma de Oro en el 59 Festival de Cannes. Aunque es británico, mucho han tenido que ver sus producciones con el mundo cinematográfico alemán.

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Ken Loach con su PalmaImagen: picture-alliance / dpa

Si bien se resalta lo sorpresivo que resultó para la mayoría la Palma de Oro para Ken Loach en el 59 Festival de Cannes, los críticos de cine en Alemania -que si bien no cumplió ningún papel espectacular en el festival tampoco ha salido con las manos vacías- han recibido con beneplácito el galardón al septuagenario director británico.

Aunque se hablaba ya de la edición más iberoamericana de Cannes porque las claras favoritas del festival eran Volver de Pedro Almodóvar y Babel de Alejandro González Iñárritu, fue Ken Loach con The Wind that Shakes the Barley, pasada al principio del certamen abierto el pasado día 17 y de la cual ya pocos se acordaban, la que se llevó el codiciado trofeo.

"No nos esperábamos este premio por una historia que deseábamos rodar desde hace diez años", aseguró Loach. Por ser, según ciertos críticos, un alegato más de Loach contra el imperialismo de su país en realidad nadie se esperaba que se impusiera. Otros, al contrario, ven en el galardón un merecido aunque tardío reconocimiento a décadas de destacada labor cinematográfica.

Si en un principio Loach nadó en la corriente del neorrealismo italiano, su producción generó luego un realismo social muy británico. Según entendidos, algunas de sus obras de los años sesenta reproducen con maestría la situación social de su país. La obra ganadora de la 59 edición de Cannes lleva de título un verso de una canción tradicional irlandesa y trata la historia de dos hermanos durante las luchas independentistas irlandesas en los años veinte del siglo anterior. "Esperamos que esta película represente un pequeño paso hacia la toma de conciencia británica de su pasado imperialista", declaró Loach.

Ésta es la octava vez que este viejo conocido de la Berlinale lleva su producción a la costa francesa. El drama ganador de la Palma de Cannes, rodado con fondos de la Fundación Cinematográfica NRW de Renania del Norte-Westfalia, es, según su director Michael Schmid-Ospach, "una distinción muy especial para la cooperación de años entre Ken Loach, su productor Ulrich Felsberg y la Fundación NRW".

Pero Loach no es alemán

El cine alemán, por su parte, estuvo representado en el Festival de Cannes sólo en los géneros menores. Sin embargo, no salió con las manos vacías: El libreto Pinpong de Matthias Luthardt se llevó el premio de los Críticos y los cortometrajes de Stefan Müller, Mr. Schwartz, Mr. Hazen & Mr. Horlocker, y de Matthias Müller y Christoph Girardot, Kristall, obtuvieron también premios.

Para la próxima edición -la de los sesenta años del festival,que promete ser superlativa- se perfilan como candidatas una comedia romática de wong Kar-Wai y una producción nueva de Hans Weingartner, quien hace dos años con su Los edukadores (Die fetten Jahren sind vorbei) logró romper la "maldición" que pendía sobre el cine alemán en el festival de Cannes.

En resumen

Debido a que al lado de las otras obras con escenificaciones espectaculares y más artísticas, el drama irlandés de Loach es bastante convencional, Der Spiegel opina más bien parcamente: "queda un festival que no es el más ruidoso y tampoco el más silencioso, sino que con sus diversas perspectivas ofrece una imagen del espíritu cinematográfico contemporáneo: los viejos zorros varían una vez más su repertorio, mientras que los nuevos talentos jóvenes tienen aún que foguearse".

Como fuere, y a pesar de que los favoritos Pedro Almodóvar y González Iñárritu se quedaron con las ganas, no deja de ser una buena noticia que el humanista y pertinaz abogado de los oprimidos en el cine europeo pueda reposar ahora alegremente bajo los rayos dorados de su Palma.