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Opinión: terrorismo neonazi, fracaso del Estado

Hans Pfeifer
11 de julio de 2018

Cadena perpetua para Beate Zschäpe. Para los familiares de las víctimas, el veredicto es un pequeño consuelo, porque la política les falló. También la canciller Angela Merkel, opina Hans Pfeifer.

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Víctimas del grupo NSU.
Víctimas del grupo NSU.Imagen: picture-alliance/dpa

La canciller estaba totalmente vestida de negro cuando se subió al podio en febrero de 2012 e hizo una promesa. En ese día de invierno, todos los altos mandatarios alemanes se reunieron en Berlín para honrar a las víctimas. Estas no eran ni famosas ni poderosas. Eran migrantes con una sola excepción. Beate Zschäpe y los neonazis del autoproclamado NSU, "Clandenistidad Nacionalsocialista", los habían asesinado precisamente por esa razón. Durante seis años, la banda asesina viajó por Alemania robando, poniendo bombas y matando. Su motivo fue la xenofobia. Nadie la detuvo. Ni la Policía, ni los servicios secretos, ni el Gobierno.

Hans Pfeifer.
Hans Pfeifer, redactor de DW.Imagen: DW/B. Geilert

Sospecharon de las víctimas

Lo peor fue que las autoridades alemanas sospecharon de las víctimas y sus familias. Pensaron que eran criminales: traficantes de drogas turcos y miembros de la mafia. Dichos estereotipos racistas determinaron la investigación de la Policía. Para Alemania, orgullosa de su elaboración de los crímenes nazis, esto fue una declaración de quiebra. Un fracaso del Estado.

En ese día de febrero de 2012, la canciller se disculpó ante las diez familias de las víctimas y les prometió: "Haremos todo lo que podamos para aclarar los asesinatos, descubrir a los cómplices y a los que organizaron los asesinatos para que todos los delincuentes reciban su merecido castigo". Fue una gran promesa. La mayor esperanza de las familias de las víctimas fue que tuviera lugar un proceso legal por los asesinatos. Ahora, tras finalizar el proceso penal más espectacular de los últimos años en un tribunal alemán, está claro que la promesa se ha roto.

Porque los esfuerzos de la política y los tribunales para esclarecer exhaustivamente los hechos, no duraron mucho. Desde muy pronto la conocida cara de la principal sospechosa, ahora condenada Beate Zschäpe, acaparó toda la atención. Paso a paso fue quedando en el olvido la red de ayudantes también de derecha, que era absolutamente necesaria para los autores de los delitos y la aparente implicación de los servicios secretos en el fracaso de las autoridades a la hora de esclarecer los hechos. También la canciller. Hasta el día de hoy, los servicios secretos y los ministerios cierran filas cuando se trata de contribuir con sus aportaciones a esclarecer lo sucedido. Ante el tribunal solo estaba sentada una pequeña parte de una gran red de ayudantes.

El odio ha llegado al Parlamento

Pero el fracaso del Estado es mucho peor. En 2012, la canciller prometió tomar medidas contra aquellos "que persiguen a otros por su origen, color de piel y religión". Hoy, seis años después, el racismo y el pensamiento nacionalista vuelven a ocupar un lugar en la sociedad, incluso en el Parlamento alemán: con el partido AfD se trata de una agresiva voz de odio . Y eso a pesar de que el juicio del NSU demostró que el odio mata.

 

Hans Pfeifer (RMR/ER)

 

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