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Más integración significa más seguridad

Gero Schließ 18 de agosto de 2016

Prohibición del burka y la doble nacionalidad centran el debate sobre integración. El riesgo es que, al final, haya menos, en lugar de más integración. Eso podría ser peligroso, según Gero Schließ.

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Imagen: picture-alliance/U. Baumgarten

Si todo sale mal en el actual debate sobre la integración, en lugar de una "cultura de la acogida" podría imponerse una cultura de la exclusión. Eso podría reforzar el aislamiento de los inmigrantes y, en definitiva, aumentar la probabilidad de nuevos ataques islamistas. ¡Eso no debe pasar!

Pero mantengamos la calma. Es cierto que han venido muchas cosas juntas: el millón de refugiados, los ataques islamistas y las manifestaciones de los turco-alemanes a favor de Erdogan y su rabioso desmantelamiento de la democracia turca. Y ahora además se ha sabido que gran parte de los que han partido desde Alemania a apoya al Estado Islámico tienen raíces turcas. Eso ha metido miedo a muchos alemanes, que no se sienten ya señores de su propia casa.

Es un caldo de cultivo propicio para agitadores, como Trump con su ridícula comparación entre Clinton y Merkel. O la jefa del partido AfD (Alternativa para Alemania) pidiendo embarcar y confinar a los inmigrantes en una isla. O la CDU (Unión Cristianodemócrata), exigiendo la prohibición del burka y poniendo sobre la mesa el tema de la doble ciudadanía. Todos los partidos se contagian de este populismo en campaña electoral.

La pérdida de apoyo de Merkel

Sería mejor para todos escuchar más las voces prudentes, como la de Merkel o su ministro del Interior, Thomas de Maizière, cuyo paquete de seguridad prevé más policías y más prevención. Ya cuenta con el apoyo del presidente Gauck. Y no se inclinan por abolir la posibilidad de la doble nacionalidad.

Esto por dos razones. Primero, la doble nacionalidad no tiene nada que ver con los ataques islamistas, por lo que su abolición no haría Alemania más segura. En segundo lugar, pondría a muchos emigrantes lícitos de alguna manera ante la puerta. Esto no ofrece la imagen de una Alemania abierta y cosmopolita, sino la de la expulsión de unos ciudadanos que, de todos modos, ya se quejan de falta de reconocimiento.

Gero Schließ
Gero SchließImagen: DW/P.Henriksen

Y luego está la prohibición del burka. El malestar que provoca es comprensible, acompañado del miedo latente a la infiltración extranjera. Pero, siguiendo a De Maizière, no se puede prohibir todo lo que se rechaza. No hay muchas esperanzas de que pueda imponer esa línea en la CDU, pero debemos confiar en la fuerza y estabilidad de nuestro sistema.

Ambos debates tienen, sin embargo, algo en común: bloquean todo avance en una integración que, no obstante, necesitamos. Un estudio recién publicado desvela que los refugiados valoran la democracia, pero al mismo nivel que la autoridad de un líder fuerte.

Tareas de educación y mediación

Por otra parte, están fuertemente arraigadas algunas reticencias culturales ante características del estilo de vida liberal, como en lo que respecta a las parejas homosexuales. Ahí debemos hacer una extensa labor de formación y mediación. Se trata de un proyecto a largo plazo. No cometamos el mismo error que con los "trabajadores invitados" (la mano de obra que empezó a llegar en la década de los sesenta y que, como su nombre indica, supuestamente iba a tener una residencia temporal en Alemania, y no permanente). A ellos los dejamos demasiado tiempo librados a su suerte.

Si no ofrecemos acogida en nuestra sociedad a los refugiados que llegan, los estamos echando en manos del salafismo y otros grupos de radicales islamistas. Qué consecuencias tiene eso lo podemos ver en sitios como París, Bruselas, Ansbach o Würzburg. Hasta los más críticos y los peores agitadores deberían entender eso: ¡más integración significa más seguridad!

Para aprender alemán: aquí puede Usted leer la versión original de este artículo.