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El libro de Woodward sobre Trump no es un punto de inflexión

Michael Knigge
6 de septiembre de 2018

Las revelaciones del libro de Bob Woodward sobre la Casa Blanca han creado una gran tormenta entre quienes siguen de cerca la política. No obstante, esas revelaciones no cambiarán nada, opina Michael Knigge.

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USA, Washington: Der Journalist Bob Woodward nimmt am White House Correspondents Dinner teil
El periodista Bob Woodward durante la cena de corresponsales de la Casa Blanca.Imagen: picture alliance/dpa/C. Owen

Tan solo unos pocos pasajes del próximo libro del legendario reportero Bob Woodward Fear: Trump in the White House (Miedo: Trump en la Casa blanca), publicados este martes (04.09.2018) en The Washington Post, bastaron para poner a la Casa Blanca en modo de gestión de crisis. El presidente Donald Trump, fiel a su estilo, encabezó un contrataque en Twitter, donde calificó el libro como "ya desacreditado" e insinuó que el veterano periodista de investigación podría ser un "agente demócrata".

Después de que la noticia irrumpió en los medios, los miembros del gabinete de Trump involucrados reaccionaron. El jefe de gabinete de Trump, John Kelly, emitió una declaración cuidadosamente redactada negando haber llamado idiota a su jefe. El exabogado personal de Trump, John Dowd, refutó haber calificado al presidente de mentiroso y haberle advertido que si testificaba en la investigación de Rusia del consejero especial Robert Mueller, podría terminar en la cárcel. Y, finalmente, el secretario de Defensa, James Mattis, -quien según se informa comparó el comportamiento del presidente con el de un estudiante de quinto o sexto grado- dijo en un comunicado que nunca pronunció las "palabras despectivas" que se le atribuyeron en el libro.

Negaciones de la Casa Blanca

Michael Knigge es corresponsal de DW en Washington
Michael Knigge es corresponsal de DW en Washington

Del mismo modo, la Casa Blanca negó que el exasesor económico del presidente, Gary Cohn, "robara una carta del escritorio de Trump" para evitar que el presidente rechazara un acuerdo comercial con Corea del Sur, y que hubiese hecho "una jugada similar" para impedir que Trump abandonase el TLCAN.

Por su parte, la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, dijo que nunca escuchó a Trump sugerir que mataran al presidente sirio Bashar al-Assad, respondiendo así a la afirmación de Woodward acerca de que el jefe del Pentágono, Mattis, se involucró en una acción subversiva similar a la de Cohn cuando ignoró la orden de Trump de matar a Assad después de un ataque con armas químicas.

¿A quién le creerán entonces los estadounidenses? ¿A Woodward o a la Casa Blanca?

Todo depende a quién se le pregunte. Para las elites liberales en las principales ciudades como Washington, Nueva York o San Francisco, el libro es simplemente otra confirmación de que Trump no es apto para el cargo y que es un peligro para el país y el mundo, mientras que para incondicionales partidarios de Trump, fuera de esos bastiones liberales, el libro es simplemente otra confirmación de que los periodistas están dispuestos a lo que sea para derrumbar al presidente.

Perspectiva deja afuera a los no partidistas

Pero esa perspectiva binaria izquierda-derecha, que a menudo se amplía a través de la cobertura de los medios, prospera en opuestos más radicales y deja fuera un grupo que a menudo ignoran los hackers políticos y los periodistas, aunque sean electoralmente cruciales: los estadounidenses no partidistas.

Según un estudio de Gallup de enero, el 42 por ciento de los estadounidenses se identificaron, en 2017, como independientes, solo un punto por debajo del récord de 43 por ciento en 2014, lo que empequeñece el número de demócratas (29 por ciento) y republicanos (27 por ciento).

A la luz de estas cifras: ¿cómo reaccionarán los estadounidenses no partidistas al nuevo libro de Woodward?

Probablemente de la misma manera en que reaccionan al constante bombardeo de episodios similares que salen del Gobierno de Trump: tomándolo con un gran disgusto inicial para luego ignorarlo.

Aún así, eso no significa necesariamente que no estén interesados en si el jefe de gabinete de la Casa Blanca llamó mentiroso a Trump, o si un asesor económico sacó un documento del escritorio del presidente. No obstante, es muy probable que, a fin de cuentas, no les interese del todo, porque –guste o no– gran parte de los escándalos políticos de alto peligro –fascinantes para partidistas y los medios de comunicación– no resultan muy llamativos para estadounidenses que no están tan involucrados políticamente.

Demasiado ocupados para enterarse de los pormenores

Asimismo, muchos estadounidenses de a pie están tan ocupados en su vida cotidiana que simplemente no tienen el tiempo y la energía para dedicarse a seguir en detalle la política en Washington. Y, si bien esto puede parecer extraño para militantes partidistas, expertos en política y periodistas, es comprensible que personas ajenas a la esfera política y mediática sencillamente no puedan seguir cada episodio político.

Así, aunque no signifique necesariamente que las revelaciones de Woodward no sean importantes, no hay que esperar que este libro desate un cambio drástico en la Administración Trump solo porque este resuene entre quienes siguen más de cerca la política en Washington.

Autor: Michael Knigge (FEW/CP)

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