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Gobierno y oposición no quieren la misma cosa

Bernd Gräßler 16 de marzo de 2016

Siempre tras elecciones se hacen malabarismos de interpretación. El lema: endulzar los resultados para fines propios. Merkel se ve respaldada en su política de refugiados por un 85% de fantasmas, dice Bernd Grassler.

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Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach

En promedio, sólo el 15% de los electores votó en las tres elecciones regionales por el nuevo partido de derecha AfD, que exige parar de inmediato el recibimiento de refugiados. Eso es cierto. ¿Pero es también cierto que, el restante 85% de los votantes respalda incondicionalmente la política de refugiados de la canciller? O, ¿apoyan a los partidos que lo hacen? Al menos, eso es lo que afirman los autores de esta tesis, que quieren obviamente darse un parte de tranquilidad.

A primera vista, la afirmación es lógica: CDU, SPD, los Verdes y la Izquierda son vistos como partidarios de la política de refugiados de Merkel. Pero eso es demasiado simplista.

¿Qué es exactamente lo que aprueban los electores?

Para responder hay que hacer primero otras preguntas: ¿Qué política de refugiados de la canciller respaldan los electores? ¿La política de invitación con "cara amable" y selfie del otoño de 2015? Si esa política siguiera siendo válida, Merkel tendría que traer a los refugiados atrapados en Idomeni, como lo hizo otrora con los de la estación de trenes de Budapest. También en la frontera greco-macedonia se escuchan cánticos que invocan a la canciller alemana. O ¿se trata más bien de la aprobación al repetido mantra de reducción de número de refugiados y limitaciones del derecho de asilo?

Gobierno y oposición no quieren la misma cosa

Los partidos CDU, CSU, SPD, por un lado, y la Izquierda y los Verdes, por otro, tienen diferentes posturas frente a la cambiante política de refugiados de Merkel. El bloque del 85% de los presuntos seguidores de Merkel estaría profundamente dividido.

Entre los votantes es más claro, como lo demuestra la encuesta realizada por el instituto demoscópico Infratest Dimap. Según sus resultados no hay nada que sugiera un apoyo del 85% al curso de Merkel. Aunque la mayoría percibe a los migrantes y refugiados como un enriquecimiento social y cultural, las opiniones se dividen cuando se trata del gran número de nuevos refugiados.

Por lo tanto, en los Länder occidentales en donde se votó la semana pasada, el 40 por ciento piensa que la política de refugiados de la canciller es equivocada, y en Sajonia-Anhalt, en Este del país, esa desaprobación alcanza incluso el 60 por ciento. En todo caso, más de los que votaron por AFD.

Errónea suposición

La suposición de que el bloque de contradictores de la política de refugiados de Merkel, es idéntico al 15% que votó por AFD es equivocada. Probablemente muchos votaron por CDU, SPD o incluso los Verdes, a pesar de estar en desacuerdo con la política de refugiados del Gobierno Federal.

Graessler Bernd, periodista de DW.
Graessler Bernd, periodista de DW.

Sobre esta simple realidad no habría que agregar mucho. Sin embargo, el fantasma del 85% podría generar aún más confusión en el difícil debate sobre el curso apropiado. Sobre todo, porque no sería muy inconveniente para la coalición que se encuentra en una situación delicada. Sugiere un consenso que no existe en esas dimensiones. A pesar de que tras las elecciones, la misma canciller Merkel agradeció el "apoyo de la sociedad en general" a su política de refugiados y migración que, según ella, “va más allá de su propio partido”.

Merkel se beneficia

Eso suena mucho a "sigamos como hasta ahora", así como a la constante referencia a la "solución europea", que unos llaman “firmeza” y otros “negación de la realidad”. Esa "solución europea", es realmente una versión turca que, hasta el momento, no funciona y no se a ciencia cierta si funcionará alguna vez.

Volvamos a los hechos verificables: si cerca de dos tercios de los encuestados dicen sentirse "aliviados" de que en la actualidad no estén llegando tantos refugiados, es claro que esto no tiene nada que ver con la política de su propio Gobierno.

Si los países de los Balcanes no hubieran cerrado sus fronteras, miles de personas estarían llegando a las fronteras alemanas, todos los días. Por lo menos, la canciller admite ahora abiertamente que su Gobierno se "beneficia" de ese bloqueo.


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