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Opinión: El regateo de Erdogan y Putin

Andrey Gurkov9 de agosto de 2016

Este martes (09.08.2016), los presidentes de Rusia y Turquía normalizaron sus relaciones y retomaron el proyecto del gasoducto Turkish Stream. En opinión de Andrey Gurkov, todo indica que solo habrá un ganador.

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Encuentro entre Erdogan y Putin.
Encuentro entre Erdogan y Putin.Imagen: REUTERS

En el encuentro en San Petersburgo que mantuvieron este martes (09.08.2016) los presidentes de Rusia y Turquía, este último afirmó que el gasoducto Turkish Stream será construido “lo antes posible”. Los mandatarios también se pronunciaron sobre la construcción de la primera central nuclear turca Akkuyu, que se ha demorado.

Además, el encuentro sirvió para sellar el deshielo entre ambos países. En noviembre de 2015, el derribo de un caza ruso por parte de la Fuerza Aérea turca ensombreció las relaciones turco-rusas. Ahora, los jefes de Estado intentaron demostrar a sus pueblos y al mundo entero, en especial a la Unión Europea, que han superado sus diferencias. Para Moscú y Ankara es importante enviar la señal de que su amistad no requiere del apoyo de Bruselas, Berlín, París o Washington.

Putin, el presunto ganador

El encuentro entre ambos mandatarios no tuvo lugar en terreno neutral. El orgulloso líder Erdogan, que recientemente se disculpó por el derribo del avión de combate ruso y la muerte del piloto, viajó a San Petersburgo, la ciudad natal de Putin. Esto podría sugerir que el presidente ruso ha salido como ganador en el conflicto, tanto a nivel político como económico, porque ahora también obtendrá el gasoducto que tanto quería.

No obstante, la pregunta es cómo y a qué precio. En caso de que se decida construir solo una en lugar de dos ramas del gasoducto, Ankara saldría ganando después de todo. O, por decirlo de otra manera, Moscú y Gazprom estarían en desventaja.

Andrey Gurkov, de la redacción rusa de DW.
Andrey Gurkov, de la redacción rusa de DW.

El sustituto del South Stream

Desde hace años, el Kremlin hace todo por poner fin al transporte de gas ruso por territorio ucraniano. Este gas atraviesa Ucrania para abastecer a la UE. Además, dos ramas del gasoducto se desvían hacia el sur donde pasan por Moldavia, Rumania y Bulgaria, abasteciendo también la parte occidental de Turquía.

Originalmente, este gasoducto iba a ser reemplazado por el South Stream, que atravesaría el fondo del mar Negro, así como Bulgaria para llegar a Austria. No obstante, Bruselas determinó que el proyecto contraviene las leyes comunitarias.

Acto seguido, tras un encuentro con Erdogan en diciembre de 2014, Putin anunció que el gasoducto submarino sería desviado en dirección a la parte occidental de Turquía, donde tres de las cuatro ramas continuarían hasta la frontera con Grecia, para abastecer al mayor comprador de gas ruso: la UE. Así nació el proyecto Turkish Stream. No obstante, a más tardar tras el derribo del caza ruso, el proyecto se paralizó.

Ankara insiste en la versión menos rentable

Ahora, éste será retomado. Sin embargo, la pregunta central es cuántas ramas va a haber. Ya nadie habla de cuatro. Pero la construcción de una sola rama con una capacidad de 15,75 mil millones de metros cúbicos sería la variante más cara para la empresa rusa Gazprom.

Desde luego una segunda rama no haría del gasoducto Turkish Stream un proyecto rentable, pero por lo menos aumentaría el volumen de ventas, porque entonces Gazprom podría abastecer a Grecia e Italia a través del planeado gasoducto Poseidón. No obstante, en su reciente visita a Moscú, el vice primer ministro turco, Mehmet Simsek, solo mencionó una rama, lo cual evidenciaría una falta de compromiso por parte de Ankara.

Es probable que, en su afán de interrumpir el tránsito de gas por Ucrania, el presunto ganador Putin exija demasiado de la empresa estatal Gazprom en tiempos en que las arcas del Estado están casi vacías: invertir desproporcionalmente mucho dinero en un gasoducto submarino de una sola rama en el mar Negro y, al mismo tiempo, construir un gasoducto en el Mar Báltico, el Nord Stream con una capacidad anual de 55 mil millones de metros cúbicos.

Así, el presunto perdedor Erdogan recibiría un nuevo gasoducto submarino a expensas de Rusia que minimizaría los riesgos del tránsito. Además, a largo plazo obtendría gas más barato, puesto que se suprimirían los actuales costos que resultan del tránsito por varios países.