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Opinión: El debate sobre los refugiados es imprescindible

Christoph Hasselbach (VT/MS)13 de septiembre de 2015

Hace mucho tiempo que los alemanes no discutían tan acaloradamente sobre una cuestión. ¿Cuántos refugiados puede acoger el país? Los medios rehúyen la controversia y eso debe cambiar, opina Christoph Hasselbach.

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Imagen: picture-alliance/dpa/J. Dieckmann

¿Cuándo fue la última vez que hubo un debate tan enconado en la sociedad alemana. poniendo incluso a prueba amistades y unidad familiar? Se podría decir que desde el fin del comunismo, hace 25 años, y hasta hace pocos meses, existía en Alemania un amplio consenso social. No era necesario forzarlo, simplemente estaba allí, flotaba en el aire. Los partidos políticos acercaban cada vez más sus posiciones. La sociedad parecía estar contenta consigo misma.

En la actualidad, el debate sobre los refugiados ha cobrado una fuerza inesperada. Y eso que tiene lugar sobre todo en el ámbito privado. Por un lado, hay quienes abogan apasionadamente por acoger a más refugiados y que están dispuestos a ocuparse de ellos personalmente. Por otro, hay quienes advierten de las posibles consecuencias de una extranjerización del país y de que se le exija demasiado a Alemania. Entre ellos se acusan de ser demasiado duros de corazón, incluso racistas o, por el contrario, ingenuos. Sus posturas son intransigentes. Y luego también están aquellos que ni siquiera están interesados en debatir, sino que directamente prenden fuego a los albergues de refugiados.

Christoph Hasselbach, redactor de DW.
Christoph Hasselbach, redactor de DW.Imagen: DW/M.Müller

Probablemente se deba a estos ataques y a la campaña xenófoba en la red, que gran parte de los políticos y de los medios de comunicación rehúyan un debate fundamental sobre los posibles límites de la acogida de refugiados. Nadie quiere ser acusado indirectamente de ser responsable de la violencia contra los inmigrantes.

Pero sobre todo por las posibles consecuencias que esta actitud pudiera tener a largo plazo. La cuestión afecta a todos los ciudadanos e incluso a las generaciones futuras, por lo que la discusión es imprescindible y debe mantenerse ahora: ¿qué pasará si la afluencia de refugiados no cesa en los próximos años o incluso aumenta? ¿Si a largo plazo los demás europeos no están dispuestos a acoger a tantas personas como Alemania? ¿Qué pasará si la integración no funciona como esperábamos? Es necesario hacernos estas preguntas. Y quienes las planteen no deben ser tachados inmediatamente de racistas.

Sería peligroso suprimir estas preguntas incómodas y dejar que los extremistas las respondan. Quizá la enorme ola de refugiados realmente resulte ser una gran oportunidad para el país, como opinan los optimistas. Pero incluso en ese caso, sería razonable haber discutido previamente la problemática con ojos críticos. Si hasta los más optimistas hablan del mayor desafío en décadas, no bastan unas cuantas palabras de aliento para solucionar el problema. Si no sostenemos el debate ahora, ¿cuándo?