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Alemania e Israel: ¿relaciones "especiales"?

Michael Wolffsohn
18 de abril de 2018

A pesar de la significancia de la historia que comparten ambos países, las relaciones entre Alemania e Israel no son tan extraordinarias como todos creen, opina Michael Wolffsohn.

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Deutschland Chanukkah Fest Brandenburger Tor in Berlin
Imagen: Reuters/F. Bensch

Pese al recitado mantra de que las relaciones entre Alemania e Israel son muy especiales, hay razones de peso para asegurar que estas dejaron de ser singulares desde hace tiempo. Más leyendas que hechos caracterizan el imaginario de lo que es la relación germano-israelí. Así, en lugar de solo opinar y de recitar lo mismo de siempre, hablemos de hechos representativos. Primero, las encuestas: desde principios de los años ochenta, Israel ha sido uno de los tres Estados más impopulares en las mentes y los corazones de los ciudadanos alemanes. La opinión pública sobre este trío ha cambiado con el pasar del tiempo: Irán, Corea del Norte, la Libia de Gaddafi, la Sudáfrica del "Apartheid". Pero Israel siempre ha pertenecido a la lista de los impopulares.

¿Sentimiento de supremacía moral de los alemanes?

¿Cuál será la razón de esto? ¿Será que la empíricamente demostrable mayoría de alemanes, con su sentido de superioridad moral, ya no se siente avergonzada con respecto a Israel? Por el contrario. Alemania le enseña a Israel qué es, en realidad, la moral política. Durante mucho tiempo, el tema no fue tratado por los medios, la política ni la sociedad. Pero incluso esa fase ya es cosa del pasado.

La personificación de la instrucción alemana sobre lo político y moralmente correcto fue el exministro de Relaciones Exteriores Sigmar Gabriel. No obstante, incluso el canciller Helmut Schmidt, en el otoño de 1980, calificó a Israel de "peligro para la paz mundial". Y Gerhard Schröder, durante su mandato, evitó, cuando pudo, hablar con el Gobierno de Israel.

Incluso menos que el liberal FDP y sus partidarios, los representantes electos del partido La Izquierda se encuentran entre los "amigos especiales” de Israel. Vale aclarar que es indudablemente una leyenda eso de que no hay antisemitas en el ultraderechista AfD. Sin embargo, la venenosa crítica a Israel y el engreimiento moral no provienen de la extrema derecha, sino más bien de una vieja izquierda del partido cristianodemocráta CDU, como, por ejemplo, en su momento, del veterano ministro de Trabajo Norbert Blüm.

Para los israelíes, el segundo país más popular

Muy diferente, y también confirmado por las encuestas durante décadas, es la imagen que tienen de Alemania la mayoría de los israelíes. Después de Estados Unidos, Alemania es el segundo país más popular en el Estado judío. La popularidad de Angela Merkel, por ejemplo, superó muchas veces a la de Barack Obama.

Israel Jerusalem Sigmar Gabriel  trifft Benjamin Netanjahu
En abril de 2017, se produjo un escándalo: Benjamin Netanyahu se negó a recibir al Ministro de Asuntos Exteriores, Gabriel.Imagen: Imago/photothek/T. Koehler

Cerca de 30.000 israelíes viven en Alemania, de los cuales alrededor de 20.000 viven en Berlín. Para ellos, la capital de Alemania no es la Jerusalén celestial pero la prefieren a la Jerusalén terrenal, y erigen, en una exageración simbólica, el Templo de Salomón, esperando hacer las paces aquí con los palestinos, y no en Medio Oriente.

Desde este punto de vista, esto es, ciertamente, "especial", aunque no particularmente efectivo en y para Medio Oriente. Aún así, se hace muy difícil defender que Berlín sea ese pseudoparaíso en la Tierra. "¡Judíos, al gas!", gritaron en Alemania los fanáticos musulmanes y sus amigos alemanes, en su mayoría izquierdistas, durante el conflicto entre la Franja de Gaza e Israel, en julio de 2014. En general, la violencia musulmana contra los judíos e israelíes de la diáspora, "especialmente" en Berlín, ha sido durante mucho tiempo un fenómeno cotidiano.

La leyenda del dar y recibir

La noción de que Israel es el que recibe y Alemania el que da es otra de las leyendas "especiales" germano-israelíes. La idea se nutre de hechos de la década de 1950: indiscutiblemente, el acuerdo de reparaciones de Israel concluido por el Gobierno de Adenauer en 1952 hizo posible su supervivencia económica. Sin embargo, durante la Guerra Fría, Alemania y la OTAN se beneficiaron de la experiencia de Israel con las armas soviéticas, que fueron neutralizadas o confiscadas en batallas con Estados árabes y palestinos. Hoy, las Fuerzas Armadas alemanas serían aún menos operativas sin los drones israelíes, así como la asistencia israelí es casi indispensable en la prevención y respuesta ante posibles ataques terroristas.

Además, el conocimiento técnico israelí es imprescindible no solo para la economía alemana. Un ejemplo entre muchos: cada productor alemán coopera con compañías israelíes en el desarrollo de automóviles del futuro.

 A Alemania e Israel los conectan intereses comunes en el presente y futuro; mucho más de lo que los separa el ayer. Así, para cualquiera que quiera hacer valer sus intereses, es recomendable no exagerar, pero tampoco acallar los problemas, algo que en Israel es más reconocido que en Alemania; en el discurso público alemán, este hecho parece seguir siendo ampliamente desconocido.

Autor: Michael Wolffsohn (FEW/JOV)

Michael Wolffsohn, nacido en 1947 en Tel Aviv, es historiador y publicista. De 1981 a 2012 enseñó Historia Moderna en la Universidad de las Fuerzas Armadas Alemanas en Múnich.

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