No llorar aguas pasadas, ¡reciclarlas!
16 de septiembre de 2008
De entre todos países que presentaron su pabellón en la EXPO de Zaragoza en España, el alemán se hizo acreedor al galardón del mejor. Aparte de resultar llamativo porque tenía algo que ofrecer y la gente podía experimentar sensorialmente el proceso del agua, fue el que mejor ejemplificó la idea del agua y su importancia vital.
“Utilizar mejor el agua es desde hace mucho tiempo la meta de nuestras tecnologías”, explica Siegfried Gänßlen, presidente de la empresa Hansgrohe de la Selva Negra. Por ello enviaron varias muestras de sus nuevas tecnologías al concurso para escoger a los expositores en el pabellón germano. “Nuestra tarea es crear conciencia en la población de la importancia de este escaso bien”, asevera Gänßlen satisfecho de presentar sus ideas a un amplio público.
La empresa Hansgrohe AG de la Selva Negra presentó su sistema de reciclaje de aguas residuales domésticas: una pequeña planta depuradora en el sótano de la casa, y el agua puede ser utilizada dos veces. El agua de las instalaciones sanitarias, por ejemplo no tiene por qué ser absolutamente agua potable. Y el agua de la ducha bien puede servir para regar el jardín. El ahorro es inmenso.
Lo más curioso es que el sistema presentado no utiliza químicos. Una unidad de filtros se encarga de todo tipo de partículas y elementos que contenga el agua que ya ha sido usada; microorganismos se encargan de las partículas más pequeñas; los sedimentos son evacuados por la canalización; antes de que el agua sea depositada en un contenedor, lámparas de rayos ultravioletas se encargan de liberarlas de desinfectarla. Después de este proceso automático y que requiere poca inversión de energía- el agua es inodora y apta para ser almacenada por largo tiempo.
El ahorro de agua en promedio es de un 50 por ciento en el ámbito doméstico. En un hogar de 4 o 5 personas el volumen de agua se puede reducir en unos 90.000 litros al año, asevera la empresa Hansgrohe, que ha desarrollado este sistema. El agua reciclada, además, cumple con las normas higiénicas de las aguas públicas: es decir, si bien no se la puede beber, para darse un baño en ella sí que sirve.