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Arte

Duato: “Cuando hablen bien de mí es porque algo hago mal”

27 de marzo de 2017

El director del Staatsballet Berlín, Nacho Duato, dice en DW que "muy pocos políticos entienden de danza", le pide al alcalde de Berlín una sede para el Staatsballet y cuenta las ventajas de su temperamento mediterráneo.

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Nacho Duato, director artístico del Staatsballet Berlín
Nacho Duato, director artístico del Staatsballet BerlínImagen: Staatsballett Berlin

El director del Staatsballet Berlín, Nacho Duato, habla acerca del estado esquizoide de la compañía que aún no cuenta con edificio propio.

El valenciano Nacho Duato, es director artístico y coreógrafo del Staatsballet Berlin desde 2014. Desde los años setenta ha trabajado en Holanda, España, Rusia y ahora, Alemania. Duato no se identifica como un coreógrafo ni tampoco como un director artístico. Él es, más que nada, un bailarín que hace coreografías y que también dirige.

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Su primera obra, Jardí Tancat - Jardín cerrado – de 1983, la compuso para la compañía Nederlands Dans Theater. Esta obra le valió el primer premio del "Internationaler Choreographischer Wettbewerb”, en Colonia, Alemania.

Nacho Duato es directo y no tiene problemas en poner sobre la mesa asuntos incómodos dentro y fuera del escenario. Así como el filósofo húngaro, Georg Lukács, preponderaba el arte que interpela al espectador por encima del mero entretenimiento, Duato busca martillarle la cabeza a su audiencia con temas relevantes de la actualidad, que la haga pensar en cuestiones sobre el racismo, la guerra, la homofobia y las drogas. Sobre esto agrega "Salvo por El cascanueces y la Bella durmiente, pocas de mis obras son meros floreros”.

Es en búsqueda de interpelación que orgullosamente Duato ha llevado a la compañía del Staatsballet Berlin a tomar contacto con organizaciones de derechos humanos y ambientales como Amnistía Internacional con Herrumbre y Greenpeace con Erde que se estrenará a fines de Abril en el Deutsche Oper de Berlín.

DW: ¿Cómo fue su experiencia al salir a los 16 años de  España y encontrarse con la cultura nórdica?

Ha sido un choque interesante y beneficioso para mí que tengo el temperamento del español mediterráneo que va al frente recibiendo una educación muy nórdica bajo un clima que te hace estar más centrado y ordenado.

Es una mezcla a la que le he sabido sacar provecho porque el ser tan organizado y cuadriculado mata la frescura y la espontaneidad que tiene que tener la danza porque la danza está viva y se modifica.

¿Y cómo fue volver al país y dirigir a la Compañía Nacional de Danza?

La Compañía era un oasis en ese desierto donde el gobierno se desentendía de ella. Entonces yo tenía plena libertad para llevarla por todo el mundo y darle mi propia identidad. Digamos que era más La Compañía de Nacho Duato. Pero era la única compañía que funcionaba.

¿Se sintió más cómodo cuando llegó a Alemania en 2014?

Es que yo ya sabía cómo era porque cuando dirigía a la compañía nacional de Ballet de España veníamos cada tanto a Alemania. Me gustó siempre el público alemán, aunque la organización siempre es muy cuadriculada. No pueden improvisar, todo tiene que estar programado y cuando algo se sale de lo planeado no tienen capacidad de reacción porque todo está demasiado organizado para mi gusto.

¿Diría que su mayor desafío ha sido el corte más clásico de la compañía del Staatsballet?

Ensayo con Nacho Duato en el Staatsbellet Berlin
Ensayo con Nacho Duato en el Staatsbellet BerlinImagen: Staatsballett Berlin

No porque también hacían moderno, quizá no tan contemporáneo como hago yo pero sí estaban acostumbrados a hacer las dos cosas. De hecho, ya habían hecho tres obras mías por lo que sabía dónde me metía.

El problema de la compañía es no tener una sede propia. Nosotros estamos en este edificio de la Deustche Oper. Pero como no tenemos edificio ni sede propia, la compañía pierde identidad.

Es muy difícil crear una imagen sin tener un teatro propio. La programación se hace muy cuesta arriba al estar en tres teatros distintos y cada teatro tiene su repertorio y una personalidad distinta. Creo que la compañía está un poco esquizoide porque nos falta un lugar de pertenencia.

Yo le recomendaría al alcalde de Berlín que tiene que darle un edificio al Staatsballet Berlín. El problema es que los políticos que se dedican a la cultura no tienen ni idea de danza. Siempre van a la suya y nunca al beneficio del artista o del bailarín. Y como pasa en España, pasa lo mismo aquí, que siempre lo hacen todo convenientemente antes de las elecciones. Y no estoy hablando de recibir más dinero, porque eso no lo es todo. A la compañía la hace el ambiente entre el director y los bailarines y no el dinero que nos den. Se puede vivir con menos y hacer cosas más interesantes.

¿Cómo fue el encuentro de Herrumbre con el público berlinés?

Siempre me ha ido excelente con el público aquí en Alemania cada vez que he venido. La crítica en cambio me detesta. Incluso antes de llegar en 2014 ya habían escrito pestes de mí. Pero a mí me hace mucha gracia y me encanta porque para que alguien escriba tan mal de mí y se meta conmigo personalmente, me tienen que admirar mucho. Pero la verdad es que no los entiendo, porque si te desagrada tanto algo, tú ni siquiera vas a verlo. El interés que han mostrado por destruirme es tan grande que creo que me admiran en el fondo. Y me gusta que sea así, porque el día que hablen bien de mí, es porque estoy haciendo algo mal.

Manuel Sierra Alonso (jov)