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Ni Europa ni EE.UU. quieren inmigrantes pobres

Eva Usi
26 de agosto de 2019

Las medidas de EE.UU. para contener la inmigración son intimidatorias hacia los migrantes, tienen objetivos electorales, y reflejan la tendencia mundial: los países ricos rechazan a los habitantes de los países pobres.

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Un pequeño de dos años llora mientras su familia es detenida por la Patrulla Fronteriza
Imagen: picture-alliance/AP Photo/E. Gay

"Si uno compara las políticas migratorias en la cuenca del Mediterráneo y en la cuenca del Caribe, son en esencia las mismas, aunque se expresen de diferente manera. El objetivo es evitar que lleguen los migrantes, o que si llegan, que sea en cantidades muy pequeñas”, afirma el politólogo mexicano Sergio Aguayo en entrevista con DW. El investigador del Colegio de México subraya que lo que ocurre actualmente en el mundo es un rechazo a la migración que se expresa de múltiples maneras. "Los países más ricos, o relativamente más ricos, no quieren a los habitantes de los países pobres”, subraya.

El Gobierno del presidente estadounidense Donald Trump intenta reducir al máximo posible la inmigración de indocumentados proveniente de la frontera sur de su país. La semana pasada, la Casa Blanca anunció planes para detener indefinidamente a familias con niños que cruzan la frontera. La medida forma parte de la política de "tolerancia cero” de Trump, y para ello se propone abandonar el Acuerdo Judicial Flores, adoptado en 1997, que prohibe encarcelar a migrantes menores de edad por más de 20 días. Con ello la actual administración podría detener a familias con niños de manera indefinida.

Trump quiere endurecer el derecho al asilo y a la obtención de la nacionalidad estadounidense.
Simpatizantes de Trump con carteles anti-inmigrantes.Imagen: Reuters/R. Chiu

Intimidar y ganar votos

El sociólogo Rodolfo Cruz, investigador del Colegio de la Frontera Norte, con sede en Tijuana, afirma a DW que Trump tiene un doble objetivo. "Por un lado, busca disuadir a la población inmigrante irregular, indocumentada, para que no llegue a territorio estadounidense, pero también tiene un trasfondo electoral. A Donald Trump le funcionó muy bien su política anti-inmigratoria para llamar la atención del electorado conservador en Estados Unidos, y enviarles el mensaje de que él está en contra de los inmigrantes, de la invasión de indocumentados. Eso le dio muchos votos, y nuevamente retoma su estrategia”.

Por su parte, el politólogo Sergio Aguayo recuerda que el proceso de endurecimiento migratorio en Estados Unidos comenzó en 1992, cuando republicanos y demócratas llegaron a un acuerdo para cerrar la frontera sur. Sin embargo, lo que sucede actualmente es una expresión extrema, que ha tomado por sorpresa al Gobierno mexicano, dice.

"Donald Trump es agresivo, majadero, busca confrontar y arrinconar. El Gobierno de México tenía una actitud pasiva de dejar hacer, dejar pasar, desde que la migración se exacerbó, tras las guerras de Centroamérica en la década de los 80. Se creía que el tránsito de migrantes no era el problema de México. Al fin y al cabo, las migraciones de centroamericanos iban a continuar hacia los Estados Unidos”, explica.

AMLO anunció a los cuatro vientos que ayudaría a los migrantes, lo que incrementó el alud humano que huye de la violencia en Centroamérica.
López Obrador promete en Tijuana defender la dignidad de México. Imagen: Getty Images/S. Huffaker

Política errática de México

Según Aguayo, el Gobierno mexicano no tenía una política migratoria adecuada ante las grandes complejidades que suponen los desplazamientos masivos de población que han tenido lugar.

"Lo que vemos ahora con López Obrador es una política errática. Empieza siendo fiel a la tradición de asilo, de abrir las puertas, ofreciendo trabajo y visas de tránsito, y muy pronto se ve chantajeado por Estados Unidos, que lo amenaza con la imposición de aranceles”, señala Aguayo. "Lo que estamos viendo es una política migratoria sometida a las presiones de Estados Unidos, y -hay que reconocerlo-, con el apoyo mayoritario de la población mexicana, que ante el panorama de dificultades económicas y de violencia, no quiere compartir lo que tiene con los recién llegados”.

Hasta ahora la mayoría de las medidas migratorias del gobierno de Trump, que no cuentan con el respaldo del Congreso, se han visto entorpecidas por la vigencia del acuerdo Flores, y de la Ley TVPRA de 2008, sobre la prevención del tráfico humano, que prohíbe la deportación inmediata de menores de países no fronterizos. Esta medida exige que sea un juez el que decida el futuro de los menores en Estados Unidos. Trump ha arremetido contra los migrantes acusándolos de abusar de estas protecciones para tratar de ingresar forzadamente al país utilizando a niños.

Ahora lo que quiere es cerrar supuestos vacíos legales. "Es algo criticable, este tipo de medidas ponen en la mira a la población más vulnerable, que son los niños, los menores. Ahora, con una simple orden trata de eliminarlos. Seguramente esto pasará a los juzgados y vamos a ver qué camino toman, pero lo más probable es que los detengan”, afirma el sociólogo Rodolfo Cruz.

Los ciudadanos de origen latino son cada vez más numerosos en Estados Unidos.
Los supremacistas blancos no quieren que Estados Unidos sea dominado por personas morenas.Imagen: Reuters/J.-L. Gonzalez

Ultraderecha en EE. UU. quiere "preservar la raza blanca"

El académico destaca que el exacerbado discurso racista del presidente estadounidense provoca críticas entre los votantes. Ahora se sabe que un día antes del tiroteo del 3 de agosto pasado, en El Paso, Texas, en el que murieron 22 personas, muchas de origen mexicano, el gobernador republicano Greg Abbot envió una carta dirigida a sus votantes en la que llamaba a sus simpatizantes a defender el estado de la inmigración ilegal, en un tono similar al utilizado por Trump. El mensaje que tenía por objetivo recaudar fondos, advierte sobre "una invasión hispana de Texas” y de un "reemplazo de la gente de raza blanca por extranjeros”.

"Trump rechazó haber incitado con su lenguaje el tiroteo en El Paso. Sin embargo, el debate sí está haciendo mella en el ámbito político estadounidense, no sólo entre las filas del Partido Demócrata, sino entre los mismos republicanos”, subraya el sociólogo Rodolfo Cruz.

Por su parte, el politólogo Sergio Aguayo no ve una posible solución. "En Estados Unidos de Donad Trump no quieren ni escuchar hablar de un Plan Marshall para América Central. Lo único que quieren es cerrar su frontera al extranjero. Es parte de esa visión a ultranza de los más conservadores, que creen que hay que preservar la pureza de la raza y de la nación". El académico dice que, aunque no lo dicen así, esa visión claramente impide llegar a la raíz del problema. "Habrá un agravamiento de la crisis humanitaria, y cada país irá reaccionando de la mejor manera, pensando en sus intereses. Son tiempos propicios para los egoísmos de las sociedades".

(cp)

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