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Menos Corriente del Golfo, más tormentas sobre Europa

LB/ idW29 de abril de 2012

Tras el estudio de 22 modelos climáticos, científicos en Alemania e Inglaterra han llegado a una conclusión: entre los ciclones en Europa y la Corriente del Golfo de México, existe relación.

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Rutas de la Corriente del Golfo.
Rutas de la Corriente del Golfo.Imagen: cc-by:RedAndr-sa

Joaquim Pinto y Mark Reyers estudian los fenómenos climáticos desde una perspectiva global. Ambos científicos trabajan para el Instituto de Geofísica y Meteorología de la Universidad de Colonia, en Alemania. Allí, y en colaboración con sus colegas británicos Jonathan Gregory y David Brayshaw, han sometido a análisis comparativo 22 de los modelos presentados por el llamado Grupo de Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), constituido dentro del marco de las Naciones Unidas.

Los resultados de la comparación los han dado a conocer los cuatro investigadores en la revista especializada Nature Geoscience, y apuntan a una relación entre la fuerza de la Corriente del Golfo y la intensidad de los ciclones en Europa y el Este del Atlántico Norte. El debilitamiento de esta corriente oceánica que arrastra masas de agua cálida desde el Golfo de México hace prever un aumento de las borrascas extremas en el Viejo Continente durante los próximos diez años.

Conexión en todos los modelos

Simulation del calentamiento global. Un escenario del Instituto de Investigación Climática de Potsdam, Alemania.
Simulation del calentamiento global. Un escenario del Instituto de Investigación Climática de Potsdam, Alemania.Imagen: picture-alliance/dpa

El objetivo inicial de la investigación emprendida en Alemania y Gran Bretaña era verter algo de luz sobre el origen y las consecuencias de las alteraciones atmosféricas que el cambio climático está provocando en la región norte del Océano Atlántico. La ciencia venía observando desde hacía algún tiempo que la corriente en chorro polar, un flujo de aire que cruza la Tierra a 9.000 metros de altura, se desplaza cada vez más hacia el este, moviendo con ella las borrascas que se encuentran en capas inferiores.

Por otra parte, la ciencia también sabía que la Circulación Termohalina pierde impulso. Este término designa a un conjunto de corrientes de agua que fluyen a lo largo y ancho de nuestro planeta, de las cuales la del Golfo es una de las principales, y conectan a los diferentes océanos entre sí. El estudio de Pinto y sus compañeros ha podido establecer una conexión entre el desplazamiento de la corriente en chorro polar y la ralentización de la Circulación Termohalina, “y eso no sólo en uno de los modelos del IPCC, sino en todos”, indica el investigador.

Mayor diferencia térmica aumenta riesgo de ciclones

“Sabíamos que existía una relación. Lo que no esperábamos es que fuera a ser tan clara”, dice Pinto. Cuanto más débil es la Corriente del Golfo, menos fuerza aporta a la Circulación Termohalina y menor es la cantidad de agua cálida llega al Atlántico Norte. Esto hace que la diferencia de temperatura en la superficie marítima aumente de norte a sur, y lleva a una divergencia térmica similar en las capas bajas de la atmósfera.

Así, el riesgo de ciclones aumenta, ya que es este choque de aire frío y caliente es el que produce la electricidad de la que se cargan las tormentas. Los ciclones van por lo general acompañados de fuertes vientos e intensas lluvias. Si la Corriente del Golfo y la Circulación Termohalina siguen menguando su potencia, el Atlántico Norte y Europa tendrán que ir acostumbrándose a vivir más tormentas. El efecto podrá notarse ya los próximos diez años, creen Pinto y su equipo, y afectará principalmente a las islas británicas y a los mares del Norte y Báltico.

Autor: LB/ idW

Editor: José Ospina Valencia