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Marktl: la aldea papal

Emilia Rojas Sasse19 de abril de 2006

Junto al río Inn se levanta el pueblito de Marktl, convertido en todo un lugar de peregrinación desde que su hijo más ilustre, Jospeh Ratzinger, se convirtió en el Papa Benedicto XVI.

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La casa natal de Joseph Ratzinger es el epicentro turístico de Marktl.Imagen: dpa - Bildfunk

Los caminos de la Providencia son inescrutables. Y uno de ellos condujo al corazón mismo de Marktl, un pueblo bávaro de 2.700 habitantes, que jamás habría pasado a engrosar la lista de los numerosos atractivos turísticos de Alemania, de no haber sido porque allí nació Joseph Ratzinger. O, más concretamente, porque éste llegó a convertirse en el Papa Benedicto XVI, acontecimiento que los parroquianos vivieron como el más impactante que recuerde la historia del poblado.

Historia apacible

Papst Benedikt XVI in Bayern
El Papa ominpresente: también en la iglesia de San Osvaldo.Imagen: AP

De hecho, la localidad, ubicada entre Múnich y Passau, es (o era) un lugar quitado de bulla. No fue mucho lo que ocurrió allí desde que fuera fundada en el siglo XIII, como una comarca del conde Leonberg. Las crónicas a lo más consignan que un rayo pulverizó literalmente la torre de la iglesia de San Osvaldo en 1701. O que el archiduque Max Emanuel ordenó la construcción del primer puente de Marktl sobre el río Inn en el año 1697.

Pero todo cambió de golpe cuando el 19 de abril de 2005 salió humo blanco de la Capilla Sixtina y se anunció al mundo que los católicos tenían un nuevo Papa. Joseph Ratzinger, que ya antes de tal investidura había sido nombrado ciudadano ilustre de la comunidad de Marklt el 13 de julio de 1997, se convirtió súbitamente en la superestrella del pueblo, que vio llegar su gran oportunidad de aparecer por fin en las guías turísticas.

Mucho que ofrecer

Al margen de la ya mencionada parroquia de San Osvaldo, que fue remodelada en 1965, Marktl no tiene muchas joyas arquitectónicas que ofrecer al visitante. Pero cuenta con una atracción que lo suple todo: la casa natal del Papa. El inmueble se encuentra en pleno centro, en el Nr. 11 de la plaza del mercado. Ya son más de 125.000 turistas los que la han visitado en el lapso del último año, provocando que su dueña desistiera de habitarla y la vendiera a una fundación creada para tal fin por la Iglesia Católica. Ahora se planea albergar entre sus muros un centro de encuentro para peregrinos.

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El pastelito ''Ratzinger'', uno de los muchos tentempiés pontificios.Imagen: AP

Los turistas, atraídos por el interés que despierta la figura de Benedicto XVI, no se ven decepcionados. Por todos lados encuentran en Marktl menciones a su hijo ilustre, pese a que éste sólo vivió allí sus dos primeros años. Y también hallan por doquier recuerditos con alusiones al Pontífice que pueden adquirir: desde los panecillos del Vaticano, la miel y el té del Papa, hasta la cerveza de Benedicto. Tanta creatividad le valió, eso sí, algunas críticas al pueblito, acusado de un mercantilismo excesivo. Para frenarlas se han tomado ya algunos recaudos. Por ejemplo, desapareció del mercado una salchicha pontificia y la cerveza del Papa cambió de etiqueta: ya no la adorna el rostro de Benedicto XVI, sino la imagen de la casa en que nació.