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Marcel Reich-Ranicki cumple 90 años

2 de junio de 2010

Marcel Reich-Ranicki es la figura clave de la crítica literaria alemana. Huyó del Gueto de Varsovia, sobrevivió y dedicó su vida a la literatura alemana. Es conocido por su estilo incisivo y polémico.

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Marcel Reich-Ranicki: el zorro pierde el pelo, pero no las mañas.Imagen: AP

¿Quién puede permitirse hoy el lujo de atacar sin piedad a los grandes medios utilizándolos al mismo tiempo como plataforma de la crítica? En eso, Marcel Reich-Ranicki lleva la delantera. Es el crítico literario más famoso de Alemania, y hasta se dio el lujo de pregonar la mala calidad de la televisión alemana durante una ceremonia de entrega de premios del rubro.

Nació el 2 de junio de 1920 en Wloclawek, Polonia, en el seno de una familia judío-alemana de clase media. En 1929, sus padres lo envían a estudiar a Berlín, donde concluye la secundaria, pero no logra iniciar sus estudios universitarios, ya que en 1938 le deniegan el ingreso a la Universidad Friedrich-Wilhelm de Berlín por ser judío, y lo deportan a Polonia. En Varsovia, debe reaprender el idioma polaco, y se encuentra solo y sin trabajo. En 1940, lo envían al Gueto de Varsovia, de donde logra escapar junto a su mujer, Tosia. Regresa a Alemania en 1958, donde se establece definitivamente y dedica su vida al idioma y la cultura alemanes.

“Claridad para con el lector”

Literaturkritiker Reich-Ranicki verweigert Annahme von Fernsehpreis
Marcel Reich-Ranicki, aquí con Thomas Gottschalk, rechaza el Premio de la Televisión Alemana.Imagen: AP

Se lo califica de controvertido, y sus juicios son siempre tajantes, lúcidos y sin compromisos, con lo cual no se ganó precisamente la simpatía de los autores. Pero su autoridad es indiscutible. Tanto es así, que hasta pudo permitirse el lujo de rechazar el Premio de Honor de la Televisión Alemana en 2008 frente a cámaras, quejándose de la pésima calidad reinante en ese medio. “No acepto este premio. No sabía lo que me esperaba aquí, y me parece mal haber tenido que participar durante cuatro horas de este evento”, dijo, sin pelos en la lengua.

Algunos espectadores de la gala televisiva creyeron, por un momento, que se trataba de una broma. Pero Marcel Reich-Ranicki, el gran maestro de la crítica maliciosa, se tomó muy en serio su juicio radical sobre la televisión alemana, también durante esa actuación pública.

Y le hizo honor a su reputación, como ya lo hizo cuando era redactor en jefe del suplemento literario del periódico Franfkurter Allgemeiner Zeitung (FAZ), durante los años 70, y durante los años 90, en su programa televisivo ‘Cuarteto literario'. No por nada, los periodistas apodaban a Reich-Ranicki de ‘disciplinador', o ‘especialista en ejecuciones'. “Especialista en ejecuciones es realmente una tontería”, opina Reich-Ranicki, “pero me esfuerzo por lograr claridad en la crítica. Y la claridad en la crítica es también una cuestión de amabilidad. Uno debe ser amable con el lector. Eso significa que uno debe decir claramente lo que opina, y no esconderse detrás de fórmulas ambivalentes e indescifrables”, afirma el crítico.


La ira del maestro: apunten a Günter Grass

Con su rol de crítico en jefe en el ‘Cuarteto literario', que se emitió desde 1988 hasta 2001, Reich-Ranicki se catapultó como la instancia literaria alemana de mayor envergadura, y se ganó el título irónico de ‘Pope' literario. Pero eso no quiere decir que no haya cometido errores, y sus juicios de valor más tuvieron que ver con sus gustos literarios personales que con el ejercicio serio de la crítica literaria.

Sin embargo, sus dictámenes se convirtieron rápidamente en un factor decisivo para la carrera de muchos escritores. Quien despertaba la ira del maestro, como lo hicieron Peter Handke, Günter Grass o Martin Walser, ponían en peligro su posición en el negocio literario. Por el contrario, éxitos de venta como los de Javier Marías o Judith Hermann, cronista generacional, sólo fueron posibles gracias a los himnos de alabanza de Reich-Ranicki.

Buchmesse Frankfurt Flash-Galerie
Marcel Reich-Ranicki am Mittwoch en la Feria del Libro de Frankfurt.Imagen: dpa


El arte de narrar historias

Marcel Reich-Ranicki cuenta que, cuando lleguó a Alemania en el 58 y vio lo que escribían sobre literatura el FAZ, el Süddeutsche Zeitung, o Die Welt, le dijo a su esposa: “Voy a hacer un experimento. Las críticas son tan oscuras, tan enrevesadas. ¡No me gusta ese tipo de crítica! Le voy a decir a la gente lisa y llanamente lo que pienso de los libros. Es arriesgado, y hay dos posibilidades: llegar muy alto o aterrizar muy bajo en la jerarquía de la crítica literaria. Pero quiero intentarlo”.

Lo peor que Reich-Ranicki puede decir sobre un libro es que es “aburrido”. Y su concepción de la literatura, marcadamente antiacadémica, popular y polémica, se debe seguramente a sus propias vivencias como judío perseguido por los nazis, una vida de sufrimientos en la que pasó por el Gueto de Varsovia y sobrevivió a las siguientes deportaciones casi por milagro.

El dueño de un taller de impresión les dio asilo a él y a su mujer, ocultándolos de los nazis. Agradecido, Reich-Ranicki entretenía a su benefactor relatándole a Shakespeare, Goethe y Schiller. Contar historias emocionantes fue lo que marcó para siempre al gran crítico Reich-Ranicki. Hace poco, rompió un tabú, el de que los críticos no hacen literatura, escribiendo su autobiografía. Al contrario de muchos intentos fallidos de otros críticos, la autobiografía de Reich-Ranicki es un éxito de ventas, con una salida de casi un millón y medio de ejemplares.

Autora: Gisa Funk/ Cristina Papaleo
Editor: José Ospina Valencia