En Perú cientos de turistas quedaron varados y sin poder visitar una de los destinos más populares del mundo, las ruinas de Machu Picchu. El gobierno había previsto vender durante la temporada turística 1.000 entradas adicionales al día para suplir la demanda y ayudar a la economía local. Pero esta decisión fue suspendida repentinamente, lo que generó protestas de residentes y visitantes.