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Los desafíos de las elecciones en Afganistán

Saifullah Masood
17 de octubre de 2018

El Gobierno tiene la tarea de organizar elecciones parlamentarias el 20 de octubre. El contexto es muy delicado, ya que los talibanes atraviesan su mejor momento desde 2001.

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Afghanistan Parlamentswahlen | Wahlkampf in Kabul
Imagen: Reuters/O. Sobhani

Los afganos acudirán a las urnas el 20 de octubre para elegir representantes para la Cámara Baja del Parlamento, compuesta por 250 miembros que son elegidos directamente por voto único e intransferible para un mandato de cinco años.

Al menos 68 de esos escaños están reservados para mujeres, 10 para nómadas de Kuchi y uno para minorías sij e hindúes, según establece la Constitución afgana. La votación estaba originalmente programada para 2016, pero la falta de seguridad y los conflictos políticos han provocado retrasos.

Dichas elecciones parlamentarias se consideran cruciales para determinar si Kabul podrá celebrar las elecciones presidenciales del año próximo.

Seguridad volátil 

La seguridad sigue siendo el mayor desafío en Afganistán. Alrededor de 54.000 soldados se desplegarán en unos 5.000 centros de votación en todo el país para garantizar la seguridad de los votantes.

Sin embargo, según los funcionarios afganos la votación no podrá llevarse a cabo en más de 2.000 centros de votación debido al alto riesgo de ataques violentos por parte de los talibanes y los militantes de Estado Islámico.

Sucede que los insurgentes islamistas controlan al menos el 14 por ciento de los distritos afganos y luchan contra las fuerzas de seguridad para ganar más control sobre el territorio.

Además de la creciente amenaza de los talibanes -quienes gobernaron el país desde 1996 hasta 2001- el repentino auge del autodenominado Estado Islámico en amplias regiones del país plantea un gran desafío para las autoridades al momento de organizar las elecciones.

En tanto, la Comisión Electoral Independiente (IEC) canceló la votación en la provincia de Ghazni, cuya capital fue recientemente invadida por los talibanes. "En este momento el mayor desafío para el Gobierno es mejorar la situación de seguridad y frustrar los ataques talibanes", dijo a DW Attiqullah Amarkhail, un experto en seguridad con sede en Kabul.

Sin embargo, los islamistas no son la única amenaza en Afganistán ya que los antiguos caudillos siguen siendo influyentes en el interior del país. De hecho, han forzado a la IEC a cerrar sus oficinas en ciertas áreas hasta que los funcionarios electorales cumplan con sus demandas. Estos caudillos, advierten los expertos, podrían usar sus milicias locales para impedir que la gente vote.

Las oficinas de IEC en el sur de Kandahar, el norte de Balkh y las provincias del oeste de Herat han permanecido cerradas durante varios días debido a las protestas de estos sectores.

Preocupación por el fraude electoral

Las elecciones anteriores en Afganistán han sido criticadas por irregularidades y han estado marcadas por acusaciones de fraude. Una coalición de partidos políticos acusó al presidente afgano Ashraf Ghani y al IEC de manipular el proceso electoral para garantizar el éxito de los candidatos que estaban a favor del Gobierno.

Tanto Ghani como el IEC niegan las acusaciones.

Yusuf Rashid, miembro de la organización no gubernamental Foro de Elecciones Libres y Justas de Afganistán, aseguró que los grupos de la sociedad civil afgana aún no han recibido el apoyo del Gobierno para desplegar observadores electorales en todo el país. "Trataremos de desplegar voluntarios en los centros de votación, pero no será un sistema de monitoreo adecuado", reconoció Rashid a DW.

Rashid teme que la elección podría incluso posponerse si el Gobierno no toma las medidas necesarias para garantizar elecciones libres y justas.

Autor: Masood Saifullah (DG/RRR).

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