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Sociedad

CDMX: Esclavitud despareció, pero la desigualdad permanece

Carolina Chimoy
6 de junio de 2019

Alexander von Humboldt describió en sus diarios la precaria situación en la que vivían cerca de 40.000 indígenas en las calles de la Ciudad de México. Aunque la esclavitud desapareció, la desigualdad aún persiste.

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Marcelina Bautista
Imagen: DW/C. Chimoy

Lieber Alexander,

una de las frases que escribiste sobre la desigualdad es una de las que más me impactaron, así como a otras muchas otras personas que estudian tus escritos. La oración, extraída de tu diario durante tu estadía en lo que fue Nueva España, es la siguiente:

"Son al menos 30.000 o 40.000 personas indígenas que duermen, a veces incluso sin ningún tipo de ropaje, en la calle, tan solo con una cobija, un aspecto triste y espantoso al mismo tiempo: ¡La desigualdad de la riqueza!"

Por eso, decidí hacer un reportaje sobre el tema de desigualdad en la antigua Nueva España, actualmente México. No sabía muy bien por dónde empezar, ya que existen multiples estudios y artículos sobre la vigente desigualdad, no solo en el territorio mexicano sino en toda América. Finalmente, decidí hacer una historia sobre una persona muy especial, que lleva más de 20 años luchando contra la desigualdad en su ámbito laboral, Marcelina Bautista.

Verás, hoy en día, aunque existen élites y hasta algunas formas de aristrocracia, no existe la esclavitud ni la servidumbre tal como tú la conociste a finales del siglo XVIII, principios del siglo XIX. Actualmente, las personas trabajan y cobran un monto de dinero en los respectivos sectores laborales. Esto también se aplica para el trabajo doméstico. Algunas familias deciden contratar a personas que hagan el trabajo doméstico en sus hogares, es decir: lavar, limpiar, planchar e incluso cuidar a sus niños. Las mujeres que suelen hacer este trabajo reciben, a cambio, un sueldo mensual.

Sin embargo, existen muchas irregularidades laborales: muchas veces las trabajadoras del hogar trabajan horas extras sin ningún pago adicional (la regla es trabajar 8 horas por jornada) o trabajan los fines de semana y feriados sin pausa. Además, existe una diferencia social jerárquica entre empleadas domésticas y las familias en las que trabajan que probablemente ha sido hederada de aquella época colonial, pero que, en mi humilde opinión sobre todo hoy, está completamente fuera de lugar. A veces, las trabajadoras no tienen derecho a vacaciones, ni a un sueldo mínimo, ni a un seguro social. Marcelina Bautista solía ser una trabajadora del hogar que cargada y abrumada por el sentimiento de injusticia que vivía, un día decidió luchar. La acompañé en una pequeña parte de esta lucha,con la cámara.

Regresando al tema de desigualdad, sé que será difícil de creer, pero ahora, más de dos siglos después, continúa siendo un tema muy vigente. Y no solamente en lo que hoy es México ni tampoco únicamente en América Latina. La desigualdad es un tema que afecta a todo el mundo. Incluso desde el año 1912 existe un coeficiente matemático, llamado el coeficiente de Gini que mide la desigualdad en base a la igualdad de ingresos y, por ende, la distribución de la riqueza en un país. Según este coeficiente, varias organizaciones establecen una lista de los países más desiguales en el mundo, teniendo en cuenta que un coeficiente 0 significa la igualdad total y 1 significa desigualdad total.

Incluso en los países más desarrollados (como por ejemplo en parte de lo que era Prusia, actualmente Alemania) existe la desigualdad. Y es que los ricos a nivel mundial acumulan cada vez más riquezas, mientras que los menos pudientes tienen cada vez menos. Varios expertos opinan que esta creciente desigualdad está llevando cada vez más a una "protesta democrática" en la sociedad: el famosos "anti-voto". Una interesante hipótesis, que en la actual constelación política se confirma cada vez más.

Pero escribir ahora sobre democracias y populismos nos distraería mucho de las huellas que dejaste en la antigua Nueva España. Si bien la desigualdad continua siendo un vigente y notorio problema en todo el mundo, no existe una formula mágica para terminar con ésta. Es algo profundamente arraigado en nuestra sociedad, algo que bien reconociste y describiste en tus tiempos. Aunque cabe mencionar que, probablemente en comparación con tu época, hoy al menos existe un consciencia sobre la existencia de este problema  y el intento de aplicar reformas que disminuyan esta vieja estructura: la desigualdad social. Algo que en el siglo XVIII y XIX probablamente aún no se solía reconocer como un problema a ser solucionado. Corrígeme si me equivoco.

Un gran saludo,

Carolina