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Latinoamérica ante el drama del coronavirus

Astrid Prange De Oliveira
15 de marzo de 2021

La atención médica ya era precaria en muchos países de América Latina. Como resultado de la pandemia, los pacientes con otras enfermedades tienen que temer ahora aún más por su tratamiento y por sus vidas.

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Un médico realiza un test de coronavirus a un habitante de Lima, Perú.
Un médico realiza un test de coronavirus a un habitante de Lima, Perú.Imagen: Ernesto Benavides/AFP

Hay intentos desesperados de detener la llegada masiva de pacientes a los hospitales de Lima: en la capital peruana, las brigadas sanitarias circulan en automóviles desde enero de 2021 por los barrios más desfavorecidos, noche tras noche, para atender a pacientes de COVID-19 y realizar test de coronavirus a sus familiares.

La situación en el país andino es dramática. Según datos de la plataforma OpenCovid-Peru, de las 2044 camas de terapia intensiva (UCI) en el país, solo quedan disponibles 95. Y solo 7 de esas camas disponibles están en Lima, donde viven 9 millones de personas (y se ubican 923 de las 2044 capacidades del país en UCI).

"Las cifras son tan dramáticas que pueden provocar un colapso de todo el sistema nacional de salud", dijo recientemente a DW el infectólogo peruano Juan Villena, decano de la Facultad de Medicina en Lima.

Muy pocas camas de terapia intensiva en Perú

Con 2,59 camas en unidades de cuidados intensivos para 100.000 habitantes, Perú ocupa el antepenúltimo lugar en el ránking de países sudamericanos, de acuerdo con una investigación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), de mayo de 2020. La tasa de mortalidad por coronavirus en Perú es la tercera más alta del mundo.

En el país andino, los problemas de América Latina ante la pandemia se suman y magnifican. Con pocas excepciones -como Uruguay, Cuba y Argentina- todos los sistemas de salud de Latinoamérica están subfinanciados. Y el complejo panorama sanitario agrava la situación, ya que, además de las llamadas "enfermedades civilizatorias”, enfermedades crónicas como las cardiovasculares, que predominan en los países industrializados, en Latinoamérica también las enfermedades endémicas, como la malaria, hacen estragos.

Atención de un paciente de COVID-19 en Callao, Perú.
Atención de un paciente de COVID-19 en Callao, Perú.Imagen: Martin Mejia/AP Photo/picture alliance

La violencia como factor de enfermedad en Latinoamérica

A eso se suma un problema característico de América Latina: la violencia. Aunque en la región vive solo un ocho por ciento de la población mundial, allí se producen un tercio de los asesinatos en el mundo. Las víctimas de asaltos, tiroteos y agresiones son atendidas en primer lugar en las salas de emergencia de los hospitales, donde también se constata la muerte de un paciente.

"Los sistemas de salud latinoamericanos deben reaccionar a escenarios extremadamente diferentes. El panorama abarca desde hipertensión arterial hasta diabetes, malaria, dengue y zika”, explica Miguel Lago, director del Instituto de Estudios Sociales y Políticos (IESP) de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ).

Lago pronostica que el coronavirus producirá un aumento de la tasa de mortalidad también en otras enfermedades: "Debido a que no hay dinero para nuevas inversiones en la atención sanitaria pública, los recursos existentes se utilizan para los pacientes de COVID-19", explica. Es por eso que para otros pacientes ya no queda presupuesto.

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Más muertes a la sombra del COVID-19

Justamente eso es lo que ya está pasando en Perú. Según informes de la edición online del periódico peruano Gestión, las capacidades para el tratamiento de pacientes con otras enfermedades, tanto en el sector público como en el privado, se está reduciendo drásticamente, y actualmente solo queda de un 20 a un 50 por ciento de la atención médica a disposición.

"La atención se ha reducido enormemente”, señala el presidente de la Asociación Médica de Perú, Godofredo Talavera, al mencionado diario. "Eso no está bien, porque sigue habiendo personas con enfermedades distintas del coronavirus”. En lugar de seis días a la semana, las clínicas y consultorios médicos atienden a esos pacientes solo de una a dos veces por semana.

La consecuencia: a la sombra de la pandemia del coronavirus también está aumentando la tasa de muerte de pacientes sin COVID-19. En Perú, por ejemplo, entre el 1 de enero y el 17 de febrero de este año, el número de muertes diarias por coronavirus se cuadruplicó de 59 a 252. Pero su participación en el número total de muertes diarias no superó el 22 por ciento.

Eso significa que, a pesar del coronavirus, las principales causas de muerte en la región siguen siendo las llamadas enfermedades civilizatorias. La atención médica en América Latina era inadecuada e insuficiente ya antes de la pandemia. Según un estudio de la organización Panamericana de la salud (OPS), "en América del Sur los sistemas de salud estaban aún menos preparados para una pandemia que en el resto del mundo".

Titular del diario Correo, de Perú: "Terremoto - Vacunación anticipada".
Titular del diario Correo, de PerúImagen: Ernesto Benavides/AFP/Getty Images

"Vacunagate", el escándalo de vacunación en Perú

A pesar de la caída del número de contagios desde principios de marzo de 2021, la esperanza de mejora en Perú es mesurada. El país se ha visto sacudido en las últimas semanas por una huelga de médicos y un escándalo de vacunación. Alrededor de 500 políticos peruanos se habían adelantado en su turno de vacunación contra el coronavirus. Y escándalos como este se sucedieron también en otros países de la región como Argentina y Ecuador.

Por lo tanto, las elecciones presidenciales peruanas del 11 de abril se llevarán a cabo en un clima político tenso. En general, el balance de la Organización Panamericana de la Salud para la región es amargo.

"Los sistemas de salud en América del Sur experimentarán los efectos colaterales de la pandemia", señala el informe. Estos incluyen la falta de agua potable, el hacinamiento en los hospitales, la violencia, el desempleo y las enfermedades estacionales".

(cp/rml)