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Sociedad

Las Islas Baleares tratan de frenar el turismo

Stefanie Müller
15 de septiembre de 2017

Tras batir récords de visitantes, las Baleares imponen controles al alquiler turístico y una moratoria a la concesión de licencias turísticas. Objetivo: frenar el precio de los alquileres y dejar sitio a los isleños.

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Spanien Mallorca Strand Sangria
Imagen: picture-alliance/ZB/A. Lander

Matthias Meindel esperó mucho tiempo hasta que por fin adquirió una casa al pie de la Sierra de Tramontana, en la isla de Mallorca. Cuando finalmente dio el  paso en 2016, el Gobierno balear le prohibió un año después arrendar la vivienda en régimen de alquiler turístico. Después de batir un nuevo récord de visitantes, durante el que incluso se llegaron a alquilar colchones en los balcones a precios astronómicos, el Gobierno balear emitió un decreto con numerosas restricciones para el alquiler turístico.

Los autóctonos se marchan a la península

Unos cuatro millones y medio de alemanes visitaron las Islas Baleares durante 2016. En total, más de 15 millones de turistas procedentes de todas partes del mundo. El terrorismo en otros destinos vacacionales ha incrementado el alquiler de viviendas turísticas en el archipiélago balear un 19 por ciento respecto al año anterior. Así lo asegura un estudio del portal de internet www.pisos.com. El precio medio de una vivienda vacacional para cuatro personas en la playa ronda los 1.489 euros a la semana durante el verano, el precio más alto de toda España. 

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Según el sitio de internet Holidu, Ibiza es el lugar más caro de España. Este verano, el alquiler de una vivienda en la playa para dos personas costaba por noche 314 euros en promedio. Es decir, como un hotel de cinco estrellas. La tendencia al alza afecta también el mercado de la vivienda de los habitantes autóctonos, que en muchos casos ya no pueden permitirse vivir en su propia isla. "Por mucho amor que tengamos al turismo, es algo que no podemos permitir”, dice Gabriel Barceló, vicepresidente del Gobierno balear. A partir del próximo año, los visitantes pagarán tres euros al día en lugar de uno y medio en concepto de impuesto turístico. Tampoco se conceden más licencias de alquiler turístico, es decir, aquellas que se arriendan por menos de un mes.

Precios a la baja

Con las nuevas regulaciones, el precio de los alquileres debería estabilizarse y dar espacio al mercado convencional para que bajen los precios”, dice Enrique Álvarez Bernardo, de la notaría Cuatrecasas. Además, la nueva ley impide la transformación de espacios de oficinas en viviendas turísticas: "Lo que pasará en el mercado es que las casas con licencia turística aumentarán enormemente su valor y las que no la tienen perderán mucho valor”, continúa Álvarez Bernardo.

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Pero el abogado está convencido de que el Gobierno tenía que actuar: "Los precios actuales han expulsado a muchos autóctonos hacia la península o han impedido que los hijos de muchos de ellos puedan emanciparse”, explica. Una de esas "víctimas” es Irene Lazarro, que no encuentra casa en Ibiza desde hace años y quiere irse a vivir con su pareja. "Esta isla se ha convertido en un lugar de lujo para los autóctonos, sobre todo si tenemos en cuenta que nuestros salarios son más bajos en comparación con los europeos”.

Se acabó la fiesta para los propietarios extranjeros

Por otro lado, los grandes perjudicados son intermediarios con sede en Mallorca, como Hundredsroom, o sitios como Airbnb. Si en su páginas de internet aparecen ofertas ilegales, los pueden multar con hasta 400.000 euros, al igual que a los propietarios. "Por supuesto estas empresas esperan que la ley recién aprobada pueda anularse parcialmente, como ya sucede en Canarias”, dice Álvarez Bernardo. Pero hasta que llegue ese momento, los números de licencia deberán estar disponibles en una página de Internet. Eso implica que los propietarios no podrán inventarse un número, como han hecho hasta ahora. Ese registro será público. Cuando la ley deje de estar en vigor, se incrementarán las tasas y los impuestos de la adquisición de viviendas, con el fin de hacer el negocio menos atractivo. "Y las casas con menos de cinco años de antigüedad no podrán ser alquiladas”, dicen en la inmobiliaria alemana Engel & Völkers. Además, solo se podrán alquilar camas a turistas en edificios normales cuando la mayoría de los propietarios estén de acuerdo.

Autora: Stefanie Müller desde Madrid (MS/ERS)