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Las dos Coreas: de la tregua al pacto de paz

Hans Spross
20 de abril de 2018

Sería ideal que Seúl y Pyongyang firmaran un acuerdo de paz y que éste sustituyera el cese de hostilidades vigente; pero dar ese paso no es tan sencillo, explica el politólogo Sebastian Harnisch en entrevista con DW.

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Nordkorea Südkorea innerkoreanische Gespräche Moon Jae-in und Kim Jong Un
En la imagen, la televisión surcoreana reporta sobre las negociaciones entre los líderes de Seúl (izq.) y Pyongyang.Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Young-Joon

Este viernes (20.4.2018), faltando una semana para que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, se reúna con el hombre fuerte de Corea del Norte, Kim Jong-un, ambos establecieron por primera vez una línea telefónica directa con miras a facilitar el diálogo y evitar malentendidos que pongan en riesgo la histórica cita. El mandatario estadounidense, Donald Trump, aseguró que cancelaría su propio encuentro con Kim, pautado para junio, si el careo de los líderes coreanos no arrojaba resultados auspiciosos para la resolución del añejo conflicto binacional. DW habló sobre este tema con el politólogo Sebastian Harnisch, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Ruprecht Karls de Heidelberg.

Deutsche Welle: Corea del Sur parece haberse precipitado al proponer la firma de un tratado de paz con Corea del Norte. ¿Qué posibilidades de éxito le atribuye usted a esa iniciativa?

Sebastian Harnisch: El presidente surcoreano, Moon Jae-in, quiere dejar una huella política en la cumbre de la próxima semana. Pero, en este caso, desde el punto de vista del Derecho Internacional, las partes en discordia no pueden poner fin al estado de guerra en que se hallan por sí solas; no pueden transformar la tregua acordada en un pacto de paz.

Professor Dr. Sebastian Harnisch
Sebastian Harnisch, de la Universidad Ruprecht Karls de Heidelberg.Imagen: Institut für Politische Wissenschaft, Universität Heidelberg

¿Por qué no pueden hacerlo, si esa parece ser la solución más deseable?

Porque, para la mayoría de los Estados del mundo, el conflicto binacional no es una simple guerra civil entre Corea del Norte y Corea del Sur, sino un enfrentamiento que dio pie a una misión punitiva de la comunidad internacional contra un agresor, la República Popular Democrática de Corea, cuyas fuerzas fueron apoyadas por la Unión Soviética y la China de Mao Zedong.

Como Corea del Sur ha compartido esta percepción de la pugna durante décadas, ya no puede pactar la paz unilateralmente con Corea del Norte. Recordemos que el acuerdo de cese el fuego entre estos países vecinos fue suscrito en 1953 por un oficial norcoreano, por un portavoz de los llamados ‘combatientes voluntarios' chinos y por el comandante estadounidense de las fuerzas internacionales legitimadas por la ONU. Corea del Sur no estuvo representada directamente. De ahí que los norcoreanos hayan insistido por mucho tiempo en que sólo negociarían con Estados Unidos. Ahora, aunque Pyongyang parece haber cambiado de opinión, lo más seguro es que Washington y Pekín se vean obligados a involucrarse en la negociación de un tratado de paz.

Es más, a mi juicio, un pacto de paz entre las dos Coreas debe ser legitimado por una resolución de la ONU. Y, si eso ocurre, el Consejo de Seguridad insistirá en que todos los miembros de las Naciones Unidas respeten las premisas incluidas en esa resolución por los firmantes del acuerdo. Por ejemplo, las condiciones alusivas a la exportación e importación de armamento.

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¿Qué posición cabe esperar de China y de Estados Unidos en esta materia?

Entre las prioridades de China está la protección de su frontera y la estabilización de Corea del Norte. Aunque China dejó de ser consultada por Pyongyang hace mucho tiempo a la hora de tomar decisiones, Kim Jong-un desheló las relaciones bilaterales cuando viajó a Pekín hace tres semanas. No creo que los chinos quieran poner en peligro la influencia que acaban de recuperar haciendo exigencias como la de cooperar en la cuestión coreana a cambio de concesiones comerciales por parte de Estados Unidos. En lo que respecta a la Casa Blanca, yo no creo que Washington le dé el visto bueno a un pacto de paz entre las dos Coreas mientras Pyongyang siga estando en capacidad de lanzar misiles de alcance intercontinental.

¿Qué constelación de factores haría posible la firma de un pacto de paz entre las dos Coreas?

Entre las reuniones de Kim Jong-un con Moon Jae-in y con Donald Trump, Pyongyang y Seúl podrían acordar reducir las hostilidades: durante las negociaciones, Corea del Sur podría renunciar a sus maniobras militares conjuntas con Estados Unidos; Corea del Norte podría renunciar a algunos o a todos sus ensayos misilísticos; Estados Unidos podría comprometerse a retirar 6.000 de los 28.500 soldados que tiene estacionados en Corea del Sur; y eso podría llevar a Corea del Norte a permitir que inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) verifiquen el potencial nuclear del arsenal de Kim Jong-un. Eso sí, Washington no le dará luz verde a un pacto de paz sólo porque Corea del Norte prometa no construir más cohetes de largo alcance.

Estados Unidos insistirá en que Corea del Norte desmonte por completo su armamento nuclear y las instalaciones donde éstas se fabrican. Esas condiciones podrían darle forma a un contrato parecido al Tratado de Ginebra para Corea que se suscribió en octubre de 1994. Hay distintos modelos que pueden servir como referencia en este asunto.

Todo apunta a que Kim Jong-un se siente lo suficientemente seguro de sí mismo como para hacer grandes concesiones. Por otro lado, está por verse si él cumple sus compromisos. El líder norcoreano parece creer que él puede adaptar la política internacional a sus necesidades. En ese sentido, Donald Trump es el interlocutor ideal para Kim Jong-un.

Autor: Hans Spross (ERC/CP)