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La triste historia del submarino español que no flotaba

Diego Zúñiga
19 de julio de 2018

El S-80 es la última joya de la Armada española. El problema es que no flotaba. Eso se resolvió agrandándolo. El problema ahora es que no cabe en su muelle. Y es carísimo, además.

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Imagen referencial.
Imagen referencial.Imagen: Imago/StockTrek Images/M. Stevenson

Había que renovar la flota de submarinos de España y para ello el Ministerio de Defensa decidió invertir 2.132 millones de euros para construir cuatro sumergibles S-80. Todo iba bien hasta que la máquina fue puesta a prueba, en 2013. Entonces se descubrió un error en el diseño que podía poner en riesgo la flotabilidad del submarino. Para decirlo en cristiano: existía la posibilidad de que el S-80 Isaac Peral se hundiera y nunca más regresara a la superficie.

Los expertos hicieron cuentas y descubrieron que le sobraban hasta 100 toneladas debido a "desviaciones relacionadas con el balance de pesos”. Analizaron la situación y determinaron que para corregir el problema, el sumergible debía ser agrandado. Para estar seguros, contrataron por 14 millones de euros a unos asesores estadounidenses, que llegaron a la misma conclusión. Por eso, de los 71 metros del plan original pasaron a los 80,81. Eureka, asunto resuelto. El submarino ahora podía hundirse y flotar sin problemas. Y como era más grande, el S-80 pasó a llamarse S-80 Plus. Suena lógico.

Lo malo es que nadie consideró que los muelles de atraque en la base naval de Cartagena (Murcia) tienen una dimensión máxima de 78 metros. O sea, los submarinos no cabían en su propia casa. Esto obligará al Gobierno español a invertir otros 16 millones de euros para dragar las fosas y agrandarlas, entre otras modificaciones, según reporta El País. Lo bueno es que todavía tienen tiempo: se estima que el primero de los submarinos será entregado en 2022. Lo malo es que los sobrecostos han llevado a que cada aparato cueste casi mil millones de euros (el presupuesto final se estima en 3.907 millones de euros para los cuatro sumergibles), lo que lo hace demasiado caro para competir en el mercado internacional.

Quizás sea demasiado grande y quizás sea demasiado caro y quizás se ha demorado años y años en ser entregado, pero por ahora, al menos, el submarino español se hunde y vuelve a flotar. Y eso ya es un avance.

Diego Zúñiga (ERS)

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