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La prudente diplomacia de la UE en Venezuela

Enrique Anarte (ER)7 de septiembre de 2016

La preocupación de la UE por el deterioro de la situación en Venezuela no se ha materializado en una diplomacia firme más allá de la apelación al diálogo, explicaron a DW expertos en la materia.

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La ministra de RR.EE. de Venezuela, Delcy Rodríguez, con la jefa de la diplomacia de la UE, Feredica Mogherini (junio 2016).Imagen: The European Union/C. Dogas

La brecha política y social que desde hace años divide a Venezuela se evidencia en las manifestaciones para demandar un referendo revocatorio del presidente del país, Nicolás Maduro. No son pocos los que una y otra vez han alertado del recrudecimiento progresivo de un problema que se extiende a todas las esferas de la vida de los venezolanos y, en consecuencia, miran hacia afuera en busca de ayuda.

Bruselas no es indiferente a esta complicada situación. “El deterioro diario de la seguridad y de la situación socioeconómica en Venezuela es una cuestión que preocupa enormemente a la Unión Europea (UE) y a la comunidad internacional”, señaló a DW un portavoz de la Comisión Europea. Insisten desde el Ejecutivo comunitario en que es necesario que el Gobierno venezolano se involucre en “un diálogo genuino y constructivo” con la mayoría parlamentaria en el marco constitucional.

Cautela en Bruselas

No obstante, la postura de la UE respecto a Venezuela es cautelosa. Cierto es que muchos de los miembros del Parlamento Europeo sí han denunciado, a título individual o de manera colectiva, la socavación de algunos de los fundamentos de la democracia y el Estado de derecho en el país. Sin embargo, la diplomacia comunitaria es mucho más prudente, apoyando entre otras cosas la labor conciliadora de los ex mandatarios José Luis Rodríguez Zapatero, Martín Torrijos y Leonel Fernández en el nombre de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).

Venezuela Nicolas Maduro und Jose Luis Rodriguez Zapatero
Rodríguez Zapatero y Maduro, en Caracas.Imagen: Reuters/Miraflores Palace

La eurodiputada alemana Evelyne Gebhardt considera que "la UE no puede reemplazar la voluntad democrática de los venezolanos, ni imponer las reformas necesarias en el país, pero puede y seguirá defendiendo los principios de la democracia y el progreso, suministrando asistencia y apoyo a aquellos que lo necesitan". En declaraciones a DW, esta representante socialdemócrata quiso destacar el "compromiso a largo plazo" que Europa ha demostrado con Venezuela, así como la influencia de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, en la consolidación de la UE como actor diplomático en el país latinoamericano.

Papel de mediador

Sin embargo, en opinión de Richard Youngs, analista del prestigioso think tank Carnegie Europe, con sede en Bruselas, la acción de la UE en Venezuela se limita a este rol de mediador. Según indicó a DW, "nunca ha sido directamente crítica con los chavistas, como sí lo han sido los Estados Unidos". El enfoque comunitario es "construir puentes y consensos entre las diferentes partes", explica este experto en política exterior europea.

Desde la oficina bruselense de Amnistía Internacional (AI), que presiona a las instituciones europeas en relación con las violaciones de los derechos fundamentales, consideran que la postura de Bruselas debería ser mucho más firme. "La UE y sus Estados miembros deberían, en línea con la política exterior de derechos humanos de la UE, pedir a Venezuela deje de centrarse en oprimir a cualquiera que manifieste su desacuerdo y haga frente a su crisis humanitaria", declaró a DW la directora este equipo de AI, Iverna McGowan.

Depende de España

Según el analista Youngs, la acción diplomática europea está más interesada en ayudar a Colombia que a Venezuela. Asimismo, recuerda que el interés que despierta la cuestión es mucho mayor España, por ejemplo, donde este país latinoamericano está mucho más presente en el discurso político y mediático. Youngs cree, en consecuencia, que el rol de Bruselas en Caracas depende en gran medida del rumbo que tome la situación política en Madrid: "mientras que la formación de un gobierno esté paralizada, no veo la posibilidad de un compromiso más fuerte con Venezuela".

El papel de la UE, concluye este analista, tendrá en el futuro un carácter mucho más triangular: las instituciones comunitarias "intentarán trabajar con actores regionales, como Brasil o Argentina, y ahora Colombia, para lograr que se involucren, especialmente a través de los hasta ahora limitados esfuerzos de la Organización de Estados Americanos (OEA)".