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La primera verdadera crisis para el presidente de México

18 de junio de 2019

El estilo personalista de gobierno de López Obrador llega a sus primeros límites. El pacto de migración negociado caóticamente le cuesta popularidad y le trae críticas dede sus propias filas.

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Mexiko-Stadt: Mexikos Präsident Andres Manuel Lopez Obrador im National Palace
Imagen: Reuters/H. Romeo

Renuncias, críticas dede sus propias filas, pérdida de autonomía en política exterior y de popularidad interna: el pacto migratorio con Estados Unidos ha llevado al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador a la primera crisis profunda de su mandato. "Le regaló al presidente Donald Trump una victoria propagandística. Trump logró vender la imagen de que doblegó al gobierno mexicano y que convirtió a México en un muro contra los inmigrantes", dijo a DW Max Kaiser, politólogo y fundador del Centro para la Integridad y la Ética en los Negocios (CIEN). Según el experto, no es fácil negociar con Trump, que ni siquiera sigue sus propias reglas. Sin embargo, según él, México podría haber actuado de manera diferente en lugar de tomar desde el principio la amenaza de los aranceles punitivos en serio. Especialmente, considerando que ni siquiera su partido republicano quería apoyar a Trump en esta cruzada aduanera, y que un arancel de 5 por ciento habría sido soportable, según la mayoría de los expertos.

"El punto débil de López Obrador es que la economía de México está en mal estado, y el equipo de Trump ha reconocido y explotado esta debilidad", dice Kaiser. Ante la incertidumbre nacional e internacional, la coyuntura se ha frenado considerablemente; los expertos económicos esperan un crecimiento no superior al 1% en 2019. Kaiser, sin embargo, no espera ningún alivio de que México haya dado el brazo a torcer ante el presidente estadounidense: "Trump tiene ahora la sartén por el mango y va seguir así hasta las elecciones en Estados Unidos. El acuerdo estipula que Estados Unidos verificará dentro de 45 días si México está haciendo lo suficiente para combatir la migración, y se reserva el derecho de imponer sanciones. Rubén Aguilar, de la consultora política Afan, habla de un "retroceso histórico": "Por primera vez en medio siglo, la política exterior se convierte en articuladora de la política interior, y los norteamericanos vuelven a dictar nuestra política interior".

Mexiko Marcelo Ebrard
Marcelo Ebrard, ministro de Exteriores de México, defiende el acuerdo con Estados Unidos. Imagen: Reuters/C. Jasso

Ganan los empresarios

Según Rubén Aguilar, los ganadores de la disputa son los empresarios para cuyos productos las fronteras siguen abiertas. México envía el 80% de sus exportaciones a Estados Unidos. Pero incluso esto podría convertirse en una victoria falsa a corto plazo, como lo demuestra la actual disputa sobre los tomates mexicanos. Los guardias fronterizos estadounidenses quieren controlar el 100% de la carga a partir de ahora, lo que, según los exportadores mexicanos, tendría como consecuencia colas de varios días.

El pacto, en el que México se compromete a albergar a los solicitantes de asilo mientras dure el proceso y a militarizar su frontera sur, provocó un terremoto en la política interior mexicana. El jefe del Instituto Nacional de Migración, el profesor universitario Tonatiuh Guillén, renunció inmediatamente. El ministro de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, que había negociado el acuerdo, fue presionado en el parlamento, también por compañeros de su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

La Guardia Nacional no está allí para cazar migrantes, sino para ocuparse de la seguridad interna, recordó el presidente del Parlamento, Porfirio Muñoz Ledo: "No es conveniente, señor secretario, que asuma todas las acciones. Perdemos margen de maniobra y es un abuso". Y la parlamentaria del Partido del Trabajo, Nancy de la Sierra preguntó: "Si Estados Unidos nos pide detener el flujo migratorio en la frontera sur, ¿por qué no le pedimos que también detenga el tráfico de armas en la frontera norte?"

Alta popularidad, aún así,

Según Aguilar, Morena está aún muy lejos de una rebelión: "Morena no es un partido estructurado. Queda claro que solo el presidente manda de manera absoluta, y cualquiera que intente una rebelión, será expulsado como traidor". Sin embargo, según ambos analistas, la crisis de los aranceles ha revelado las debilidades internas del gobierno mexicano: no parece haber un gabinete ni una estrategia clara. López Obrador desconfía de los expertos y decide solo, aconsejado  lo sumo por amigos y familiares. Las redes sociales y las encuestas son los máximos criterios del éxito.

Aunque su popularidad sigue siendo alta, del 72 por ciento, según la última encuesta del diario "El Universal", las cifras bajaron en siete puntos desde marzo. Según Kaiser, las encuestas reflejan expectativas más que la realidad. "Hasta ahora, el gobierno no ha tenido éxito ni en política de seguridad ni en política económica. Además, ha habido errores en la infraestructura, como la disputa por el aeropuerto, la crisis del sistema de salud y la retirada de la reforma de la educación popular", dice. Hasta ahora, sin embargo, los mexicanos miden el éxito de su presidente en otro campo: el 60 por ciento apoya su lucha contra la corrupción y uno de cada cinco elogia los programas sociales como un gran éxito.

(gg/cp)

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