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“La pena de muerte ya no debería existir”

Diego Zúñiga9 de abril de 2013

Javier Zúñiga, experto de Amnistía Internacional, explica las implicancias del informe “Pena de Muerte 2012”. Irán, Irak y China son los países que más la aplican. Latinoamérica, en cambio, va bien encaminada.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Las ejecuciones se dispararon en Irak, la pena de muerte volvió a ser aplicada en países donde pasaron años con esa ley en el olvido y se sospecha que China suma miles de ciudadanos sometidos al duro yugo de la muerte impuesta por decreto. Esa es la parte mala del informe “Pena de Muerte 2012” presentado por Amnistía Internacional este miércoles (10.04.2013). Ese trabajo resume, como cada año, el comportamiento del mundo sobre este tema.

“Esa regresión que hemos visto en algunos países este año es desilusionante, pero no supone un retroceso en la tendencia mundial contra la aplicación de la pena de muerte. En muchos lugares del planeta, las ejecuciones son cosa del pasado”, aseguró Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.

Javier Zúñiga, asesor especial de Amnistía Internacional, coincide en que hay avances. “Lentos, pero seguros”, dice en conversación con DW. A juicio del experto, “constatamos que hubo algunos retrocesos, pero en realidad se avanzó en el camino hacia un mundo sin pena de muerte”. Los países que la utilizan son cada vez menos y las ejecuciones han ido cayendo incesantemente en la última década.

Números secretos

India, Japón, Pakistán y Gambia son algunos de los Estados que aplicaron esa condena en 2012, pese a que llevaban varios años sin ejecutar a nadie. Zúñiga dice que esto se debe a que en esos lugares “se produjeron cambios de Gobierno, y algunos regímenes de tipo conservador piensan que la introducción de la pena de muerte demuestra que son firmes contra el crimen, lo que es totalmente falso”. Salil Shetty aseguró en un comunicado que “no existe evidencia de que mientras más ejecuciones haya, menos delitos se cometan”.

En Japón, se ejecutaron tres personas en marzo, y otras cuatro a fines de 2012. En cambio, las cifras en países como Irak, Irán o Arabia Saudí son escandalosas. En Irán hubo al menos 314 ejecuciones, en Irak se pasó de 68 en 2011 a 129 en 2012, y en China ya se habla de palabras mayores. “Ahí se mantiene en secreto la cifra de muertos, no se informa de las sentencias y muchas veces a las familias se les da el cadáver, pero nada más. El Gobierno jamás nos ha querido dar cifras y nosotros estimamos en miles los ejecutados”, asegura Zúñiga.

Distintas formas de morir

Los países que todavía aplican esta sentencia usan métodos diversos, cada cual más cruel que el otro: inyecciones letales, fusilamientos, ahorcamientos o decapitaciones figuran, en pleno siglo XXI, entre las alternativas. Javier Zúñiga dice a DW que Amnistía busca hacer entender a los gobiernos que “en este siglo, la pena de muerte no debería existir. Mire qué países la aplican. Si quitamos a Estados Unidos, hablamos de regímenes autocráticos que utilizan esta pena muchas veces con motivos religiosos, para castigar la apostasía o los ataques contra determinadas creencias”.

En Europa, el único lugar donde se sigue utilizando este castigo es Bielorrusia. “Allí existe un régimen muy autoritario que no está en la misma longitud de onda del resto de Europa. Es un país atrasado políticamente, pues Europa es un continente abolicionista. Muchos países de Europa del Este derogaron la ley que permitía la muerte porque era una de las condiciones para entrar a la Unión Europea, por ejemplo”, aclara Zúñiga.

Latinoamérica va bien

Salvo Estados Unidos, América es un continente sin ejecuciones hace años, aunque en algunas legislaciones la muerte está considerada como castigo para delitos graves, como es el caso de Guatemala o algunos del Caribe de habla inglesa. Sin embargo, el escenario en esa región del mundo es bastante mejor que en otras. “Ahí ha ocurrido que, tras sangrientas guerras civiles, los países eliminan la pena de muerte. Con tanto muerto en las luchas internas, el Estado considera que no debe seguir con esa tradición de matar a la gente”, dice Zúñiga, poniendo como ejemplos de ello a Haití y El Salvador.

No existen ejecuciones, pero sí personas que están condenadas en los países del Caribe. Aún así, Amnistía Internacional considera eso un progreso. “Esta lucha es una lucha lenta y progresiva. La mayoría de las veces el camino comienza cuando las sentencias no se realizan, luego se reducen los crímenes que suponen una condena y finalmente se firman tratados internacionales para derogarla. En los mejores casos, los espectaculares, se deroga de inmediato. Pero son los menos”, explica el especialista de Amnistía.

La institución proyecta para 2013 un plan para concentrar sus esfuerzos en disminuir el número de países que ejecuten a sus condenados y sumar más Estados a la moratoria de la ONU que busca la abolición completa de la pena de muerte en el planeta. “Y trabajaremos especialmente en los países que están peor, como Irak e Irán”, adelanta Zúñiga.

Autor: Diego Zúñiga
Editor: Pablo Kummetz

En Bangladesh, manifestantes exigen la pena de muerte para criminales de guerra.
En Bangladesh, manifestantes exigen la pena de muerte para criminales de guerra.Imagen: DW/H. Swapan
En China es probablemente donde más seres humanos son ejecutados.
En China es probablemente donde más seres humanos son ejecutados.Imagen: picture-alliance/dpa