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La nueva “última” oportunidad de Maduro

1 de abril de 2020

Washington ve en la pandemia una ocasión para asfixiar lo que queda del régimen venezolano. ¿Un esfuerzo desesperado de Trump por conseguir una victoria en medio de la crisis del coronavirus?

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Venezuela Präsident Nicolas Maduro
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Delacroix

O es acaso, ¿una decisión que busca conquistar el voto latino? ¿Un impulso para la oposición o un desacierto que saca del juego a Guaidó? En cuestión de una semana la crisis venezolana ha dado un giro para algunos inesperado. Del temor a un brote descontrolado de coronavirus en el país, pasamos a la millonaria recompensa ofrecida por Washington a cambio de la captura de Nicolás Maduro y su élite; y ahora llega esta propuesta que pone sobre la mesa condiciones para que se produzca una transición política a cambio del levantamiento progresivo de las sanciones económicas. ¿Un esfuerzo desesperado de Trump por conseguir una victoria en medio de una crisis sanitaria sin precedentes? ¿Una decisión enmarcada en la estrategia electoral de conquistar el voto latino? ¿Un impulso definitivo para la oposición o un desacierto que deja fuera del juego a Juan Guaidó?

De acuerdo con el plan presentado por Mike Pompeo, tanto Maduro como Guaidó deben hacerse a un lado para dar paso a una transición. A primera vista pareciera un revés para el líder opositor, pues así las cosas tendría que abandonar el título de "presidente encargado” que desde hace más de un año reivindica por el mundo. Pero hay una salvedad: si bien debe dejar la escena por lo pronto, nada le impediría ser candidato presidencial en los eventuales comicios organizados por el nuevo Consejo de Estado sugerido por Washington.

"Yo no estoy seguro de que esto le abra a Guaidó el camino hacia la presidencia. En efecto, él es uno de los líderes con mayor popularidad, pero eso es porque las otras figuras están inhabilitadas”, apunta Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, en Colombia. "En un escenario de elecciones libres tendrían que participar Leopoldo López y Henrique Capriles, por ejemplo, quienes tienen muchas más posibilidades en un terreno competitivo de ir por los votos. Guaidó tiene el apoyo en tanto que es el presidente encargado que busca una transición. Pero no sé si su figura pueda trascender más allá de ese proceso”, añade.

Coyuntura definitiva

Esta nueva avanzada de la Casa Blanca parece ver en la coyuntura creada por la pandemia una oportunidad para asfixiar lo que queda del régimen de Caracas.  Para Luis Vicente León, presidente de la encuestadora venezolana Datanálisis, se trata de una propuesta coherente con el plan original de Estados Unidos, que consiste en sacar el gobierno a través del aislamiento y las sanciones. "Esto es un nivel más en su misma estrategia, y piensan que la pandemia es el momento estelar de estrangulamiento con el que lograrán fracturar internamente al chavismo. Es como las sanciones con esteroides”, afirma. Para León, poner precio a la cabeza de élites dominantes puede generar nerviosismo en el sector militar y llevarlo a buscar otras opciones.

Pero una condición es fundamental para que el plan de la Casa Blanca provoque las traiciones internas que resquebrajen las estructuras del Palacio de Miraflores. Y esa condición es que puertas adentro, las alianzas del chavismo no estén tan sólidas como sus líderes las presentan.

"La lógica de subestimar a Maduro ha sido uno de los grandes errores de sus enemigos”, dice Ronal Rodríguez. "Una de las mayores fallas es pensar que Maduro está a punto de la rendición. Eso no es cierto. Él ha sabido blindarse. Los ruidos de sable, la banda sonora de su gobierno, es algo que ha sabido manejar, instrumentalizar, rastrear para identificar a los responsables y prescindir de ellos”, agrega. Para Rodríguez, el chavismo tiene una capacidad excepcional para reinventarse y dominar los espacios, controlando las fisuras al interior de sus filas, y deshaciéndose de quienes comienzan a dudar del proyecto en su conjunto. "Maduro puede que no sea un buen gobernante, pero es un personaje hábil para entender cómo funciona el poder”, concluye.

Y después: ¿la intervención?

Pero cualquiera de estas consideraciones se quedarán en el terreno de las hipótesis hasta tanto no haya un consenso en torno a la propuesta de la Casa Blanca. Y parece difícil que lo haya, pues Maduro ya rechazó el ofrecimiento.

"El problema está en que ese plan, por definición, está sesgado a favor de la oposición”, afirma Luis Vicente León. El analista considera que ante la negativa del régimen, será el accionar de terceros lo que definirá el panorama en el país. "Ellos, militares medios que no forman parte de la cúpula, si bien tienen menos poder interno, podrían desmarcarse del régimen en aras de lograr garantías de estabilidad y seguridad futura. Pero no lo harían para entregarle el poder a un gobierno de emergencia civil incapaz de ofrecerles amnistía o certeza de no persecución, sino para tomar el poder directamente”, apunta León.

La pregunta que surge después de todo es, ¿qué pasará si esta nueva avanzada de Washington no logra las fracturas internas que obliguen la dimisión de Maduro? Para algunos, eso allanaría el camino hacia la mentada intervención militar. Una posibilidad que podría tomar mayor fuerza en los meses por venir dada la profunda crisis del coronavirus. Una pandemia que amenaza con fulminar las aspiraciones de reelección de Donald Trump. De modo que una acción armada en Venezuela serviría para seducir a los votantes latinos en Estado Unidos, que ya en 2016 representaron 12% del padrón electoral del país (29 millones de electores), de acuerdo con el Pew Research Center. Así pues, la crisis venezolana entra en otro estadio de intereses políticos, mientras los venezolanos, lejos de las esferas del poder, temen que la propagación de la enfermedad los sorprenda sin siquiera tener agua para lavarse las manos.

(jov)

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