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La Iglesia Católica y la "píldora del día después"

Susanne Haverkamp/ CP25 de enero de 2013

Dos hospitales católicos de Colonia le negaron la “píldora del día después” a una mujer que fue violada. ¿Qué doctrina moral justifica ese proceder, y cómo es la realidad en otras clínicas católicas?

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Imagen: picture-alliance/dpa

Luego de haberse dado a conocer el caso en que dos hospitales de Colonia le negaron a una mujer violada llevar a cabo los peritajes solicitados por su médico de cabecera, aduciendo que no podrían prescribirle la “píldora del día después”, el tema de la moral católica y sus consecuencias a nivel social vuelve a estar sobre el tapete. El cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia, se disculpó por la falta de apoyo de los médicos del Hospital St. Vinzenz y del Hospital del Espíritu Santo, ambos situados en esa ciudad, a la mujer que solicitó ayuda en una situación extrema. Pero Meisner rechaza categóricamente el uso de la “píldora del día después”, que evita la ovulación. La sustancia activa, el levonorgestrel, es semejante a la de los anticonceptivos, solo que contiene una dosis más alta y su ingesta es postcoital.

“Ya con eso la Iglesia Católica tiene problemas”, dice Antonio Autiero, profesor de Teología Moral en la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Münster. Desde la publicación de la famosa encíclica “Humanae Vitae”, en 1968, los católicos tienen prohibido el uso de los “métodos anticonceptivos artificiales”. Y eso “no ha cambiado hasta el día de hoy”, afirma Autiero. Pero esa norma es muy discutida entre los feligreses, y hay muchos que no se atienen a ella. El hecho de impedir que se inicie una nueva vida humana es un tema que divide hasta hoy a científicos y teólogos, y también a la sociedad.

Efecto antiovulatorio y antiimplantatorio

¿Qué sucede cuando se produce la ovulación poco antes del coito, es decir, cuando la píldora no tiene un efecto antiovulatorio? Entonces se activa el efecto antianidatorio o antiimplantatorio del levonorgestrel, o sea, el que impide que un óvulo ya fecundado se anide en el útero. “Desde el punto de vista científico médico, no se sabe con seguridad si la píldora del día después solo evita la ovulación, o si también impide que se anide el óvulo fecundado en el útero. Si se confirmara esto último, entonces estaríamos frente a un aborto”, explica Antonio Autiero. “La doctrina católica es muy clara en ese aspecto, es decir, que la vida –y con ella la dignidad humana- comienzan con la fusión del óvulo y el espermatozoide. Por eso, si ese medicamento impide que el óvulo ya fecundado se implante en el útero, se está llevando a cabo una forma de aborto”, subraya el teólogo. Y todo lo que sea abortar o impedir el surgimiento de la vida humana, por más ínfima que ésta sea en sus comienzos, no es compatible con las normas del catolicismo. Esa sería la respuesta a la conducta de los médicos de los hospitales católicos de Colonia. Pero, ¿hay excepciones?

La "píldora del día después": ¿se puede dar en caso de violación según la Iglesia Católica?
La "píldora del día después": ¿se puede dar en caso de violación según la Iglesia Católica?Imagen: picture-alliance/dpa

¿Cómo procede la Iglesia Católica en casos de violación?

¿Qué hacer en casos en los que la mujer se encuentra en una situación física y psíquica extrema, como sucede luego de una violación? “La respuesta de la doctrina católica es clara”, señala Autiero, “los métodos anticonceptivos y el aborto son en sí mismos reprobables, y, por ende, injustificados éticamente en cualquier tipo de situación”. Según el experto, esa “normativa ética”, que no permite ninguna excepción a los principios más fundamentales, se ha radicalizado en los últimos años. Pero la ciencia de la teología moral sigue confrontada con una ética inquebrantable que “está relacionada con los fines y el contexto de una acción”. Es decir, que allí empiezan a jugar un papel importante otras cuestiones además de los fundamentos de la doctrina, por ejemplo, la situación concreta desde el punto de vista de la medicina o de la psicología, la compasión, el apoyo en situaciones difíciles, la propia conciencia y la ética profesional. La cuestión esencial, para Autiero, es si la Iglesia actúa basándose en el apoyo y en la ayuda a quien lo necesita, o si actúa basándose en los principios.

Antonio Autiero, profesor de Teología Moral de la Universidad de Münster.
Antonio Autiero, profesor de Teología Moral de la Universidad de Münster.Imagen: Westfälische Wilhelms-Universität

Lo que realmente sucede

En la práctica, ese planteamiento se vive de diferentes maneras. En el caso de los hospitales de Colonia, la Iglesia reaccionó de acuerdo a los principios, en parte también debido a la inseguridad de médicos y enfermeras, dice Autiero. “Hace pocos meses, una médica tuvo graves problemas laborales porque cayó en la trampa tendida por una denunciante ultraconservadora, y eso hace que el miedo aumente”, explica el teólogo. Para los teólogos, por tanto, la cúpula eclesiástica estaría enviando “una importante señal si no se tomaran medidas legales contra los trabajadores cuando se llevan a cabo determinadas decisiones individuales”. De acuerdo con Autiero, eso significaría que se estaría respetando la conciencia y la ética profesional del individuo.

El problema de la gran inseguridad reinante en los hospitales católicos es algo que Markus Jüngerhans conoce bien. Jüngernhans es director de la Asociación de Hospitales Católicos de la Diócesis de Osnabrück, y responsable de 19 clínicas, de las cuales ocho cuentan con secciones de Ginecología. “No tengo conocimiento hasta el momento de normas fijadas por escrito para el manejo de la píldora del día después”, subraya, algo que representa una ventaja en casos en los que la decisión depende del médico. Pero también puede ser una desventaja. Según él, justamente las comisiones de ética de los hospitales deberían “intensificar el debate y reelaborar las recomendaciones al respecto”. La Iglesia solo pone un claro límite en el caso de los medicamentos con un efecto abortivo probado y bien definido clínicamente. “Eso sí que no podemos permitirlo”, dice Jüngerhans. Sin embargo, el especialista considera que hay un cierto margen de maniobra si se está hablando de un medicamento que evita la ovulación luego del coito: “Según el grado de gravedad y urgencia de la situación, administrar ese tipo de medicamentos puede estar justificado desde el punto de vista médico y moral”.

Markus Jüngerhans, director de la Asociación de Hospitales Católicos de la Diócesis de Osnabrück.
Markus Jüngerhans, director de la Asociación de Hospitales Católicos de la Diócesis de Osnabrück.Imagen: Diözese Osnabrück

Autora: Susanne Haverkamp/ CP

Editora: Emilia Rojas-Sasse