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La Haya se pronuncia en el litigio entre Uruguay y Argentina

17 de abril de 2010

Argentina y Uruguay esperan en calma pero atentos el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la planta celulosa que desde hace años altera sus relaciones bilaterales, tradicionalmente amistosas.

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Sede de la Corte Penal Internacional en La Haya.Imagen: picture-alliance / dpa

"Respetar y cumplir" lo que se dictamine en La Haya: a eso prometieron los presidentes de ambos países en litigio, la argentina Cristina Fernández de Kirchner y el uruguayo José Mújica. Al fin y al cabo, una vez que los Estados aceptan que el tribunal internacional medie en sus desacuerdos, se comprometen también a acatar sus decisiones.

La Haya hará pública la sentencia el próximo martes y con ello se espera que Argentina y Uruguay puedan iniciar un nuevo capítulo en sus relaciones bilaterales. Mújica, por ejemplo, se ha comprometido a levantar el veto a la postulación del ex presidente argentino Néstor Kirchner a la secretaría general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), un gesto muy apreciado en Buenos Aires.

La denuncia data de 2006

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Cerca de Fray Bentos, a orillas del río Uruguay: el lugar elegido para la celulosa.Imagen: AP

El origen del enfrentamiento se remonta a 2003, año en que la empresa finlandesa Botnia eligió la zona cercana a la ciudad uruguaya de Fray Bentos para instalar- sobre el río Uruguay, que ejerce de frontera natural entre ambos países- una de las plantas más grandes del mundo dedicadas al procesamiento de madera y a la producción de celulosa. En 2005, el gobierno uruguayo le dio el visto bueno ambiental al proyecto, lo que inició velozmente las obras de construcción de la planta.

En ese mismo momento nació el litigio, que se manifestó simultáneamente por varias vías: la política, con fuertes choques entre los entonces presidentes Kirchner y Tabaré Vázquez; la medioambiental, con masivas protestas del lado argentino contra la eventual contaminación del río y las zonas aledañas por culpa de la pastera; y la judicial, con la implicación de La Haya.

Fue en mayo de 2006 cuando el Gobierno de Kirchner decidió recurrir a la Corte Internacional de Justicia para frenar la edificación de la planta de Botnia y de una segunda que a orillas del mismo río tenía proyectada la empresa española ENCE. Buenos Aires acusó al país vecino de incumplir el Estatuto binacional del Río Uruguay de 1975, al autorizar de forma unilateral el emplazamiento de la papelera sobre el margen oriental del curso fluvial.

Alegatos en 2009

Streit um Papierfabrik Botnia Grenze Uruguay und Argentinien
El inicio de las obras de la planta de Botnia no se hizo esperar.Imagen: AP

"Botnia causará un daño irreparable al ecosistema del río Uruguay, y así lo demuestran los informes científicos y los numerosos y recurrentes episodios e incidentes de contaminación", advirtió la delegación argentina en La Haya durante los alegatos presentados el año pasado. Por su parte, Montevideo se defendió asegurando que "quedó plenamente demostrado" que los estándares aplicados por su Ejecutivo cumplían con el Estatuto del Río Uruguay.

Mientras el proceso jurídico seguía su lento curso en Europa, la tensión continuó en la región fronteriza, donde se cortaron los tres puentes que conectan Argentina con Uruguay, ocasionando el caos en el intenso tráfico comercial y turístico y provocando el despliegue de militares uruguayos en la zona. En 2007, la controvertida celulosa entró en funcionamiento y en octubre de 2009 pasó a manos de la también finlandesa UPM.

La sentencia se espera el martes

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La campaña contra la planta celulosa fue intensa en Argentina.Imagen: AP

La Haya hablará por fin el próximo martes y ello podría suponer un punto de inflexión en esta larga historia. Sobre todo la parte argentina, que fue la que recurrió a la Corte, deposita grandes esperanzas en el veredicto. En Uruguay se espera con llamativa pasividad e indiferencia a que el tribunal se pronuncie.

En comparación con los grupos medioambientales argentinos, en Uruguay se han escuchado durante los últimos cinco años protestas tímidas de escasa repercusión mediática. Y de cara al cercano fin del juicio se intenta que ante todo reine la calma.

"No queremos alentar un clima de partido de fútbol, por eso la información sobre la sentencia será mesurada", dijo un portavoz de la presidencia de la república uruguaya. Hacía días que corrían rumores de que el fallo podría ser transmitido en directo por radio y televisión. (dpa)

Editora: Luna Bolívar Manaut