1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Viaje musical a otras culturas

Corina Kolbe/ Luna Bolivar29 de marzo de 2012

Es la embajadora musical de Alemania en el mundo: la Filarmónica de Berlín. Pero no sólo cuando está de gira toca para un público internacional. También en casa, sobre todo desde que abrió su repertorio a otras culturas.

https://p.dw.com/p/14Uxg
El grupo malasio Tamikrest y el cantante mongol Huun Huur Tu en un concierto de "Unterwegs" en Berlín.
El grupo malasio Tamikrest y el cantante mongol Huun Huur Tu en un concierto de "Unterwegs" en Berlín.Imagen: Stiftung Berliner Philharmoniker/Antje Schmidtpeter, TOGOMEDIA

La nueva serie de conciertos de la famosa Filarmónica de Berlín se titula “Unterwegs”, “De camino”, y recorre ciertamente largas distancias: trae hasta el escenario berlinés a ensambles de Mali, Mongolia, Bulgaria, el Tíbet o Afganistán. Con ello, se tienden puentes de unión entre Alemania y otros continentes, y el trabajo de construcción de las nuevas sendas da lugar con frecuencia a bifurcaciones sorprendentes.

El programa multinacional de la Filarmónica despierta gran interés entre el público alemán. Esas noches la sala de conciertos se llena casi siempre. “La gente viene a emprender una excursión etnológica. Está claro que el espíritu nómada cautiva a muchos”, comenta Roger Willemsen, el escritor alemán y reconocido apasionado del viaje que se encarga de presentar “Unterwegs”.

Roger Willemsen, escritor y presentador de la serie "Unterwegs".
Roger Willemsen, escritor y presentador de la serie de conciertos "Unterwegs".Imagen: picture-alliance/ dpa

El violín con el Rubab, el timbal con la Tabla

De este modo alcanza la música de los nómadas del Sahara Occidental y las estepas asiáticas la capital germana. Y esa misma noche, Willemsen anima al grupo Tuareg malasio Tamikrest a que improvise una pieza con el cantante de armónicos mongol Huun Huur Tu. Los espectadores responden entusiasmados a un diálogo musical inimaginable en cualquier otro ámbito del día a día.

El siguiente de los conciertos está dedicado a la música espiritual de los monasterios armenios, búlgaros y del Tíbet. Los rituales de los monjes de Tashilhunpo se mezclan así con el Sharakan de Armenia y los cánticos ortodoxos de Bulgaria.

La velada posterior, el programa se centra en historias y sonidos afganos. La guerra no ha pasado sin dejar huella por la rica tradición artística del país: ha despedazado partituras, ha destrozado el barrio musical de Kabul, ha estancado la producción de instrumentos. Y aún así, la música sigue viva.

La música juega un papel fundalemental en la tradición cultural afgana.
La música juega un papel fundamental en la tradición cultural afgana.Imagen: Ismael Timoor

En esta ocasión, miembros de la Filarmónica deciden acompañar a los foráneos: un grupo de violinistas y chelistas se une a los músicos afganos de Rubab, similar al laúd, otros a la percusión de los tocadores de Tabla, un tipo de timbal. El resultado es un arreglo difícil e impactante, nunca escuchado hasta el momento.

Arriesgado pero emocionante

“Me parece bien que a los oídos filarmónicos se les ofrezca tonos diferentes”, dice Martin Stegner, que toca la viola y no por primera vez fuera de su círculo cultural: Stegner se ha ido de gira con gitanos y cuando no pone su talento al servicio de la Filarmónica se lo ofrece a los ritmos latinoamericanos en el ensamble “Bolero Berlín”.

En mayo, a los filarmónicos berlineses les espera la próxima cita de “Unterwegs”, y la idea de compartir escenario con personas de diversos países les está gustando tanto que planean fundar una orquesta de cámara con músicos extranjeros -iraníes, chinos, indios, norteafricanos…- residentes en la capital alemana.

“Es lo más emocionante que me pueda imaginar”, asegura Stegner, y explica: “cuando las diferentes culturas se topan las unas con las otras suele surgir algo grande. Evidentemente, el experimento también conlleva su riesgo, porque hay que ser muy abierto”.