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La línea entre discurso del odio y libertad de expresión

Matthias Quent
25 de noviembre de 2019

Desde una perspectiva legal, el discurso del odio también puede estar cubierto por la libertad de expresión. Pero no podemos tolerarlo, ya que ataca los valores centrales de nuestra democracia, opina Matthias Quent.

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Deutschland Syxmbolbild Hass im Netz
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Rumpenhorst

A principios de junio, el político local Walter Lübcke, de Kassel, fue asesinado por un extremista neonazi. Una vez más, Alemania comenzó a debatir sobre la interrelación entre el odio de derecha radical y la violencia.

Legisladores de todos los niveles han recibido amenazas, y no es raro que alcaldes de municipios pequeños se encuentren entre ellos. Entonces, cuando los individuos o una minoría vocal crean un clima de miedo, cada vez menos personas están dispuestas a asumir esos roles y servir a sus comunidades.

La intimidación daña nuestra cultura democrática

Esto puede tener consecuencias fatales para nuestra cultura democrática. ¿Quién, aparte de aquellos que son profundamente ideológicos, se ofrecerán como voluntarios para asumir un mandato político si el precio es vivir con miedo o cosechar desprecio? El Estado debe trabajar mejor en proteger a todos aquellos que están amenazados y son sujeto de la violencia. Y la sociedad, independientemente de las afiliaciones partidistas, debe apoyar abiertamente a las personas que se ofrecen como voluntarios a servir a sus comunidades.

El funeral de Walter Lübcke, jefe del gobierno regional de Kassel (13.06.2019)
El funeral de Walter Lübcke, jefe del gobierno regional de Kassel (13.06.2019)Imagen: picture-alliance/dpa/S. Pförtner

Pero este odio no salió de la nada. Durante años, los legisladores alemanes han ignorado esta vil corriente subyaciente, y la han dejado enconarse. El Estado no hizo nada cuando neonazis alemanes mataron a tiros a inmigrantes, personas sin hogar y simpatizantes de izquierda. Pocos, si acaso alguno, condenaron el asesinato de punks, extranjeros y homosexuales en manos de la extrema derecha, muy probablemente porque no sentían conexión con ellos. Desde 1990, 198 personas fueron asesinadas por extremistas de derecha en Alemania, según la Fundación Amadeu Antonio. ¿Cuántos políticos en funciones? Uno.

Parece que solo ahora, después de la muerte de Lübcke, el gobierno y la policía de Alemania han despertado ante el peligro letal que representan los neonazis alemanes. Los estados federales del país deben fortalecer la policía y el poder judicial para este fin, para que así puedan enjuiciar más eficazmente a los radicales y proteger a aquellos que son objeto de odio y violencia.

El columnista invitado Matthias Quent
El columnista invitado Matthias QuentImagen: picture-alliance/dpa/B. Schackow

Internet promueve el discurso del odio

Internet permite a las personas abusar de otros y proferirles insultos, e incluso enviar amenazas de muerte. Esta nueva realidad arroja luz sobre la depravación humana. En línea, aquellos que difunden odio ni siquiera tienen que mirar a sus víctimas a los ojos.

Las declaraciones de odio, desde una perspectiva legal, pueden clasificarse como opiniones. La libertad de expresión es un principio importante, pero también tiene consecuencias ambivalentes: permite a cualquiera hacer declaraciones despectivas y agresivas, siempre que no violen la ley alemana. Pero también permite a cualquiera tomar una posición valiente contra tales puntos de vista y contrarrestar el antisemitismo, el racismo, el sexismo y otras ideologías de desigualdad.

En este momento, hay un acalorado debate dentro de Alemania sobre si contrarrestar los comentarios discriminatorios y despectivos -que hasta hace poco no se cuestionaban en gran parte hasta que la sociedad se hizo más consciente de esto- constituye una violación de la libertad de expresión. Después de todo, el partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD) está violando sistemáticamente la dignidad humana de las personas y debemos confrontarlo persistentemente al respecto. El grupo viola los principios básicos de nuestra Constitución y se queja de que su libertad de expresión se ve restringida cuando es cuestionado. Después de todo, el AfD está más que feliz de proyectarse a sí mismo como una víctima tratada injustamente.

La libertad de expresión está prosperando

En realidad, la libertad de expresión está prosperando en Alemania. Las voces de los que anteriormente fueron ignorados, pasados ​​por alto o reprimidos ahora se escuchan.

Los que se han emancipado, que han sido aislados y discriminados deben alzar su voz. Deben disipar la ignorancia y la indiferencia que ha existido por décadas y desafiar el dominio cultural de aquellos que, durante décadas, han mantenido las experiencias de los reprimidos fuera de la esfera pública.

Ahora, finalmente, la gente en Alemania se está dando cuenta de que la extrema derecha está atacando el núcleo mismo de nuestra democracia. Cada comentario lleno de odio dirigido a refugiados, mujeres, judíos, y otros, es un ataque al orden democrático liberal que habitamos.

Es por esto que la mayoría de la sociedad alemana debería mostrar una genuina solidaridad y respeto por el "otro". Porque hemos aprendido de la historia alemana que puede haber un tiempo en el que no haya nadie que pueda intervenir si este odio continúa enconándose y creciendo.

(rrr/mn)

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