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Juicio de Auschwitz: “La tarea de mi vida”

Katarzyna Domagala-Pereira | Bartosz Dudek
6 de diciembre de 2019

El primer juicio tenía la intención de mostrar qué era Auschwitz. Para el fiscal Gerhard Wiese, el trabajo de toda una vida. Es el último fiscal sobreviviente del juicio realizado en Frankfurt de 1963 a 1965.

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El abogado alemán Gerhard Wiese
El abogado alemán Gerhard WieseImagen: DW/A. Macioł-Holthausen

DW: Usted fue uno de los tres jóvenes fiscales en el primer juicio de Auschwitz. ¿Cómo llegó a ser uno de los acusadores?

Gerhard Wiese: Las opiniones difieren. El jefe de la Fiscalía de Frankfurt me dijo que mis colegas Vogel y Kügler necesitaban apoyo. La investigación había concluido, pero la acusación tenía que ser aún redactada. Algunos dicen que Fritz Bauer, fiscal general de Hesse, dispuso que yo cooperara en el juicio. Nunca se aclaró el asunto.

Usted mismo no participó en la investigación. ¿Qué le contaron sus colegas de ella?

La investigación no fue fácil. Las posibilidades técnicas eran de por sí limitadas.

¿Estuvieron la Policía y otras autoridades dispuestas a cooperar con los fiscales?

Eso fue difícil, pero recibimos una gran ayuda. Hermann Langbein, presidente del Comité Internacional de Auschwitz, había sido prisionero en Auschwitz, e incluso fue  empleado del consultorio médico allá. Después de la guerra, él comenzó a recopilar direcciones, contactando a exprisioneros. Él nos dio los resultados de sus pesquisas. Otras comisarías de Policía tuvieron que hacer interrogatorios de testigos y algunos agentes se mostraban reacios; les explicábamos y lo entendían. Pero no hubo abierta resistencia o restricciones.

Los sospechosos eran muchos. ¿Por qué solo 22 fueron acusados en Frankfurt?

El fiscal general, Fritz Bauer, quería llevar a la Corte a una línea representativa del campo, desde el comandante hasta el capataz. Y fue así como se desarrolló el proceso. Más tarde hubo otros juicios de Auschwitz. No queríamos separar, por ejemplo, a los médicos de los líderes políticos. Primero, por los testigos, que habrían tenido que declarar varias veces, y segundo, porque este proceso buscaba mostrar toda la dimensión de los crímenes cometidos en Auschwitz.

¿Visitó Auschwitz?

Sí, durante el juicio. Participé en la visita al campo de concentración y en el interrogatorio de los testigos que no pudieron venir a Frankfurt.

¿Cuál fue su impresión en el antiguo campo de exterminio?

El lugar me impresionó enormemente. Es deprimente pasar la puerta con el lema nazi "Arbeit macht frei" (El trabajo libera), y ver los barracones en donde tuvo lugar la tragedia. Durante la visita, diversos abogados estuvieron allí. Al principio, algunos tomaron ese viaje como "un paseo de empresa". Pero luego no podían ocultar la impresión que el lugar despierta, incluso sin prisioneros.

¿Qué sabía sobre Auschwitz antes de convertirse en fiscal?

Poco. Yo estuve en cautiverio ruso en Fürstenwalde. Allí vi una vez un diario que publicó fotos de prisioneros liberados de los campos de concentración. Me quedé asombrado. No podía concebir que los alemanes hayan hecho tal cosa. En ese momento pensé que se trataba de propaganda rusa.

Yo estaba muy equivocado. No mucho después, aprendí la lección que dejaron los juicios de Nuremberg. Pero solo conocí detalles en las discusiones con mis colegas y durante el estudio de archivos.

¿Y cuál fue la impresión que le dejaron los acusados?

Era un grupo de personas comunes y corrientes: empresarios, empleados de bancos, médicos... Ninguno podía negar haber estado en Auschwitz. Pero todos se presentaron como "inofensivos” e "inocentes”. Sin rastro alguno de remordimiento.

¿Qué momentos del proceso recuerda, en especial?

El destino de la familia Berner. En la primavera de 1944, estos judíos húngaros fueron transportados a Auschwitz. En ocho a diez semanas, llevaron 400.000 judíos allí, entre ellos la familia Berner. Cuando llegaron a Auschwitz fueron separados: hombres a la derecha, mujeres y niños a la izquierda. De repente, el señor Berner vio a un conocido: Victor Capesius, médico de las SS. Todavía tenía su tarjeta de presentación en su chaqueta. "¿Puede mantenerme a mí y a mi esposa en el campamento, junto con los gemelos y la hija?", le preguntó.

Capesius le llevó los gemelos al médico Mengele quien también estaba en la rampa. Mengele solo hizo un gesto: los niños tienen que volver con la madre. Esto selló el destino de la familia.

¿Estaban los alemanes interesados en el proceso?

El interés fue grande. Los tres fiscales siempre tratamos de hablar con los estudiantes que visitaban las audiencias en los descansos relativamente cortos. El tiempo era muy corto.

En comparación con los crímenes, el número de condenados no fue grande. ¿Por qué?

Solo puedo responder eso de una manera muy general. No había mayor interés en que se conociera toda la verdad.

Al final solo hubo seis condenas. ¿Lo decepcionaron?

Salimos doblemente decepcionados. A medida que el juicio llegaba a su fin, habíamos llegado a un acuerdo con el Fiscal General Fritz Bauer para presentar una solicitud de que al menos todos los acusados fueran castigados por ayudar e instigar. Auschwitz era una planta de exterminio industrial. Y todos los que participaron en ella formaban parte de esa maquinaria. Pero el castigo debe depender de la función ejercida. El tribunal del jurado no aceptó nuestra postura, pero trabajó muy estrictamente de acuerdo con la ley penal. ¿Qué hizo el acusado? ¿Podemos probarlo? Si es así, será condenado. Si no, absuelto. Por eso hubo tres absoluciones.

Gerhard Wiese (91) es un abogado alemán. Fue fiscal en el primer juicio de Auschwitz celebrado en Frankfurt, 1963-1965.

(jov/er)

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