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Israel y Arabia Saudí: ¿grandes amigos?

Kersten Knipp
28 de noviembre de 2017

Ambos países se sienten amenazados por Irán: por ello, Israel y Arabia Saudí se aproximan. Una continuada cooperación entre tradicionales enemigos puede transformar el mapa geopolítico en el Oriente Próximo.

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Kombi-Bild Benjamin Netanyahu und Mohammed Bin Salman
Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel (izq.) y Mohammed Bin Salman, ministro de Defensa saudí: ¿el enemigo de mi enemigo es mi amigo?

A mediados de noviembre, Gadi Eizenkot, el jefe del Estado Mayor de Israel, explicó en una entrevista cómo ve las relaciones de su país con Irán y Arabia Saudí. La entrevista fue publicada en la página web saudí Elaph. El propietario de Elaph, el periodista Othman al Omeir, tiene estrechos lazos con el diario Al Shark al Awsat, que pertenece al Rey saudí. Eizenkot había entrado así en el corazón de los medios de comunicación saudíes.

En la entrevista, Eizenkot dijo que Israel estaba dispuesto a intercambiar información, también de los servicios secretos, con países árabes moderados. Y agregó que Irán "es la mayor amenaza en la región". Un claro mensaje.

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Gadi EizenkotImagen: imago

También Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, se ha referido últimamente en términos generales a una reorientación de las relaciones israelo-árabes, aunque sin mencionar directamente a Arabia Saudí. Sin entrar detalles, ha subrayado, sin embargo, que confía en que las relaciones entre árabes e israelíes sigan avanzando "para trabajar juntos por la paz”.

 

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¿Un próximo "deshielo”?

En ese mismo sentido se manifestó también Anwar Ashki, general retirado del Ejército de Arabia Saudí, si bien destacó que las relaciones bilaterales no son oficiales. No obstante, todo apunta a un "deshielo”. 

Para Ashki, la opinión pública saudí está abierta a una aproximación entre ambos países. La razón es evidente: "la amenaza iraní es mayor que la amenaza israelí”, dijo el exgeneral. Y resaltó que en las últimas semanas "no fue Israel el que nos atacó con cohetes, sino Irán; ese es el país que realmente amenaza nuestra seguridad nacional”.

Con esa declaración, Ashki se refirió a la reciente escalada en la guerra contra los hutíes en el vecino Yemen, que Arabia Saudí apoya desde hace dos años. A comienzos de noviembre, milicias hutíes dispararon un cohete en dirección a Riad, la capital saudí. El cohete fue interceptado por la Fuerza Aérea saudí. El Gobierno saudí sospecha que Irán fue quien le facilitó el cohete a los hutíes.

Hezbolá ante portas

También Israel se siente amenazado por Irán. En medio de la guerra Siria, la milicia chií Hezbolá, aliada con Irán, avanzó hasta las Alturas del Golán, ocupando posiciones muy próximas a la frontera con Israel. En septiembre de este año, Israel realizó una gran maniobra militar, como preparativo para un eventual enfrentamiento con Hezbolá.

Además, tanto Israel como Arabia Saudí son estrechos aliados de Estados Unidos. No obstante, no está claro aún qué consecuencias tendrá la aproximación israelo-saudí para el conflicto en el Oriente Próximo. El mundo árabe apoya desde hace décadas a los palestinos. Y la propaganda antiisraelí está omnipresente en los países árabes. Ello ha dejando profundas huellas en la opinión pública árabe.

Sin embargo, oficiales o no: las relaciones entre Israel y Arabia Saudí parecen estar mejorando. Ello podría cambiar el mapa geopolítico de la región. El tradicional enfrentamiento entre Israel y los países árabes parece pasar a un segundo plano. En primer plano se halla ahora la lucha entre suníes y chiíes, los primeros apoyados por Arabia Saudí, como potencia suní de primera línea, y los segundos por Irán, con sus ambiciones hegemónicas en la región. Un continuado aumento de las tensiones entre ambas corrientes musulmanas parece ser inevitable. Israel podría ser finalmente el beneficiado.