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Irak: insurgentes matan a 24 soldados en ataque suicida

21 de diciembre de 2013

Emboscada lanzada por tres terroristas causó la muerte de altos mandos del Ejército iraquí, así como de personal de inteligencia.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Una emboscada contra soldados iraquíes dejó este sábado (21.12.2013) un total de 24 muertos en el oeste del país, de acuerdo a reportes de la prensa local. Entre las víctimas habría funcionarios de inteligencia y altos mandos militares, entre ellos el comandante de la séptima división del Ejército, el general Mohammed al Karawi. Asimismo, hay 35 heridos. El atentado ocurrió en la provincia de Anbar, a más de 400 kilómetros de Bagdad.

Los responsables serían milicianos cercanos a Al Qaeda, quienes hicieron estallar varias bombas de forma consecutiva cuando una unidad de la séptima división asaltaba un escondite de insurgentes. Ahora las autoridades pusieron a sus fuerzas en máxima alerta y enviaron refuerzos a la zona, la principal provincia sunita, para lanzar una campaña militar a gran escala contra los terroristas.

Parte de ese sector del país se encuentra bajo control de la milicia Estado Islámico de Irak y Levante, vinculada a Al Qaeda. Varias fuentes citadas por la agencia Reuters aseguraron que tres atacantes suicidas se infiltraron entre los oficiales dentro de una casa deshabitada en el pueblo de Rutba. Una vez allí, detonaron los cinturones con explosivos que portaban, provocando una enorme destrucción.

Lucha contra el régimen

“Hasta ahora, todo lo que sabemos es que de la nada salieron tres atacantes suicidas con bombas y las detonaron entre los oficiales”, dijo un funcionario militar que estuvo en el lugar de los hechos a la agencia Reuters. Se trata de uno de los ataques más mortales lanzados por los grupos rebeldes contra las fuerzas de seguridad en los últimos meses, donde las víctimas civiles se han contado por cientos.

Tras el ataque, el primer ministro Nuri al Maliki prometió una política de “puño de hierro” contra los insurgentes. “Llamo al personal de nuestro valiente Ejército a combatir con puño de hierro a los líderes de la malvada minoría y perseguirlos donde quiera que estén hasta que Irak sea purgada de su crueldad”. Irak está sumido en un espiral de violencia que parece no acabar.

El gobierno central iraquí en Bagdad, dominado por chiitas, que topa con los intereses de la población suní, no consigue controlar los problemas de extremismo en el oeste del país. La insurgencia ha intensificado sus ataques contra las fuerzas de seguridad, los civiles y cualquiera que se considere del lado del Gobierno, causando una de las mayores crisis de seguridad del país desde 2006.

DZC (Reuters, dpa)

El primer ministro Nuri al Maliki.
El primer ministro Nuri al Maliki.Imagen: Getty Images