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15 de abril de 2011

Facebook, MySpace y las redes sociales en general experimentan un boom. Casi 40 millones de alemanes las usan. También lo hacen los científicos: Reserchgate es el mayor portal creado para conectarlos a nivel mundial.

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Los investigadores ya no están solos en sus laboratorios.Imagen: Fotolia/Franz Pfluegl

La idea provino de Alemania: Ijad Madisch, un doctor en medicina de 30 años de edad e hijo de sirios, fundó Researchgate con dos amigos, en 2008. “En la universidad realizaba investigaciones con células madre y trataba de cultivar huesos para dedos artificiales, pero por alguna razón no avanzaba”, comenta. No encontraba respuesta ni en su laboratorio ni en su entorno inmediato.

Fue así como Ijad Madisch tuvo la idea de crear una plataforma de Internet para científicos. La intención era que “cada investigador pudiera presentarse allí con sus aptitudes y proyectos, y buscar contacto con otros”, explica.

Adiós a la torre de marfil

Más de 900.000 científicos del mundo entero se han registrado entretanto en Reserachgate. “Abandonar la torre de marfil” es la consiga de esta red. Ecologistas de Noruega intercambian informaciones con sociólogos de Egipto. Químicos de Estados Unidos piden consejos a matemáticos indios. El intercambio traspasa las fronteras de países y disciplinas.

“El 80 por ciento del trabajo científico lo constituyen experimentos que no dan resultados. Pero, al final, sólo se publica lo que ha funcionado”, apunta Ijad Madisch, esbozando una sonrisa. El asunto es diferente en Researchgate. Aparte de artículos especializados, allí se puede encontrar también informes sobre experimentos fallidos. “De ese modo no se repiten los errores y la ciencia se vuelve más rápida y eficiente”, señala el creador del portal.

Flash-Galerie Ijad Madisch, Gründer des Wissenschaftsnetzwerkes Researchgate
Ijad Madisch, fundador de Researchgate.Imagen: DW/Aygül Cizmecioglu

Sin publicidad

Empresas de Silicon Valley, en California, aportaron el dinero necesario para que Ijad Madish pudiera abrir Researchgate. El médico egresado de Harvard comenta que “al comienzo, en Alemania todos se mostraban más bien escépticos; en Estados Unidos es más probable que se dé respaldo a semejantes ideas poco comunes”.

A diferencia de Facebook, Researchgate no contiene publicidad. Los datos de los investigadores tampoco son difundidos. “Nos financiamos, entre otras cosas, mediante una bolsa de trabajo científico, que es gratuita para los investigadores. Las empresas que se publicitan allí son las que pagan”, explica. Además, Researchgate construye redes privadas para institutos de investigación como la Sociedad Max Planck.

Práctico y gratuito

Para el Dr. Tim Hucho, lo fundamental es que se trata de una plataforma “de” y “para” científicos. Hucho, de 40 años, investiga el fenómeno del dolor y dirige una red de varios grupos de trabajo. Considera que el portal Researchgate "es bastante práctico cuando uno quiere dar a conocer importantes datos de laboratorio o informaciones sobre conferencias”.

También lo es cuando se desea acceder, sin costo, a artículos especializados. “Normalmente estos sólo están disponibles en revistas de renombre, que suelen costar mucho dinero”, apunta Hucho. Por esa razón, Reaserchgate resulta atractivo sobre todo para científicos de países en vías de desarrollo, que no tienen mucho presupuesto para comprar tales publicaciones y pueden acceder a la información por esta vía.

Autoregulación en lugar de control

No obstante, Researchgate no es un competidor para las revistas especializadas, sino sólo una fuente adicional de información. La razón radica en que los investigadores de mayor edad y renombre prefieren los canales tradicionales de publicación, quizás también porque en Researchgate cualquiera puede registrarse como científico y difundir contenidos. El portal no controla activamente la seriedad de estos textos.

En opinión de Tim Hucho, eso tampoco es necesario. “La red se autorregula. ¿Quién estudió con cuál profesor? ¿Cómo se ve una lista de publicaciones? Estas cosas permiten separar rápidamente el trigo de la paja”, señala el científico. Además, cada investigador puede evaluar los comentarios de los demás, subraya Ijad Madisch. El fundador de Researchgate ha abandonado entre tanto la medicina. No obstante, sigue soñando con ganar un premio Nobel. No por investigaciones extraordinarias, sino por haber erigido una gigantesca red científica. Claro que esa categoría aún habría que inventarla.

Autora: Aygül Cizmecioglu /Emilia Rojas

Edición: Rosa Muñoz Lima