Su pseudónimo era “Bolek” y su trabajo era remunerado. Esos son algunos de los antecedentes dados a conocer este jueves (18.02.2016) por el director del Instituto de la Memoria Nacional de Polonia (IPN), Lukasz Kaminski, quien informó que el dirigente sindicalista Lech Walesa, Premio Nobel de la Paz 1983 y presidente de Polonia entre 1990 y 1995, trabajó para la policía comunista entre 1970 y 1976.
Kaminski reveló que los documentos que prueban esta relación fueron incautados a la familia del último ministro del Interior del régimen comunista, Czeslaw Kiszczak. Añadió que los informes son auténticos y confirman que Walesa fue informante de los servicios secretos (SB). El director del IPN, una institución encargada de investigar los crímenes cometidos durante la ocupación nazi y el régimen comunista, dijo que entre los papeles disponibles se encuentra la firma de Walesa como “Bolek”, además de una confirmación de un pago.
Walesa, héroe de la lucha contra el comunismo en Polonia, admitió en el pasado la firma bajo presión de un compromiso para convertirse en informador de los servicios secretos, pero ha insistido en que nunca actuó como tal ni recibió dinero de los SB. Algunos historiadores, como Piotr Gontarczyki y Slawomir Cenckiewicz, ya habían sostenido que el líder de Solidaridad fue espía. Estos documentos confirmarían esas informaciones.
Walesa lo niega
Ambos expertos identificaron a Walesa como “Bolek”, un agente que fue captado en los 70 por los servicios secretos, a los que informó durante algunos años de las actividades subversivas de sus compañeros de los astilleros de Gdansk (norte de Polonia), a cambio de lo cual recibió pagos. Gran parte de las evidencias de que Walesa era “Bolek” se perdieron en los años 90, con la llegada de la democracia, cuando el líder de Solidaridad se convirtió en el primer presidente del país tras la caída del Muro.
Los archivos se conocen después de que la viuda de Kiszczak ofreciese vender al IPN informes de los servicios secretos elaborados durante los años 70, según el Instituto para la Memoria. Por el contrario, la familia de Kiszczak sostiene que el IPN les ofreció dinero por esos documentos tras la muerte de Czeslaw Kiszczak en noviembre del pasado año. En todo caso la ley polaca obliga a entregar este tipo de documentos al Instituto.
Walesa rechazó las acusaciones señalando que “no puede haber ningún material escrito por mí”. Una Corte ya se declaró a favor de Walesa el año 2000, y existen muchas dudas sobre la credibilidad de los documentos de la era comunista, pues muchos piensan que podrían haberse producido falsificaciones para perjudicar a activistas de oposición.
DZC (EFE, dpa, AFP)
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Rebelde, premio Nobel y expresidente
El antiguo líder del sindicato Solidaridad y posteriormente presidente de Polonia consiguió doblegar al comunismo polaco. Lech Walesa ha recibido incontables reconocimientos por sus logros políticos. El 29 de septiembre (de 2013) cumplió 70 años.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Instigador
Cuando en el verano de 1980 se disparó el precio de la carne, se desató una oleada de huelgas por toda Polonia. Walesa, que había trabajado como electricista en un astillero de Gdansk desde 1967 y que había pasado un tiempo en la cárcel por su activismo a favor del sindicalismo libre, estaba fichado por las autoridades. Aún así, el 14 de agosto se convirtió en líder del movimiento Solidaridad.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Solidaridad
Tras ocupar los astilleros de Gdansk, trabajadores de toda Polonia probaron suerte con esta táctica. Walesa era el único que negociaba con el Gobierno en nombre del recientemente fundado sindicato Solidaridad. Esta movimiento de trabajadores, sin parangón hasta entonces, pronto se convirtió en una organización independiente con más de 10 millones de miembros.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Con la bendición de la Iglesia
Tras décadas de gobierno comunista, la mayoría de los polacos seguía manteniendo su fe en la Iglesia católica, resistiéndose a adoptar el ateísmo promovido por el Estado. La influyente Iglesia polaca apoyó desde el principio las movilizaciones obreras. El obispo Henryk Jankowski se codeaba con Walesa, que había sido educado en la fe católica.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Una larga lucha
El 31 de agosto de 1980 concluyeron las huelgas masivas con un acuerdo entre el comité sindical y la delegación de Gobierno. Se pactó el derecho legal a la huelga, la fundación de un sindicato independiente, mejoras en el sistema social y la liberación de prisioneros políticos. En noviembre, un tribunal de Varsovia legalizó el movimiento Solidaridad.
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De líder a prisionero
Hasta diciembre de 1981, Walesa dirigió el Comité de Coordinación Nacional de Solidaridad. Cuando, ese mismo mes, el líder del partido comunista y primer ministro Wojciech Jaruzelski decretó la ley marcial, Walesa fue encarcelado durante casi un año en una prisión cercana a la Unión Soviética.
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1983: Premio Nobel de la Paz
En 1982, la revista Time declaró a Walesa como el "hombre del año". Tras esta distinción, llegaron otros reconocimientos. Cuando se anunció a Walesa como destinatario del Nobel de la Paz en 1983, el líder sindicalista pensó que el Gobierno comunista no le dejaría entrar de nuevo en el país si asistía a la ceremonia de entrega. Su esposa y su hijo de 13 años recogieron el Premio en Oslo.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Dona el dinero del Premio Nobel
Cientos de creyentes fueron testigos de cómo Walesa dedicó el Premio Nobel a la Virgen Negra, en la ciudad de Częstochowa, al sur del país, uno de los lugares más importantes de peregrinación de la Iglesia católica. Walesa donó el dinero del galardón sueco a una fundación de ayuda a los necesitados.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Pulso al Gobierno
En 1983, Walesa pidió permiso para volver a los astilleros de Gdansk, pero debió permanecer bajo arresto domiciliario hasta 1987. El movimiento Solidaridad continuó convocando huelgas en minas, astilleros y sector transportes entre 1981 y 1988.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
El Papa
Walesa conoció al papa Juan Pablo por primera vez en julio de 1983, durante una visita del prelado a su país. Ocho años después, Walesa besó la mano del pontífice convertido en el primer presidente de la Polonia postcomunista. Lo hizo mientras sostenía en la mano la primera edición de la Constitución polaca, de 200 años de edad.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Retirarse con dignidad
A finales de 1995, Walesa había perdido el apoyo del pueblo polaco y no fue reelegido presidente. Pero todavía disfrutaba del aprecio del resto del mundo, incluyendo al Dalai Lama, que se arrodilló ante el hombre que logró grandes cambios en Polonia.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Amistad germano-polaca
En Alemania se considera que Walesa allanó el camino de la reunificación. En el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín, Walesa acudió como símbolo de la reconciliación entre Polonia y Alemania.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Un icono decadente
Hoy día se mira a Lech Walesa con actitud crítica, entre otras razones, por sus declaraciones discriminatorias contra los homosexuales. Una película del famoso director Andrzej Wajda, proyectada este año en el Festival de Venecia, presenta al exlíder no exento de defectos.
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Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Multitud de reconocimientos
El camino de Lech Walesa desde electricista a premio Nobel y presidente de Polonia ha sido largo. Actualmente cuenta con doctorados honoríficos y distinciones. Puede echar la vista atrás y recordar cuando, hace más de tres décadas, lideró a quienes buscaban un cambio político en Polonia.
Autor: Sabine Peschel