Ya en 2019, los bosques y pastizales de Bolivia fueron diezmados por feroces incendios. Entonces se quemaron unos 5,9 millones de hectáreas. En lo que va de 2024, ha ardido una superficie de 6,9 millones de hectáreas, equivalente casi al tamaño de Irlanda. Especialmente la pérdida de selva tropical en la región amazónica está provocando nuevas sequías y olas de calor. Además del cambio climático, que prolonga las estaciones secas, muchos de los incendios son causados por agricultores bolivianos con el fin de obtener nuevas tierras de cultivo. Algunos lo hacen por necesidad económica y no son conscientes de las consecuencias de sus actos. Otros incendian zonas que no les pertenecen para utilizarlas o extraer ilegalmente materias primas. Y el gobierno boliviano fomenta esta práctica mediante leyes laxas y programas de apoyo a la agricultura.